lunes, 24 de octubre de 2011

Medios y Fines en la Filosofía del Software Libre

Por Alfredo Calderón Correo: acalderon@puce.edu.ec

Si no es la tecnología el origen de los problemas que han aparecido vinculados al desarrollo tecnológico, ¿qué los ha generado? Habría que buscar un cambio básico de actitudes y de ideas sobre el papel y lugar de la tecnología en la vida de los seres humanos. ¿Qué originó este cambio? Está claro que no ha sido generado sólo por el desarrollo tecnológico. En China se inventó la imprenta varios siglos antes que Gutenberg, y ello no influyó de modo importante en su cultura, a diferencia de lo que ocurrió en Europa. Además del desarrollo tecnológico se debe señalar una cierta mentalidad que llevaría a una modificación en la manera de entender la tecnología. Las primeras expresiones de esta mentalidad en Occidente, se descubren hacia el siglo XVII, se podría mencionar de manera especial a Francis Bacon, con su utopía tecnológica. A partir de entonces irá creciendo esta tendencia que desembocará finalmente en una aproximación muy difundida hoy en día, y que puede llamarse "mentalidad tecnocéntrica".

Esta mentalidad lleva a que todo sea juzgado y valorado de acuerdo a la manera como funciona la tecnología. Con ello las preguntas por la verdad, por el bien y por la belleza aparecen como irrelevantes. Se produce entonces una absolutización de la actividad productiva que conduce a que se pierda el sentido de los fines, a partir de la perversión de los medios. Lo que sucede entonces es que se da a un mismo tiempo la apariencia de una máxima perfección de los medios y una máxima confusión de los fines. En realidad, los fines desaparecen y los medios -ahora tecnológicos- se convierten en los nuevos objetivos (razón instrumental). Para quienes asumen esta perspectiva, la gran meta residiría en rehacer el mundo a la medida de la racionalidad tecnológica. La utopía tecnológica se presenta entonces como el gran horizonte a partir del cual todo se reordena.

La mentalidad tecnologista ha encontrado el caldo de cultivo ideal en el debilitamiento de una perspectiva ética, que se viene dando en el mundo actual. En los países del llamado Occidente se suma al proceso de descomposición y se convierte en uno de los factores que generan el clima relativista y funcional que ha venido ganando terreno en estos tiempos. Se descubre tanto detrás de la ideología neo-liberal como de los neo-marxistas y se embarca en las aguas del “New Age”. Se ha expandido mucho en las sociedades desarrolladas de Occidente y está siendo exportada al resto del planeta.

Desde la mentalidad tecnologista, la pregunta por la naturaleza de la persona y de ahí por sus fines últimos, es marginada en favor de una aproximación acorde con la actividad tecnológica. El ser humano se convierte en algo sustituible (es un recurso), como son sustituibles todos los medios tecnológicos, que también son recursos. Es claro que la persona puede ser útil de muchas maneras que no ofenden su dignidad. Pero también debe ser claro que no puede ser reducida a un mero "ser-útil". Cuando esto ocurre -y está ocurriendo hoy en día- su "valor" sólo existiría en tanto tiene alguna utilidad con relación a algún proceso, programa u objetivo. Como señala Georges Cottier[1], este hombre "se concibe a sí mismo y a la sociedad como objetos técnicos. Pierde de vista los fines, porque se anula en la potencia de los medios que se vuelven fines en sí mismos, manifestaciones del propio poderío".

Podría darse entonces la “cosificación de la persona”, donde el hombre deja de ser él mismo, humano, persona; para ser un simple medio o instrumento, al mismo nivel o categoría de las cosas, esto se da en dos planos:

1. Relaciones de trabajo: El trabajador es un instrumento que sirve en la manera en que produce, por lo tanto hay que medir a las personas su producción en función de su honorario. Su condición de vida está sometido a la plusvalía. Se generan condiciones de trabajo que convierten al hombre en un medio, que terminan esclavizándolo a estas condiciones.

2. Relaciones humanas: Los intereses sociales y económicos se mezclan con los sentimientos y los afectos, esto lleva a crear una compleja red de apariencias en donde predomina la ostentación y el poder. La relación está mediatizada por el interés y la utilidad (se pierden los principios), ya que el “otro”, el cual puede ser un “amigo”, es un medio para el negocio y la influencia. Se valora a los “otros” en función de su dinero y poderío social, lo que lleva a implantar un sentido de antivalores, tales como actitudes maquiavélicas (el fin justifica los medios), la hipocresía (la apariencia importa) y la mediocridad (vivir únicamente de la conveniencia).

Es claro que con todo esto se va perdiendo la dignidad de la persona, al tiempo que se reduce su vida a un simple valor instrumental o funcional para la sociedad o los diferentes intereses en juego -cada cual, el Estado o el mercado, o la tecnología misma, lo definen en función de sus metas y programas-. Se comprende así que se pretenda implementar determinadas soluciones técnicas para resolver diversos problemas que aparecen, pero perdiendo al ser humano en el camino.

Es claro que esta perspectiva se ha introducido el desarrollo del software, como todo que hacer humano, y teniendo presente que el “software” es “tecnología” hubiere sido extraño que no se hubiere imbuido de esta polémica. Ya que existen dos corrientes muy marcadas, la primera, materia de la presente tesis, el “software libre”, creada por el ya presentado Richard Stallman y el cual tiene por fin “la libertad del hombre”, y el medio, su conocimiento o contribución mediante un código que lo comparte de manera voluntaria, esta es la forma en que se libera al hombre, para que este pueda crecer a su propia velocidad. Esta racionalidad es conocida como “razón emancipadora”. Por ello la “Filosofía del Software Libre” posee cuatro reglas y nada más, ya que tiene tanto una carga ética como moral.

Varios años después de la aparición del software libre, y visto como una confusión con el nombre (software libre), por el propio Richard Stallman, aparecería el “Open Source” o “Código Abierto”, pero responde a una “realidad” actual analizada en este punto, y es que todo debe ser “productivo” y “pragmático”, de lo contario no vale, tiene que responder a un léxico que llame a los empresarios, y el léxico de ellos es productividad y por que no decirlo, dinero. Los autores del Open Source se dieron cuenta que para generar software de mejor calidad era necesario compartir el código (Catedrales y Bazares), por lo que dijeron que no era importante la libertad en sí, lo importante es “compartir”, es decir, el fin es la productividad, es hacer negocios, no es el hombre en sí mismo, el medio es la compartición del “código fuente”, en otras palabras el medio son las personas, su conocimiento, ya que si no comparten no son productivas y no producen dinero (para que sea productivo debe tener reglas rígidas y claras, por ello tiene diez). Se volvió a confundir los medios y fines.

Como ejemplo, un defensor del software libre frente a un programa de Windows diría: “este software es inmoral, ya que tengo derecho a ver lo que hace en mi computador y no me están dando esta libertad”, un defensor del código abierto diría: “este software es de mala calidad ya que pocas personas han participado de su desarrollo y depende de una sola empresa (Microsoft por ejemplo) para evolucionar”.

Irónicamente la forma de introducir el código abierto en las empresas sea este “software libre” o “código abierto” sin querer caer en redundancias, fue producido por este nuevo vocabulario, ya que no se habla de “ideales” a los empresarios, se los conversa en su propias construcciones, se les habla de productividad, pragmatismo y de negocios, he ahí su éxito.

Tal es el caso de hoy día que para muchos informáticos las palabras “software libre” y “código abierto” son sinónimos, sin saber de estas diferencias. Los dos tienen en común que el código fuente de los programas permanezca abierto. Pero para los que conocen estas diferencias las polémicas son encendidas, por ello se ha tratado de llegar a términos que converjan en las dos tendencias y baje el nivel de discusión, tal es el caso de FLOSS, siglas de “free/libre” y “open source software”, en inglés.



[1]Nacido el 25 de abril de 1922 en Carouge (Suiza) es un suizo cardenal de la Iglesia Católica Romana, República Dominicana, teólogo emérito de la Casa Pontificia. Georges Cottier se unió a la Orden de los Dominicos en 1945 y fue ordenado sacerdote en 1951. Fue profesor en las Universidades de Ginebra y Friburgo. Se convirtió en secretario de la Comisión Teológica Internacional en 1989. Fue nominado al Pro-Teólogo de la Casa Pontificia en 1990. Fue nombrado Arzobispo titular de Tullia en 2003 y consagrado el 20 de octubre de 2003.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Resumen de “Neoliberalismo Y Seudociencia” de Ricardo Gomez

Realizado por Alfredo Calderón Serrano, correo: acalderon@puce.edu.ec

“No hay filosofía valorativamente neutra. Ella se produce siempre en un contexto en el que funciona un determinado sistema de valores”

Con estas palabras inicia Gómez su propuesta, en la que plantea que el sistema económico neoliberal, hoy dominante en nuestro mundo occidental, presupone una concepción de la ciencia, del ser humano, de la sociedad, y de la política funcional a la realización de una sociedad regida por las pautas económicas características de dicho sistema. Esta concepción de la ciencia la de Popper y Hayek, teóricos neoliberales, quienes afirman que la manera correcta de concebir al conocimiento científico es la presupuesta en la concepción neoliberal, por lo tanto oponerse a estas políticas es oponerse a la buena ciencia y por lo tanto una postura irracional.

El propósito del trabajo realizado por Gómez en este libro es “cerrar el camino” a esta respuesta exhibiendo los problemas de la concepción neoliberal de las ciencias en general en su mejor versión, la de Popper.

Empieza preguntándose ¿qué es ciencia?, piensa que es mejor abordarla a través de la respuesta a otras preguntas vinculadas:

¿Cuál es la estructura y contenido de la ciencia?

¿Existe algún método, o métodos, distintivo(s) del conocimiento científico?

¿Qué diferencia a la ciencia de otros discursos y/actividades humanas?

¿Cuál es el objetivo, u objetivos, de la ciencia?

¿Cómo se desarrolla en el tiempo el conocimiento científico?

¿Es la ciencia racional?

En el primer capítulo Gómez intenta desbancar algunos postulados de Popper como por ejemplo:

La decisión de aceptar un determinado enunciado básico es una decisión grupal. Ello involucra la intromisión de ingredientes sociológicos en la postura de Popper, contra su propia y siempre vociferada vocación anti - sociologista, al mismo tiempo mina su pretensión de elaborar una epistemología sin sujeto cognoscente; sujeto que, en este caso, no es un individuo sino una comunidad de investigadores.

O contra la tesis siguiente de Popper, de que una teoría científica todos los enunciados son conjeturas. Desde Kuhn en adelante una de las coincidencias mayores entre los filósofos no estándar de la ciencia, consiste justamente en aceptar que hay ciertos supuestos en cada teoría (paradigma, programa o tradición de investigación) que los investigadores asumen y que no se someten a testeo empírico, sino que por el contrario, tratan de proteger de toda posible dificultad que surja en dicho testeo.

Popper afirma que no basta un único suceso para considerarlo como refutativo; solo cuando ellos se repiten regularmente pueden alcanzar tal valor refutativo. Meras coincidencias no son suficientes; reproductividad y regularidad son condiciones necesarias al respecto. Y la hipótesis o teoría se considera falseada “solo si descubrimos un efecto reproducible que refute al hipótesis o teoría”. Surge entonces el problema acerca de cuándo ha de considerarse a un suceso como realmente reproducible, para Gómez, en esta parte se introduce la “inducción” en la propuesta de Popper, puesto que el hecho de que un suceso se reproduzca regularmente, no es garantía suficiente para que lo siga haciendo en el futuro, a menos que supongamos la validez de un principio como el de uniformidad de la naturaleza (el futuro es semejante al pasado) o alguna versión más reciente de la inducción. “Resulta pues claro que Popper no puede afirmar la supremacía de la refutación sobre la corroboración”

En esta línea continúa Gómez, llegando a afirmar por último, que la refutabilidad, como criterio de demarcación, lleva a la tesis dogmática de que todas las teorías científicas son, en última instancia, enunciados estrictamente universales imposibles de verificar.

Popper adscribe tres concepciones fundamentales del conocimiento humano, que en el caso particular del conocimiento científico resultan ser tres posiciones diferentes sobre el status cognitivo de las teorías científicas:

Teoría

Descripción

Esencialismo

1) Las hipótesis y teorías científicas pretenden alcanzar la verdad del mundo.

2) Ellas usualmente lo logran y nosotros podemos percatarnos de ello.

3) Si esto acontece, hemos alcanzado el conocimiento de la esencia del hecho, es decir las verdades que subyacen a los fenómenos.

Instrumentalismo

Es la postura epistemológica que abjura totalmente de las tres anteriores. Las leyes y teorías científicas son meros instrumentos de predicción; o sea, ellas no son ni verdaderas ni falsas, sino útiles o inútiles herramientas de predicción.

Racionalismo crítico

Se caracteriza por la aceptación de la primera regla del esencialismo (Popper se adhiere a ésta, con la modificación de una aproximación a la verdad). El acercamiento a la verdad se da a través de teorías que van proponiendo explicaciones cada vez más satisfactorias.


Para Popper la ciencia progresa mediante su falsación, es decir, progresa mediante los resultados de falsear a teorías precedentes que fueron propuestas como conjeturas para resolver determinados problemas. Similar al desarrollo Darwiniano. Se olvida Popper, de acuerdo a Gómez, que la ciencia no es meramente parte de la evolución cultural, sino un complejo fenómeno social y cultural.

Gómez demuestra en el capítulo 3, que la concepción Popperiana es una racionalidad instrumental, ya que supone que la verdad es el único fin u objetivo ahistóricamente válido. Es epistemológicamente ingenuo e históricamente falso hacer la verdad el único objetivo de la actividad científica; sólo puede en principio si se elimina toda la dimensión práctica de la actividad científica. Tal postulación olvida el carácter relativo de la distinción medios – fines.

Así uno puede preguntarse qué afirmar cuando las verdades científicas son usadas con propósitos represivos o destructivos. Un fin, desde la perspectiva de Popper, es ahora medio para fines deleznelables. Puede haber medios racionales (por ser instrumentales) para fines irracionales y puede haber fines defendibles como racionales (liberación político – económica) como el uso de la fuerza bruta, el asesinato el rapto, etc. Estos desastres quedan legitimados por una teoría de la racionalidad meramente instrumental.

Apel considera que la racionalidad meramente instrumental imputada a la ciencia como una racionalidad valorativamente neutra, ha tenido como consecuencia que la racionalidad ética haya devenida también obsoleta. La racionalidad instrumental científica, ha llevado en su implementación tecnológica, a una crisis ecológica que requiere de una responsabilidad ética y de la solidaridad humana a escala planetaria.

En el nombre de la neutralidad valorativa, la ciencia y la tecnología sustentada por ella, dicta incluso el sistema de valores, que no es otro que el suyo propio, al dominio de la totalidad de la práctica social, política y económica.

En el último capítulo aquí resumido, Gómez intenta demostrar que Popper no le entendió a Marx, ya que en ningún momento “intentó predecir” por el “método dialéctico” un destino histórico. Que ha de ser alcanzado inexorablemente.

Opinión personal:

El título del libro me dio a entender que la idea que muchos tenemos que la caída del muro de Berlín no se debió al modelo político, sino más bien al desarrollo científico y tecnológico del mundo occidental, es errónea. Pero esta idea, por lo menos en los 4 primeros capítulos, no la destruye, es decir esta hipótesis no ha sido negada, ni afirmada.

Gómez realiza su trabajo a través de una forma minuciosa y esquemática destruir el método de Popper de la ciencia, es decir aquí Popper es el principal actor del libro. Trata de probar que el método propuesto por Popper de la ciencia es el modelo científico asumido por el modelo político del neoliberalismo, y destruyendo a Popper (su modelo) podrá derrumbar el modelo económico. En mi opinión, realiza un esfuerzo minucioso, pero me quedó el sabor que al final no propone de manera explícita un nuevo modelo de la ciencia.

Lo mejor para mí, es su demostración que la concepción Popperiana podría caer en una racionalidad instrumental. La ciencia no se puede desprender hoy en día de sus fines, es decir no debe ser neutra, debe tomar partido, utilizando para ello una “razón emancipadora”.

Por último con respecto a su defensa de Marx del ataque a sus ideas por parte de Popper, pero para ello necesita regresar a las ideas originales de Marx, no a sus interpretaciones.

domingo, 22 de mayo de 2011

Acerca del utopismo y de los intelectuales comprometidos por Francisco Morales 27 de abril de 2011

Los diversos proyectos políticos herederos de la Ilustración del siglo XVIII no son del todo modernos. Mantienen, todos ellos, un arraigo fundamental en la escatología de tipo intramundano propia de la tradición veterotestamentaria. Si bien el cristianismo ofrece una perspectiva de salvación fuera de este mundo (paraíso ultraterrenal), los teólogos cristianos nunca perdieron contacto con el ideal de salvación intramundano heredado del judaísmo: las imágenes de la tierra prometida y del pueblo elegido se mantuvieron siempre relevantes en el entrecruzamiento teórico y práctico de religión y política.

En este sentido, no hay que olvidar que el utopismo del siglo XVI, a la par de la influencia del pensamiento grecorromano antiguo (particularmente del modelo político de La República de Platón, así como de los mitos de la edad de oro), era un movimiento de reformismo cristiano. La planificación de sociedades basadas en una vida de pura virtud cristiana era, finalmente, un proyecto voluntarista de construir, por nuestros propios medios, una sociedad que emulara el Reino de Dios en este mundo. Desde este punto de vista, la influencia del voluntarismo utópico era común a las órdenes religiosas católicas y a las sectas protestantes de los siglos XVI-XVII, sobre todo aquellas que se implantaron en América (del Sur y del Norte) y veían al “Nuevo Mundo” como un lugar alejado de la corrupción de las sociedades europeas y una oportunidad para crear un orden a la vez individual y social acorde con las leyes de Dios.

Las ideologías creadas por intelectuales ilustrados y que toman por asalto a la política europea (y eventualmente mundial) a partir de los siglos XVIII y XIX –sean liberales, socialistas, anarquistas, nacionalistas e incluso conservadoras– son versiones secularizadas y antropocéntricas del proyecto voluntarista de construir el paraíso aquí en la tierra, de edificar, por nuestras propias manos, la tierra prometida y la edad de oro. El mito político moderno fundamental, la revolución, se remite finalmente a este utopismo secularizado; al igual que el utopismo religioso del siglo XVI, la revolución (toda revolución) ya no espera la llegada del salvador mesiánico, sino que construye consciente y reflexivamente el Novus Ordo Seclorum.

Sin embargo, con el avance y radicalización de la modernidad, ha quedado al desnudo la poca factibilidad de las utopías secularizadas (cualquiera sea su versión ideológica), a pesar de su éxito como fundamentos para los programas de los partidos y movimientos políticos (aunque cada vez menos), y como temas generales de comunicación para la política y la moral (en este sentido, no es exacta la idea de “el fin de las ideologías”, aunque tiene algo de verdad). En la modernidad contemporánea está claro que los proyectos políticos ya no pueden unificar a la sociedad en una sola concepción de sentido, y ya no pueden reclamar primacía frente a otro tipo de proyectos. La política, al igual que la moral y la religión, se ven obligadas a convivir y competir como una de tantas perspectivas de sentido y de construcción reflexiva del futuro. La política ya no puede reclamar con éxito el monopolio del sentido, ya no es capaz de erigirse como portavoz de los intereses de la sociedad como tal, por más que continúe viéndose a sí misma de ese modo.

Esto es lo que no llegan a comprender los equivalentes actuales de los teólogos utopistas: los llamados “intelectuales comprometidos”. Aferrados al rol tradicional del profeta (en el sentido veterotestamentario: el moralista oficial escogido por Dios para denunciar la corrupción del pueblo elegido, y especialmente de sus gobernantes, que impide la llegada del Reino), estos intelectuales observan al mundo maniqueamente y asumen que todo aquel que no es “progresista” (como ellos) es “conservador” (o algo peor), lo cual equivale a la postura fundamentalista de “o están conmigo o están contra mí”. Ser un “intelectual comprometido” se ha convertido en uno de los tantos refugios cuasi-religiosos de identidad frente a una sociedad de complejidad e incertidumbre crecientes. Se trata, por supuesto, de un refugio muy sofisticado y, por cierto, sumamente exclusivo, pues es necesario tener acceso a determinado tipo de educación para darse el lujo de encontrar refugio en la identidad de “intelectual comprometido” y poder jactarse de ello ante el común de los pecadores.

domingo, 10 de abril de 2011

Que es Copyleft

Actualmente me encuentro realzizando mi tesis de Maestría llamado "La Filosofía del Software Libre en la Sociedad del Conocimiento", como es obvio no he liberado nada de este contenido, per creo que es bueno ubicar algunos anexos obviamente públicos que
sirven como base para la tesis, aquí va el primero:

Atentamente

Alfredo Calderón

Definición de Copyleft

El copyleft es un implemento de la ley de propiedad intelectual. Es decir, la puesta en práctica de la explotación de la obra, lo mismo que el copyright, pero con condiciones diferentes. Estas condiciones son que el autor de una obra con copyleft permite a los receptores de la misma copiar, distribuir, modificar su obra y crear una derivada No a cambio de un dinero, sino a cambio de que los receptores no pueden impedir esas mismas condiciones a otros ni de la obra original ni de su obra derivada, en el caso de que la realice.


Por ejemplo: un programador de software utiliza parte de otro software para crear una variante de él (ha creado, pues, obra un derivada). Este programador debe entregar su obra derivada a otro programador si se lo pide, y no restringir el uso de la suya. Ese software puede estar a la venta, pero cualquiera puede ponerlo a disposición de otros también gratis.


Origen de los derechos de autor: qué queremos decir cuando decimos ©

El símbolo © ha viajado por el mundo desde la ley norteamericana que lo creó, la Copyright Act que legislaba los derechos de explotación de reimpresión para imprenta en EE. UU. y en la que no se incluía la obra artística. En Europa se creó, tras la Revolución Francesca la Loi du droit d'auteur, que protegía la obra artística. No son términos idénticos, pero de facto sirven para designar lo mismo.


Copyright Act + Loi du droit d'auteur = ©

En conclusión, © ya no es el mero símbolo de derechos de copia, sino de propiedad intelectual y de todos los derechos que se tienen por ella. Esto quiere decir que el copyleft partenece también en sentido al símbolo ©. Por otro lado, el hecho de ser autor confiere, además, el derecho en exclusiva de la explotación de esa obra, o la cesión, bien a sus herederos, bien a sus coetáneos. Es decir, que tras © deje de figurar el autor y figure la persona física o jurídica a quien se le cede esos derechos: El Cesionario.


El significado de © se restringe

El desarrollo de la sociedad de consumo y de la sociedad de la información, ha ido incorporando el resto de derechos. En la actualidad, el autor suele otorgar casi siempre al titular de la licencia un paquete con todos los permisos que la ley contempla: reproducción ©, distribución (D), comunicación pública (CP) y transformación (T).


© = R+D+CP+T


Además, si el autor cede esos derechos al cesionario y sólo a ese cesionario, se añade a © el lema "Todos los derechos reservados". A lo largo del tiempo, todo esto ha terminado produciendo una constricción de significado: "1 obra / 1 copyright. El simple significado de © como derecho de reimpresión ha terminado convirtiéndose en

© = Todos [R+D+CP+T] los derechos reservados [cedidos-en-exclusiva] bajo acuerdo oneroso entre el autor y el cesionario.


Esto hace que popularmente entendamos todo copyright como un copyright "restrictivo", en el sentido de que reduce o limita a límites de lo que cabalmente nos permiten otros conceptos, como la libertad de circulación del conocimiento. Pero la cesión de los derechos que otorga un autor no ha de ser per se restrictiva. Aún así, popularmente entendemos que copyright = copyright restrictivo.


El copyleft en el marco de la Ley de Propiedad Intelectual

El copyleft no actúa fuera de las normas legales, al contrario, actúa a partir de los " derechos morales" del autor y se aloja en la conciencia de éste de compartir el producto de sus ideas aun sin lucro. Muchos autores han optado por términos como el copyleft antes de que existiera como concepto. Es más, la aparición del copyleft viene tanto de las restricciones provocadas por un sistema excesivamente mercantilizado, como de una filosofía de compartir conocimiento, más aún en una sociedad que tiende a organizarse fuera de ese sistema preponderante. Es un movimiento social que intenta construir una sociedad del conocimiento nadando en la sociedad de mercado, pero haciendo pie al mismo tiempo. El espíritu del copyleft es semejante al concepto del movimiento pay it forward, donde no se gana por lo que uno hace por otros, sino por lo que otros hacen por uno.


Copyleft no es antónimo de copyright

El copyleft es un conjunto determinado de condiciones de explotación que un autor concede en su permiso o licencia. Es decir, es exactamente igual que el copyright, solo que los términos de explotación del copyleft no son acuerdos comerciales que impidan la libertades de adquirir el producto intelectual. Copyleft es la versión que hacemos cuando necesitamos que nuestra obra circule por debajo del umbral de las leyes del mercado o incluso al margen de ellas.

El valor del copyleft es que no se contradice con el copyright

El gran problema (para algunos) del copyleft es que deja al margen del juego a las sociedades de gestión de los derechos y pone unos límites al mercado. En términos generales, la licencia de copyleft consiste en un acuerdo de explotación de una obra donde se exige a cualquiera que redistribuya esa obra con o sin cambios dar libertad de copiarla y modificarla manteniendo la atribución del autor. La utilización de un software con licencia copyleft compromete al cesionario a dejar que su software resultante o su reproducción permita de nuevo otras reproducciones o transformaciones, permita de nuevo su desarrollo.

El Copyleft y las sociedades de gestión de derechos de autor.

En todo caso, el copyleft es antónimo de la gestión de las sociedades de derechos de autor, que viven del mercadeo de la propiedad intelectual. Por tanto, si no hay mercadeo, no hay gestión de derechos. El efecto del copyleft es que las sociedades de gestión no intervienen, puesto que ni los autores ni sus destinatarios cobran derechos de autor, sino, en todo caso, unos honorarios en líneas de negocio que no son la propiedad intelectual, como el soporte técnico, el asesoramiento, etc.


Al contrario de lo que puede parecer, la LPI no obliga a que el autor y el cesionario acuerden un "contrato oneroso". Es decir, el autor, en su derecho moral, decide en qué términos será divulgada la obra. Esto quiere decir que cualquier autor, con la LPI en la mano, tiene todo el derecho de acordar con el cesionario los términos de explotación y convenir que ni percibirá dinero, ni cederá en exclusiva ni impedirá que el cesionario modifique la obra. Y no es necesario tipificar el copyleft para que esto suceda, porque los términos de ese concepto ya están recogidos en los derechos morales del autor de la LPI. Como del mismo modo nadie encontrará en nuestra ley la obligación de un contrato del tipo copyright.


Métodos genéricos de aplicar copyleft a un programa informático
Para ofrecer el software a la comunidad en condición de copyleft, se ha de distribuir junto a una licencia que estipule unos derechos y obligaciones del que pretenda ser cesionario de su explotación:


Derechos:

-Usar el software sin ninguna limitación.

-Distribuir cuantas copias desee.

-Transformarlo de la manera que crea conveniente.


Obligaciones:
-Asegurar esas mismas condiciones de uso para el software derivado (Ofrecer documentación cabal sobre el software derivado (especificaciones, manuales, tutoriales…).

-Asegurar que la licencia del software derivado no puede ser revocada.

-Facilitar el código fuente del software derivado.


El modelo de copyleft se encuadran en la ley sin mayores dificultades en el ámbito de "obra derivada", pero los co-autores han de renunciar a tener los derechos en exclusiva de esa obra derivada. Es decir, han de respetar las condiciones por las que pudieron obtener ese software. Ninguno de estos términos contradice la ley, ya que ésta marca unas reglas siempre por debajo del derecho moral de los autores a determinar lo que les parezca oportuno.