lunes, 9 de marzo de 2009

Vision de Pio Jaramillo del Indio Ecuatoriano

Por: Luciano Almeida y Alfredo Calderón

CONTENIDO
1. Biografía
2. Donde estamos ubicados
3. El Indigenismo
3.1. Introducción
3.2. Visión antropológica
3.3. El Indigenismo según Pío Jaramillo Alvarado
3.4. Resumen de: “El Indio Ecuatoriano”
4. Contexto histórico
5. Contexto Filosófico
5.1. Construcción del sujeto histórico – Carlos Paladines
5.2. El Indígena como valioso – Carlos Paladines
5.3. Aspectos de la Filosofía del Indio – Leonidas Proaño
6. El Indianismo
6.1. Discurso indianista
6.2 CISA Consejo Indio de Sud América
6.3 El Etnodesarrollo
7. Reconocimiento de las Naciones Unidas
8. Conclusiones

Bibliografía


1. BIOGRAFÍA

PIO JARAMILLO ALVARADO, DOCTOR EN ECUATORIANIDADES.- Nació en Loja el 17 de Mayo de 1.884 en la casa de su abuela Barbara Ochoa ubicada en la calle Real, hoy Bolívar. Hijo legítimo de José Pío Jaramillo Ochoa y Zoila Pacífica Alvarado Cueva, lojanos.
Recibió las primeras letras de su madre, estudió la primaria en la escuela fiscal "Miguel Riofrio" y la secundaria en el "Bernardo Valdivieso" donde fundó el "Grupo Alba" y su órgano de publicidad "El Iris", haciendo sus primeros ensayos literarios con varios compañeros generacionales.
En Julio de 1.905 se graduó de Bachiller en Filosofía. Enseguida pasó a la Facultad de Jurisprudencia y el 26 de Diciembre de 1.906 obtuvo la licenciatura en "Ciencias Públicas. Entonces ocupó la presidencia del Liceo Bernardo Valdivieso y en la revista "El Fénix" publicó ensayos desde 1.907 hasta 1.910.

Para el conflicto con el Perú arengó a las tropas que marchaban a Macaray en emocionante acto de patriotismo se desprendió de su reloj de oro -regalo de su madre cuando el bachillerato- y lo entregó al Comandante Villareal, del batallón que se despedía, "para que cuente y anote las horas del triunfo de la Patria", gesto que ya revelaba su carácter franco, patriótico, abierto e impulsivo.
Ese año editó el semanario "El Oriente" con intereses generales, literatura e información, para dar a conocer a sus comprovincianos el proyecto del ferrocarril transamazónico que uniría Puerto Bolívar, Loja y Zamora con el río Marañón y en el periódico "La Defensa Nacional" de Quito publicó su estudio "Por Zamora al Marañón"

El 9 de Enero de 1.911 se doctoró en Jurisprudencia. El 8 de Marzo siguiente se matriculó de abogado en la Corte Superior de Justicia de Loja y fue designado Secretario- Relator de ese tribunal.

Era gran lector que acostumbraba "examinar la realidad nacional con espíritu investigador, buscando las causas del fracaso de la revolución liberal en la falla de la estructura socioeconómica, inspirándose en un gran amor a la Patria, amor de historiadores". Ese año publicó en el semanario político lojano "El Voto Popular" la biografía de Manuel Carrión y Pinzano, fue electo Diputado por Loja, concurrió al Congreso y formó parte del bloque gobiernista. Eran los tiempos del general Leonidas Plaza Gutiérrez.

En 1.913 fue designado profesor de Castellano del Instituto "Mejía", editó su primer trabajo "El Ecuador y el Canal de Panamá" en 39 págs. ingresó a la Sociedad Jurídico- Literaria y comenzó a escribir para los periódicos del país bajo el seudónimo de "Plácido Ximénez". Sus colaboraciones aparecían en "El Oriente" y "El Municipio Lojano" de Loja, "El Fénix" de Riobamba, "El Telégrafo", "El Guante", "El Nacional"" y "Diario Ilustrado" de Guayaquil y "El Comercio", "La Prensa", "La Nación" y "El Día" de Quito. Entonces presentó su memorandum al Presidente Leonidas Plaza planteando la realización de los estudios para llevar a cabo el ferrocarril transamazónico que uniría el Pacífico y el Atlántico a través de Loja, el Oro, el oriente ecuatoriano y la amazonía brasilera, pero no logró despertar otro interés que el puramente científico y se adujo entonces y se repitió después, que siendo buena la idea, era impracticable en la realidad por falta de disponibilidades económicas.

El 13 de Diciembre de 1.913 fue designado Gobernador de Loja y "regresó a la tierra natal con las gallardías de una juventud inteligente y fervorosa. Se hallaba en el filo de sus treinta años y era dueño de todas las curiosidades, de todas las iniciativas."

Enseguida se puso manos a las obras y comenzó por habilitar la Casa del Gobierno, reparó el Cuartel de Policía, adecuó el local del Protectorado de Señoritas. En 1.915 contrató la construcción de un edificio para el nuevo Hospital, ayudó a la contratación para la provisión de agua potable de la ciudad de Loja con los Ingenieros Enrique de Witt y Norton Pratt, adelantó el camino a la Costa, puso especial atención en mantener caminos y puentes y tampoco descuidó las labores del espíritu, "En su casa, que era en las tardes el remanso espiritual de la ciudad, reunía a los universitarios para hablar de literatura y dar conferencias que no eran otra cosa que anticipos de lecturas y para recitar versos. I así nació Vida Nueva, aquel periódico de literatura y arte."

En 1.915 publicó "Formulario para la formación de sumarios en materia criminal" en 23 págs. y "Reglamento interno de la Policía de Loja" en 8 págs. En 1.916 “Memoria del Hospital de Loja, con el plano, fachada, estatutos y reglamentos de esa casa asistencial” en 69 págs. e "Informe y Renuncia" en 26 págs. cesando en sus funciones el 31 de Agosto, al finalizar el segundo período presidencial del general Leonidas Plaza.

En 1.917 ocupó la posecretaría de la Cámara de Diputados. El 18 fue nuevamente electo diputado por Loja y discutió largamente con Jacinto Jijón y Caamaño sobre la veracidad de la Historia del Reino de Quito del Padre Juan de Velasco, S.J. Allí le tocó defender los mitos y leyendas como fuentes de la historia y mantuvo la tesis de la existencia de un reino o confederación de pueblos cuya capital fue Quito, así como el origen en la península de Santa Elena (Sumpa) de la cultura incásica.

Al concluir las sesiones del Congreso pasó a ocupar una de las Fiscalías y en el Jurado reunido el 6 de Marzo de 1.919, dentro del proceso penal seguido en Quito contra autores, cómplices y encubridores del asesinato de Alfaro y sus tenientes, acusó públicamente a los miembros del gabinete de Carlos Freire Zaldumbide y a varias personas del bajo pueblo quiteño, sin revisar las actuaciones del elemento militar tanto o más culpable que el civil y como el juicio se volvió de carácter político, nunca se llegó a pronunciar sentencia y el crímen quedó en la impunidad; sin embargo, su Alegato, escrito con pasión y en hermosísimo estilo periodístico, ha pasado a la historia ecuatoriana como un modelo de lo que debe ser un ensayo histórico-político.

En 1.920 fue designado Director General del Oriente y exploró las amplias regiones ubicadas entre los ríos Napo y Pastaza, recogiendo dichas experiencias administrativas en una erudita obra que tituló "Ferrocarriles al Oriente", editada ese año, en 178 págs.

En 1.922 publicó en la revista de la Sociedad Jurídico-Literaria de Quito un ensayo crítico sobre la "Literatura Lojana" en 26 págs. Entonces se trenzó en acaloradas discusiones con el Dr. Luis Felipe Borja hijo y con Italo Paviolo, representantes de la Sociedad de Agricultores del Ecuador, propugnando la formación de un partido Social Agrario para realizar cambios fundamentales en la economía agrícola del país. Al mismo tiempo, en Diciembre de ese año, dió a la luz su bellísima obra "El Indio Ecuatoriano" con el subtítulo de "Contribución al estudio de la sociología indoamericana", que dedicó a la juventud liberal de América en 227 págs. calificada como una brillantísima defensa de la raza, del proletariado y de los más débiles. Alegato escrupulosamente escrito, que no ha tenido reprise en el país.

La obra impactó poderosamente en el criterio de la Juventud y convirtió a su autor en el portavoz de quienes llevaron la causa del indio ecuatoriano ante los tribunales de la nación. Allí escribió lo siguiente: "Con la fe del sembrador, sigo echando al voleo la simiente, en los surcos del pensamiento nacional, pues sé que ésta germina y florece".

La publicación de tan importantísimo trabajo coincidió con el movimiento arielista latinoamericano, surgido años atrás en el Uruguay con el escritor José Enrique Rodó y marcó en el Ecuador el principio de la llamada corriente o escuela indigenista, que tanto ha gravitado en la cultura y el arte ecuatoriano, así como en la idiosincrasia de nuestros políticos. "El Indio Ecuatorianos ha conocido hasta la presente cinco ediciones más en 1.925, 36, 54, 79 y 83 y situó a Jaramillo entre los fundadores de la Sociología Ecuatoriana con Alfredo Espinosa Tamayo y Belisario Quevedo. La segúnda edición de 1.925 incluyo un examen preliminar del distinguido escritor Orestes Ferrara.

Angel Felicísimo Rojas ha escrito que "El Indio Ecuatoriano" es un libro erudito que agota la materia y señala la solución pues plantea el problema indígena en su verdadero terreno, el de una modificación substancial que tenga base económica y que liquide al feudalismo. Antes de Pío Jaramillo Alvarado se habían propuesto vagas soluciones sentimentales. Montalvo no daba ninguna. Abelardo Moncayo en su largo alegato "El Concertaje de Indios" denunciaba patéticamente el horror de la explotación que tenía ese nombre y alentaba las esperanzas de que esa monstruosidad terminara. A Jaramillo corresponde la gloria del precursor. Su fórmula Pan, trabajo y libertad económica, continúa vigente.

En 1.923 dió a la luz su ensayo "Don Abelardo Moncayo y su época" en 80 págs. como estudio introductorio al libro "Añoranzas", que contiene varios ensayos críticos de don Abelardo. En dicha introducción atacó al liberalismo ya sin ideales y hasta puramente mercantilista de su tiempo y lo comparó con el heróico y desprendido de los tiempos gloriosos.

Por esos días Luis Napoleón Dillon dictó una conferencia sobre el Liberalismo en el teatro Sucre y denunció la equivocada política nacional del presidente José Luis Tamayo, cuyo gabinete estaba infiltrado de elementos reaccionarios ultramontanos y conservadores. El discurso ocasionó tal impacto político que obligó a reunirse a la Junta Liberal de Pichincha y desde el mes de Abril los diarios "El Día" de Quito y "El Universo" de Guayaquil abrieron rudas campañas para reafirmar las conquistas y los principios doctrinarios liberales radicales en el Ecuador.

Entonces Jaramillo comenzó en "El Día", dentro de una elegancia expositiva que ha hecho de él uno de los más grandes periodistas de nuestra historia, su columna "Aspectos Políticos", que pronto fue buscada y leída con fruición y su seudónimo "Petronio" se hizo famoso. "Una recopilación de dichos artículos salió a la luz bajo el título de "La Doctrina Liberal. Hombres e ideas en el Ecuador".

El 9 de Septiembre se reunió la Asamblea Liberal en Quito y le encargaron la redacción del Programa y los Estatutos, cometidos que cumplió rápido y bien, recibiendo un Voto de Aplauso del directorio liberal. Demás está indicar que dicha Asamblea gozó de una "Justa celebridad por su avanzado programa y las resoluciones que adoptó contra los Estancos y los Monopolios" que acogotaban al sector mayoritario y más pobre de la República.

Parte de la producción periodística de esa agitada época fue recogida en "La Asamblea Liberal y sus aspectos políticos" en 369 págs que dedicó al Dr. Julio E. Moreno, libro que está considerado importantísimo para el conocimiento de la situación política de ese momento. Ataque rudo al nacionalismo o intento de fusión de los partidos por juzgarlo un retroceso ideológico, simple maniobra para fortalecer a un régimen y a un sistema de gobierno declinantes, con la colaboración de elementos conservadores.

Cuando en Agosto del 24 ascendió al poder el Presidente Gonzalo S. Córdova, le fue propuesto el Ministerio de Gobierno, que aceptó con la esperanza de lograr algunos cambios positivos para el país y aunque se desempeñó durante varios meses, finalmente tuvo que renunciar, cuando el presidente no dió importancia a sus reiteradas denuncias sobre una conspiración en marcha, que estalló en Guayaquil y en Quito el 9 de Julio siguiente y dió al traste con el régimen. Entonces combatió por la prensa a la revolución Juliana con la pasión que sabía poner en todos sus actos.
En 1.926 el nuevo dictador Isidro Ayora lo desterró a Panamá, donde residió varios meses. A su regreso volvió a escribir en "El Día" manifestando que "el conservadorismo y el liberalismo ya nada tenían que ofrecer a la nación sino su pasado ya extinguido" y siguió obstinadamente argumentando en favor de una acción radical, socialista y nacional desde su sitial de intelectual doctrinario y hasta formó parte de la Liga Antiimperialista que se fundó en Quito para combatir al fascismo que ya comenzaba a irrumpir en América.

Los escritos de "Petronio" deben ser dados nuevamente a la publicidad pues bien se lo merecen, porque solo se han reunido unos pocos en "La Crisis del Liberalismo. Aspectos Políticos" y en otras dos obras más, pero están inéditos los más. “Todos son vivos testimonios de contenido histórico contemporáneo contra el caudillaje y las dictaduras, singularmente la de la época Juliana, y de defensa indeclinable de la libertad y la democracia, en los momentos culminantes de desorientación política y de anarquía militarista".

En 1.927 con motivo el escándalo internacional suscitado al conocerse el tratado secreto Salomón Lozano por el que Colombia cedía al Perú nuestros territorios del río Putumayo, editó "Los Tratados con Colombia" en 12 págs "Blasones de Loja", "En Defensa de Rocafuerte" en 23 págs, donde estudió las consecuencias de la quiebra de la Casa Bancaria Goldmit Política Tropical" con un estudio preliminar de la dictadura del Libertador Bolívar en 1.826 en 66 págs. Y "Don Antonio Borrero" que apareció como artículo en la revista de la Jurídico- Literaria.

En 1.928 le correspondió el honor de inaugurar la estatua de Alfaro en Quito y con tal motivo publicó su Acusación Fiscal "La Victimación del General Eloy Alfaro y sus tenientes" en 33 págs.
En 1.929 fue designado Profesor de Derecho Político y Administrativo de la Universidad Central y el gobierno lo envió de Ministro Consejero al Perú en desagravio a pasadas injurias. Allí permaneció hasta 1.930.

El 31 ascendió al decanato de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central y el Grupo América de Quito lo eligió socio activo. A mediados de septiembre la Asamblea Liberal “hizo una invitación especial a los socialistas, porque se conceptuaba que dentro de la ideología liberal ellos tenían aceptación", a fin de tratar sobre la formación del partido Radical-Socialista. Jaramillo estuvo entre los redactores de los estatutos del nuevo partido, pero esa posición no prosperó y en una siguiente sesión se declaró que los estatutos vigentes eran los del Partido Liberal. De todas maneras se unificaron las fuerzas aunque únicamente con fines electorales y marcharon unidos en apoyo a la candidatura de Modesto Larrea Jijón, que perdió frente al conservador Neptalí Bonifáz Ascázubi.

Pío Jaramillo luchó siempre por un socialismo autóctono y nacional que fuera radical en sus todos pero no lo logró. En ese aspecto su pensamiento se adelantó a los acontecimientos del convivir nacional.

En 1.932 fue electo miembro de la Junta Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores y pronunció un discurso en el Centenario del nacimiento de Juan Montalvo, publicado como "Montalvo político" en 22 págs.

En 1.934 dió a la luz "Estudios Históricos, ensayos sobre la vida interna e internacional de la República" en 585 págs. la segunda edición apareció en 1.960 en 449 págs. y contiene los siguientes trabajos: 1) La Revolución del 10 de Agosto de 1.809, 2) Las Dictaduras de Bolívar, 3) Caudillos y Dictadores, 4) En defensa de Rocafuerte, 5) Montalvo político, 6) El General Eloy Alfaro, 7) La victimación del General Alfaro y sus tenientes, 8) Don Abelardo Moncayo y su época, 9) Resumen histórico del régimen constitucional ecuatoriano, 10) Ubicación histórica del Marañón, 11) Los Tratados con Colombia, y 12) Síntesis de la nacionalidad ecuatoriana y defensa de su territorio.

En 1.936 ocupó por segunda vez el decanato de Jurisprudencia y editó “Tierras de Oriente" en 519 págs. "Del Agro ecuatoriano" en 348 págs. ensayos que le muestran patriota y estilista y los folletos "Atahualpa creador de la nacionalidad ecuatoriana" en 70 págs. y "El nuevo Tahuantinsuyo" en 5 págs.

Ya era padre natural de una niña y como solterón gustaba de los escarceos y aventuras románticas que compartía con un grupo de comprovincianos entre los que se encontraban Juventino Arias y Pablo Palacio, con quienes solía intercambiar amigas. El 37 enfermó de lúes, le recetaron inyecciones de Salvarsan y por prescripción médica viajó a la costa.

Instalado en Guayaquil, alquiló un departamento esquinero en el primer piso de un edificio de madera en Sucre y Chile, donde solía recibir. Entre 1.938 y el 43 fue profesor de Derecho Territorial en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil.

El 38 editó "La entrevista de Guayaquil y su secreto", con la que inició una serie sobre dicho controversial tema. Igualmente pronunció una conferencia en la U. sobre "El Nuevo Concepto del Estado" que publicó en 44 págs. y dió a la luz su obra magna, suma de sus conocimientos y oportunísima como todo lo suyo, pues siempre tuvo el sentido de la oportunidad: “La Presidencia de Quito. Alegato histórico- jurídico sobre nuestra nacionalidad” en dos tomos de 508 y 546 págs. trabajo escrito años atrás y que fuera presentado en Washington con motivo de las discusiones limítrofes que se llevaban a cabo bajo el nombre de Fórmula Mixta.

Jaramillo fundamentó su argumentación en "Las raíces más antiguas del país, que prueban la alta cuna de la estirpe ecuatoriana". La obra ha sido considerada unánimemente como un monumento a la sabiduría y al patriotismo, analiza nuestra historia territorial y nuestros derechos.

En 1.939 editó "Síntesis Histórica- Jurídica de la nacionalidad ecuatoriana y de su defensa territorial" en 60 págs.

El 40 presidió la delegación ecuatoriana que asistió al Congreso indigenista reunido en Pascuaro, México, y publicó “El régimen totalitario en América, Democracia o Fascismo" en 148 págs. que vió una segunda edición en 1.962.

En 1.941 salió Sucre y Lamar en la iniciación de la República" y en “El Telégrafo” escribió una relación cronológica y documentada de los acontecimientos producidos por la invasión peruana y la tituló "La Guerra de conquista en América", republicada el 42 por la U. de Guayaquil en 436 págs. y 4 mapas; y en el suplemento de la revista del Vicente Rocafuerte salió “Ecuador es nación amazónica” en 23 págs.

Por esas patrióticas iniciativas el "Instituto Ecuatoriano de Estudios Amazónicos" lo premió designándole Miembro de Número y en 1.942 el "Centro de Investigaciones Históricas de Guayaquil" lo recibió en su seno. Era, lo que se dice, un escritor que combatía las injusticias vinieren de donde vinieren.

En 1.943, regresó a Quito y el 44 dió a la luz "Personalidad histórica de Atahualpa". El 45 "La Nueva Grancolombia" en 15 págs. E1 46 fue designado Vicepresidente del directorio de la matriz de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, institución que atravesaba una gloriosa edad de oro y era la rectora del pensamiento y la cultura nacional. También editó "La Universidad norteamericana en función de la cultura democrática" en 31 págs. con notas e impresiones al vuelo de un viaje realizado a ese país como invitado especial del Departamento de Estado. I en México presentó un informe sobre la "Situación del indigenismo en el continente" en 4 págs.

En 1.947 publicó "La Cultura Indígena Quiteña" en 11 págs. "La Nación quiteña, perfil biográfico de una cultura" en 197 págs. cuya segunda edición apareció en 1.958 y que se complementó con sus Estudios.

En 1.948 fue delegado del Ecuador a la IX Conferencia Interamericana celebrada en Bogotá y le eligieron presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, al finalizar sus labores presentó una Memoria en 128 págs.

En 1.950 entró en polémicas con la secretaria de la Embajada de Panamá que había atribuido al Hermano Hernando de la Cruz los cuadros de los profetas que están en la iglesia de la Compañía. Sus dos artículos refutando tal aserto salieron en "El Comercio" de Quito y fueron impresos en un volumen de 99 págs titulado "Examen crítico sobre los Profetas de Gorívar". También editó "El Gran Mariscal José de Lamar, su posición histórica" en 93 págs.

En 1.952 fue electo Presidente de la IV Conferencia Latinoamericana de Organizaciones no gubernamentales celebrada en Quito y publicó "El Secreto de Guayaquil en la entrevista de Bolívar y San Martín" en 113 págs. ensayo que resumió sus trabajos anteriores sobre dicho tema- completados a la luz de nuevos documentos.
En 1.953 salió "Derecho Público Interno, texto sobre el Estado y su significación" en 580 págs. demostrando una vez más que era el primer ensayista del país y que podía opinar con ciencia y a cabalidad sobre los temas mas discímiles.

En 1.955 fundó y fue primer presidente del Instituto Indigenista del Ecuador y editó "Historia de Loja y su Provincia" en 445 págs. con un hermosísimo prólogo de Benjamín Carrión, libro que ha visto tres ediciones. Esta fue su última publicación importante, tenía 71 años de edad.

Ese año fue designado "Doctor en Ecuatorianidades" por el Consejo Provincial de Loja, título que le había concedido en feliz y acertada inspiración el ilustre escritor José de la Cuadra, en la década de los años 30.

En 1.956 editó "La realidad indígena de América" en l0 págs. "Ubicación Histórica del descubrimiento y conquista del Marañón y Amazonas" en 18 págs. y "Resumen histórico del Derecho Constitucional Ecuatoriano" en 77 págs.

En 1.957 recibió una Medalla de Oro del Congreso de Sociología reunido en Cuenca. El 59 fue electo Miembro de la Academia de Derecho Internacional y como separata publicó "La Revolución del 10 de Agosto de 1.809" con apuntamientos para su estudio en 36 págs. En 1.960 le propusieron el rectorado de la Universidad de Loja pero no aceptó.

En 1.964 dió a la luz "Las Provincias Orientales del Ecuador" y recibió el homenaje nacional que le organizó el Grupo América de Quito por cumplir 80 años de edad.

El gobierno nacional le confirió la Orden Nacional al Mérito y entonces se dijo que "el buen viejo era el campeón de los Derechos del hombre común entre los hombres y de la Soberanía del Ecuador entre las naciones. Ninguno más digno de ocupar la presidencia de la República que él”.

En 1.966 el Partido Liberal le otorgó la Medalla de la Lealtad Doctrinaria por su permanente defensa del ideal liberal y por su inquebrantable fe en el triunfo de la democracia ecuatoriana, surgida al rescoldo de las conquistas alcanzadas a través de la gloriosa revolución del 5 de Junio de 1.895. Vivía en una casita propia - modesta, limpia y llena de libros, a la que invariablemente concurrían sus alumnos y amigos, a quienes atendía y aconsejaba con cariño y sencillez. Los domingos se hacía preparar platos lojanos que saboreaba con algunos paisanos en jolgorios casi familiares y de sano esparcimiento. Entonces, sintiéndose viejo, decidió regresar a su Loja natal, a vivir otra vez entre los suyos y a meditar en los altos e indeclinables destinos del país.

Retirado a su finca de "El Prado", disfrutando del acogedor clima y del verdor del paisaje del valle del Malacatos, fue súbitamente aquejado de una grave dolencia, le condujeron a una clínica donde posiblemente le perforaron la vejiga al colocarle una sonda. Esta calamidad hizo que empeorara su estado general y requirió de tratamiento quirúrgico en la clínica San Agustín el 24 de Julio de 1.968, pero su corazón no resistió y dejó de latir en la mesa de operación.

Tenía 82 años de edad. Dejó un hijo no reconocido, una hija y varios nietos en ella. Esta última había nacido de una hermosa campesina macareña vendedora de comida en el mercado de San Sebastián, que luego contrajo matrimonio con un militar de notoria actuación en la dictadura del General Enríquez Gallo el 37-38.

También quedaron algunas de sus obras inéditas, entre las que se conecen "Reflexiones sobre el problema limítrofe" y "Documentos relativos a la historia de Loja". Su Biblioteca y Archivo fueron vendidos a la U. de Loja y por testamento legó su casa donde nació, para que allí se instale un colegio de niñas con el nombre de su progenitora.

Bajo de estatura, trigueño, rollizo, de pelo negro y después blanco plateado, ojos vivaces y pequeños, voz apagada pero armoniosa, talento polifacético y genial.

Defendió a la nación y combatió con la pluma por sus derechos territoriales. Amó al indio y a las regiones orientales del país, así como a su ciudad y provincia natales. Fue escritor de altas miras, periodista de resonancia nacional, historiador notable y fecundo. Quizo para la Patria mejores días y luchó incansablemente por ellos. Por eso se le considera uno de los más importantes ecuatorianos de todos los tiempos, aunque como bien lo ha anotado Hernán Rodríguez Castelo, anque escribía con gran facilidad y notable belleza, ni tuvo estilo literario ni luchó por tenerlo, pues su misión fue muy distinta en la vida. No escribía para recrear sino para denunciar y exponer los más tensos problemas de la nacionalidad ecuatoriana, que ayudó tan intensamente a formar.

2. DONDE ESTAMOS UBICADOS

Crítica social: La crítica social es la crítica de una sociedad, a menudo definida en los términos de la crítica, ya sea del todo o, por lo menos, de aspectos substantivos de esta.

Esa crítica típicamente se hace sobre una base radical, pero el término no es excluyente. Se ha argumentado que toda crítica social implica una idea de la felicidad o desarrollo humano, junto a una idea de deber ser: de como una sociedad debería organizarse o sus miembros deberían comportarse a fin de lograr esa felicidad o desarrollo del potencial humano.

Académicamente, se entiende que el término se refiere al uso de principios o esquemas conceptuales o teóricos para analizar y explicar las estructuras sociales. Algunos consideran que es una rama de la sociología pero los que practican la crítica social generalmente consideran que la actividad es inherentemente interdisciplinaria, en una mano nutriéndose y en la otra contribuyendo a disciplinas tales como la antropología, economía, filosofía, historia, lingüística, sociología, teología, etc. produciendo, por ejemplo, disciplinas tales como la psicología crítica. Desde este punto de vista se puede considerar que crítica social es el puente conceptual entre los conceptos, igualmente imprecisos, de filosofía social; sociología y las ciencias políticas.

Tomando en cuenta esas consideraciones es que en Inglaterra se habla de "Crítica Cultural" (Cultural critic) o "Estudios culturales" (Cultural Studies) o sociocultural o estudios culturales. En EEUU; y algunos países de América Latina, por ejemplo, Puerto Rico; se ha popularizado Teoría social (Social theory) termino que se esta extendiendo a Alemania (Kulturtheorie o Sozialtheorie) donde esta reemplazando al más tradicional "Gesellschaftskritik" o simplemente "Kritik" (ver por ejemplo Analyse & Kritik: Zeitschrift für Sozialtheorie) En francés "La Critique sociale" tiene una tradición y reconocimiento bastante largo, debido a la existencia en los 1930 de una revista con ese nombre.

Desarrollo histórico: Como se ha notado, la crítica social es una actividad fuertemente influida por, entre otras, percepciones filosóficas, morales, religiosas y sociales. Es difícil por tanto ofrecer una tipología de las aproximaciones que sea generalmente satisfactoria y objetiva. Sin embargo, y sin pretensiones de ofrecer algo más que una introducción a una visión general, y notando que en la práctica estas visiones a menudo comparten raíces y se nutren entre ellas mismas, parece posible, a rasgos generales diferenciar tres grandes momentos en su desarrollo.
Se puede alegar que desde los comienzos de la sociedad ha existido una crítica. Esa crítica parece haber sido marcadamente filosófica (por ejemplo. La República de Platón) religiosa (ver, por ejemplo, apologética), utópica o literaria (por ejemplo, la sátira) Sin embargo, y hacia fines de ese periodo se empieza a usar métodos más sofisticados a fin de tratar de entender la sociedad, por un lado buscando maneras de integrar las nuevas percepciones del humanismo con la ideología dominante (ver por ejemplo, Escuela de Salamanca) y por el otro, encontrar las raíces, causas, leyes que gobiernan, ya sea el desarrollo de la historia o los factores de la naturaleza humana (tales como el interés propio, el uso de la razón, la cooperación, etc) que influyen o determinan las formas que las sociedades adoptan (ver, por ejemplo: Spinoza).

Ese movimiento hacia una "explicacion racional" se concretiza en un segundo momento que se puede alegar empieza con Kant. A partir de el, durante la mayor parte del siglo XIX y hasta la primera mitad del siglo XX la crítica estaba dominada por aproximaciones racionalistas características del llamado Siglo de las luces y modernismo (ver).

Generalmente se considera que un momento importante de esta nueva aproximacion se produce con el trabajo de Hegel, quien introdujo un sistema para entender la historia de la filosofía y el mundo mismo, llamado a menudo “dialéctica”: una progresión en la que cada movimiento sucesivo surge como solución de las contradicciones inherentes al movimiento anterior, dando así comienzo a las llamadas escuelas criticas (aunque el termino mismo se deriva de la critica kantiana).

La otra gran vertiente de la época fue constituida por el naturalismo empiricista y el Positivismo (ver Locke y Montesquieu).

De estas visiones se derivan el liberalismo, el contractualismo, el socialismo (especialmente el marxismo, la Teoría crítica de la escuela de Frankfurt y el socialismo democrático). Además, el cooperativismo; mutualismo; anarquismo, etc.

Sin embargo aun en aquella época había escuelas que buscaban complementar o reemplazar el uso de la razón con aspectos que van más allá que ella, Por ejemplo, críticas moralistas (basadas en el cristianismo, tales como la Doctrina Social de la Iglesia); esteticistas (ver, por ejemplo, revolución cultural; naturalismo; Simbolismo y Modernismo (literatura en español)) o psicológicas, por ejemplo, el existencialismo. Conviene también mencionar la Escuela Austríaca de Economía.

Un tercer momento se hace notar en la segunda mitad del siglo XX. Especialmente a partir de la década del setenta de ese siglo y posiblemente correspondiendo a desarrollos académicos relacionados con problemas en las fundaciones de la consistencia lógica (ver Teorema de la incompletitud de Gödel; Wittgenstein; Derrida y postmodernismo) y socio políticos más amplios (ver contracultura; Mayo del 68; Frantz Fanon; Nueva izquierda y Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos) las grandes teorías unificantes dejan de tener el papel dominante y son complementadas con teorías que podrían ser llamadas sectoriales, que buscan dar una voz a los directamente afectados por formas concretas de discriminación sin pretensiones explicitas de explicar científicamente el mundo.

Notables entre esas teorías sectoriales, se cuentan la teoría de la Negritud, el panafricanismo las teorías del poscolonialismo, el feminismo, la Teoría Queer, las teorías del Indigenismo, el regionalismo, etc.

Sin embargo, eso no significa que las teorías generales o unificantes han desaparecido. En adición a las que ya se han mencionado, tenemos por ejemplo las que, aceptando la diversidad de posiciones, buscan promover una visión y acción común: por ejemplo, las teorías de las llamadas "prácticas de resistencia" y la Democracia social. Además, existen las que son declaradamente universalistas, tales como el ecologismo, los movimientos en favor de los derechos humanos; la Teología de la Liberación, De especial importancia a principios del siglo XXI, en que se han constituidos en factores aglutinantes para muchas de las otros visiones, son tanto la globalización como la Antiglobalización.

3. EL INDIGENISMO

3.1. Introducción

Que es: El indigenismo es una corriente cultural, política y antropológica concentrada en el estudio y valoración de las culturas indígenas, y cuestionamiento de los mecanismos de discriminación y etnocentrismo en perjuicio de los pueblos indígenas.

Se denomina también indigenismo a los términos, palabras y expresiones incorporados al idioma español provenientes de idiomas indígenas.

El indigenismo como discriminación: El indigenismo trata, en primer lugar, la discriminación. Esta conciencia es siempre de carácter cambiable, sufre una metamorfosis, conforme el uno se acerca al otro. Por ello es que se puede hablar de una historia dentro del indigenismo.

Una primera instancia del concepto radica en el fenómeno de la colonización. Hernán Cortés se proclama como el “gran descubridor” siempre a las órdenes de su majestad, encargado de “descubrir el misterio”. «Él es su creador, su revelador» Al indígena lo admiraba por sus logros: era el indígena creador de una civilización magnífica, con logros capaces de impresionar incluso al más escéptico de los europeos. Le eran riquezas impresionantes. Pero le tomaba por equivocado. Le pensaba erróneo por no ser católico—y este factor, la religión pasaría a ser el principal denominador común en el territorio mexicano, mucho antes de que se diera el pensamiento criollo y se buscara la imaginación de la nación. Habría que trasplantar lo español a los seres errantes. Primero la religión, consecuentemente las técnicas. (ibídem, pp.35).

Este indigenismo de Cortés, aún existe en algunos estratos de la conciencia latinoamericana, y una de sus representaciones se encuentra en el orgullo que tiene el individuo común por vivir en el mismo territorio que una civilización tan grande como lo fue en su tiempo la indígena; otra, es el intento de transformar al indígena a la cultura dominante. Esta última, radica en el hecho de no aceptar la circunstancia multicultural del país. El multiculturalismo se traduce para la nación mexicana en progreso por redimir de una vez por todas el pasado sangriento de México. El indigenismo moderno, sostiene ya varias posturas respecto a la problemática indígena, y la más importante de ella esta en el indigenismo interamericano, el etnodesarollo. El trabajo tocará, de manera distante tal vez, algunos de estos puntos.

El indigenismo como política: Para el indigenismo del siglo XX, el indio es una categoría específica de orden fundamentalmente socioeconómico, en tanto que la distinción étnica pasa a un carácter secundario. Los indígenas se conciben como marginados, en tanto que no participan de los "beneficios de la civilización", aunque sí de sus perjuicios: explotación, opresión violencia, violación de los derechos humanos, desnutrición, epidemias y pobreza.

Los indígenas han quedado reducidos a vivir en la periferia, en regiones de refugio alejadas de los centros político, en sitios "inhóspitos" o también en los cinturones de miseria de las ciudades. Necesitan entonces, según el indigenismo, participación ciudadana y social y ayuda externa que les impulse a superarse e integrarse.

Gonzalo Aguirre Beltrán (1967), explica que en las regiones de refugio donde han logrado sobrevivir la mayoría de las comunidades indígenas, lo urbano domina lo rural, las comunidades se convierten en satélites y se establecen relaciones asimétricas entre los diferentes segmentos de la población. Los indígenas son la parte sometida dentro del hinterland que dominan los sectores que controlan el respectivo centro rector. El indigenismo se propuso liberar al indio de esa intermediación opresiva y explotadora.

A diferencia del supremacismo blanco y del igualitarismo liberal, el indigenismo reconoce la especificidad de lo indígena y el derecho de los indios a recibir un trato especial favorable que compense siglos de discriminación, perjuicios y marginalidad. Sin embargo, cuando los indigenistas hablan de integrar al indio a los beneficios de la sociedad nacional y global, aspiran a que en esa sociedad se encuentren los elementos que posibiliten la "redención" del indio, asumen que la sociedad dominante puede "salvar" al indio, integrándolo a ella.

En 1940, tras el I Congreso Indigenista Interamericano, l indigenismo se convirtió en la política oficial de los estados del las Américas Para Alejandro Marroquín, el indigenismo como política de los estados, busca "atender y resolver los problemas que confrontan las poblaciones indígenas, con el objeto de integrarlas a la nacionalidad correspondiente" y puede clasificarse en cuatro variantes: político, antropológico, comunitario y desarrollista.

El indigenismo político, reformista o revolucionario surgió como propuesta de participación de los indígenas en proyectos de transformación nacional, como las revoluciones mexicana y boliviana. Esta variante enfatiza en la reivindicación social del indio y la lucha par la tierra y se centra en el enfrentamiento político con gamonales, caciques, latifundistas y burócratas. El indigenismo comunitario que fortalece la propiedad colectiva de la tierra y los usos y costumbres comunitarios es una variante del político.

El indigenismo desarrollista: Surgió trata de integrar a los indígenas y sus territorios al desarrollo económico y al mercado. Pocas veces sale el indígena bien librado de los impactos ambientales y sociales de las políticas empresariales y frecuentemente se catalizan la emigración y especialmente la diferenciación social entre una minoría privilegiada (Dietz 1995) y una mayoría pauperizada.

3.2. Visión Antropológica

El indigenismo antropológico, como corriente de la Antropología ha estado al servicio del indigenismo político o del indigenismo desarrollista.

Guillermo Bonfil (1970) y las Declaraciones de Barbados de 1971 (firmada por antropólogos) y la de 1977 (firmada por líderes indígenas), han propuesto alternativas al indigenismo.

Bónfil cuestionó la antropología cuyo único campo de estudio es la comunidad indígena o la etnia o en el mejor de los casos una región, sin articular el análisis estructural de la sociedad global, dado que la explotación directa de los indígenas fue esencial para la economía colonial y las metrópolis y luego pasó a ser ejercida mediante vicarios del sistema capitalista internacional. En la mayoría de los casos no se produjo aislamiento ni autónomo sino sujeción vicarial, que conduce a la expansión de la sociedad dominante que acosa a las comunidades indígenas, devora su territorio y lleva a la quiebra y desaparición de más pueblos indígenas.

En el artículo sobre la Visión antropológica de Kim Clark, de manera preliminar, examina cómo algunos científicos sociales ecuatorianos, entre las décadas de 1920 y 1940, concibieron las características que distinguían a los indios serranos de la población mestiza dominante.

El énfasis en hacer un análisis objetivo de los problemas que enfrentaban los indios ecuatorianos llevó a varios intentos de los indigenistas de medir y cuantificar las formas de la diferencia representadas por los indios. Precisamente por ese énfasis en cuantificar la diferencia, los indigenistas, en último término, contribuyeron a una noción racial de los indios: esto es, a una visión de los indios como un grupo racial separado, con características innatas y heredadas basadas en la biología.

Una posición se fundamentó en estudios de anatomía comparada de distribución de pelo (o pilosidad) de los indios. La investigación de Antonio Santiana pretendía demostrar que no había solamente una dimensión de variabilidad sexual asociada con distribuciones relativas de pelo facial y corporal en diferentes individuos (el debate se centró en la relación entre la distribución de pelo y virilidad, es decir que los hombres tienen más pelo que las mujeres), sino también una diferencia racial importante (Santiana 1941). De hecho, el médico chileno Lipschütz, quien escribió el prólogo del estudio de Santiana y cuyo trabajo era citado frecuentemente por científicos ecuatorianos, llevó tan lejos su argumento como para afirmar que aplicar a los nativos de América del Sur los mismos estándares de distribución de pelo que aquellos derivados del estudio de la raza europea -en que los indios inevitablemente aparecerían como ‘del tipo infantil-feminoide’-, sería como si un zoólogo aplicara estándares de distribución de pelo entre leones a los lobos (Lipschütz 1941:2). El propósito de este argumento, que los estándares de los europeos no debían ser aplicados a los indios, era demostrar que los indios simplemente eran diferentes a los europeos y no inferiores. No obstante, él enmarcó su argumento de manera tal que sugirió que las diferencias entre europeos e indios sudamericanos eran como las diferencias entre dos especies separadas.

El antropólogo físico Santiana demostró, según él, que los indios serranos tenían una pilosidad corporal y facial muy reducida en comparación con la de los blancos, hecho que fue presentado de una manera puramente descriptiva como una contribución al campo de la anatomía comparada. Sin embargo, los resultados de las observaciones de la distribución de pelo entre indios fueron entonces incorporadospor otros indigenistas al argumento que sugería que tal vez la energía fisiológica que normalmente iba a la producción de pelo, nutria, en su lugar, a la musculatura. Para algunos, esto sugería que los indios estaban en un nivel más avanzado de evolución que los blancos, pues aquellos habían perdido rasgos residuales innecesarios para invertir su energía en características más útiles, como la fuerza.

3.3. El Indigenismo según Pío Jaramillo Alvarado

La obra de Pío Jaramillo Alvarado estuvo, desde sus inicios, marcada por su dedicación al mundo indígena, orientada hacia el rescate del grupo más ‘olvidado’ y explotado de aquellos tiempos. No es entendible la obra de JA sin este fervoroso entusiasmo indigenista que se hizo presente ya en los primeros días de su juventud y no desmayó a lo largo de su dilatada obra. Lo indígena fue el impulso generador y a su vez a lo que dedicó lo mejor de sus afanes.

En pocas palabras, en un relegado ‘Sujeto Histórico’, en incipiente conformación, encontró JA un aliado que fue clave para la elaboración de una nueva plataforma conceptual o cosmovisión sobre el Ecuador, la misma que llenó de sentido a su vasta producción intelectual como a su quehacer profesional y a su praxis política. Además, sus escritos sobre el mundo indígena desplegaron las primeras manifestaciones del indigenismo a la mirada de los ecuatorianos, visión desconocida y fresca de la realidad que permitió tome cuerpo el diagnóstico detallado de los males que aquejaba a los indígenas como también un conjunto de propuestas específicas para la ‘supresión de su esclavitud’ y, además, logró entusiasmar y comprometer a cientos de intelectuales, maestros, políticos y artistas.

Además, el realismo social de las novelas y la pintura indigenista fomentó la expresión de indignación y coraje que despertaba en los grupos medios e intelectuales la situación de penuria en que los indígenas se debatían, situación agravada aún más por los mismos gobiernos liberales de turno que no hacían nada de fondo por revertir la exclusión que padecían las familias indígenas en cuanto a recursos económicos, educación, salud, vivienda, seguridad, por citar algunas de sus múltiples carencias. En pocas palabras, narrar, pintar o describir preferentemente a indígenas y montubios sufrientes y explotados permitió proyectar un mensaje estético, cargado a su vez de contenidos éticos y hasta de vinculación con lo político, y transformar así al compromiso estético en respuesta política y a esta, a su vez, en discurso ético. Uno de los máximos representantes de la pintura en el Ecuador, Oswaldo Guayasamín decía: "Mi pintura es para herir, arañar y golpear en el corazón de la gente, para mostrar lo que el hombre hace en contra del hombre; pintar es una forma de oración, al mismo tiempo que de grito y la más alta consecuencia del amor y la soledad"

La vinculación establecida entre el discurso estético con el político y al ampararse este último en la dimensión ética, hizo que nuevamente recobre fuerza la posición laica y moderna. Con justa razón Gonzalo Rubio Orbe denominó al ‘Doctor Pío Jaramillo Alvarado, apóstol laico del indigenismo en el Ecuador’ y bajo tal perspectiva, El indio ecuatoriano, fue un “libro de fe profunda en la justicia social, contiene los anhelos espirituales cuya realización no evoca como un dogma, sino como el cumplimiento de principios éticos indestructibles, pues que son inherentes a la personalidad humana”.

Con el culto excesivo a lo que aparece, a la imagen sensible, el discurso pictórico fue propicio más a la reacción sentimental y hasta lacrimosa ante tantos males e injusticias, que al compromiso, al análisis detallado o al arbitrio de medidas de solución. Se volcó la atención al producto del arte más que al proceso de creación del mismo: a sus símbolos, técnicas, referentes y asimilación, y se impuso de este modo la construcción de un boceto simplificado de lo indígena, que remarcaba las líneas de su rostro sufriente pero se refería poco a su mundo interior, a las glorias de su pasado, a la forma en que su subjetividad asumía la situación objetiva de dominación o a las mediaciones requeridas para su liberación. De este modo la producción artística del realismo social se transformó más en una ‘herencia’ que en un ‘legado cultural’ y quedó reducida a la descripción del indígena a la esfera de su apariencia sensible, a sus gestos, contorsiones y gritos ante situaciones extremas.

En pocas palabras, el ojo del espectador fue orientado a captar la miseria que describían los cuadros y textos elaborado por la corriente indigenista o por el realismo social, mirada que no fue suficiente para asumir otras ricas dimensiones y menos aún para apoyar al proceso de liberación de los indígenas a través del arte. En buena medida su mensaje fue renovador más en los grupos medios generados por el liberalismo que a nivel del mismo indígena; no logró en ellos desencadenar la imaginación, el desarrollo de la observación, la capacidad de pensar, de ver, de engañar, de amar, de sopesar, de mentir, de revelar, en definitiva de crear, funciones que suele impulsar el arte.

3.4. Resumen de: “El Indio Ecuatoriano”

“Examinados los factores hombre, tierra y trabajo, se comprueba que el hombre en su expresión étnica indígena está esclavizado, sin embargo de constituir una clase social mayoritaria, pero desposeída de todo amparo legal, sin recursos económicos y sin instrucción ni educación convenientes; y que el trabajo es de condición servil. La existencia de un feudalismo agrario es evidente. El siervo y el señor feudal constituyen las clases sociales en lucha. Una clase media organizada, poderosa, que sirva de equilibrio aún no es una fuerza social independiente. El mismo proletariado obrero y campesino obrero carecen de conciencia de clase. El gamonal aprovecha esta ignorancia de la masa del pueblo y realiza en su seno compactaciones políticas para mantener sus privilegios.” Prólogo 1936

Al Inicio Pío se plantea averiguar la actual situación histórica del indio y que clase de factor presenta en el “desenvolvimiento de la nacionalidad”, y encuentra un dato desconcertante: “el indio está sumido en la más abyecta servidumbre, condición que refleja en el ambiente el mal de toda gangrena que corroe la organización social y política, saturándola de vicios que afectan a las esencias de su vitalidad”.

De acuerdo a Pío será necesario legislar ya que el concertaje existe en estos momentos igual o peor que en la Colonia y que el liberalismo hasta ese momento no ha formulado una ley por el indio y para el indio, expresamente para arrancarle de la servidumbre que le condena a un salario fijo. Es decir se necesita una “Ley de Indios”.

Analiza la relación tierra y hombre, inicialmente geográficamente tomando en cuenta la división provocada por la Cordillera de los Andes: tropical a orillas del mar y de la Amazonía y frialdad en la serranía, inexistencia de cuatro estaciones y por lo tanto a la “primavera perpetua” que es la desolación del sembrador, y la pobreza del granero. Se necesitó de hombres capaces de dominar a los elementos adversos para “forjar caracteres duros que superen la adversidad o para que los abata la impotencia”. Y ahora ve a los supervivientes de estas tierras después de cuatro siglos de servidumbre. Aclara que los cronistas siempre los vieron tristes, incluso mas allá del incario y que su sistema comunal fueron mas bien un acoplamiento a la región que hubieran sido insalvables para una organización individualista. Es decir una organización “comunista” que no lo fue en el sentido “político” sino más bien de acondicionamiento al medio andino.

También aclara que fue corta la dominación de los incas al Reino de Quito, un poco más de cincuenta años. “Chaupi punchapi tutayaca” exclamó una india saragura, para pintar su desgracia por la muerte de su hijo, el padre Solano lo traduce: “Anocheció en la mitad del día”. Podría decirse, aclara Pío, “que el destino hirió a la raza cuando se creyó feliz al amparo de los incas, pero que anocheció para su alma muy cerca de la alborada, en la mitad del día, y por eso es triste, porque nunca fue libre”.

En la época republicana escritores prominentes escribieron lo siguiente del indio: “El indio, como el burro, es cosa mostrenca, pertenece al primer ocupante. Me parece que lo he dicho otra vez. El soldado lo coge, para hacerle barrer el cuartel y arrear las inmundicias; el alcalde lo coge, para mandarle con cartas a veinte leguas; el cura le coge, para que cargue las andas de los santos en las procesiones; la criada del cura lo coge, para que vaya por agua al río, y todo de balde, si no es tal cual palo que le da para que se acuerde y vuelva por otro. Y el indio vuelve porque ésta es su cruel condición, que cuando le dan látigo, templado en el suelo, se levanta agradeciendo su verdugo: “Diu su lu pagui amu”, dice: Dios se lo pague amo, a tiempo que se está atando el calzoncillo, inocente, ¡inocente criatura! Si mi pluma tuviese don de lágrimas, yo escribiría un libro titulado ‘El Indio’ y haría llorar al mundo. No, nosotros no hemos hecho este ser humillado, estropeado moralmente, abandonado de Dios y la suerte; los españoles nos lo dejaron, como es y como será por los siglos de los siglos” Juan Montalvo.

Como la independencia fue obra de la aristocracia criolla, las instituciones políticas organizadas por ésta, mantuvieron en todo momento las antiguas servidumbres. Se asumió la legislación española y el indio resultó menos favorecido incluso que con el régimen colonial. Aclara que es un invento eso de la crueldad del español, del yugo español, de la ignorancia en que mantenía el español al americano. Esto quedó en la literatura durante un siglo, esto es una superchería que ninguna persona culta puede insistir. Los regímenes republicanos han sido crueles, esclavizadores y oscurantistas. “La crueldad española de la conquista fue tan sangrienta como la practicada por los ingleses en sus colonias, y más generosa que todas las conquistas históricas porque se mezcló, se confundió con los conquistadores y los americanos podemos estar orgullosos de nuestra sangre india y de nuestra sangre española”.

Le ubica al Padre Velasco como el gran defensor de los civilización americana y en palabras de los mas acreditados historiadores y filósofos prueba que existía un sistema político admirable, que realizaron obras estupendas de arquitectura, que habían tenido atisbos firmes en los campos científicos, que poseían, en fin, una cultura, y que éstos no pueden ser relegados al simple e inoficioso oficio de esclavos. Velasco realiza una defensa con sólidos argumentos. Ahora Pío se pregunta ¿Por qué el español negó al indio sus derechos de hombre y los sujetó a la servidumbre y el prócer de la independencia y el ciudadano de le República ha continuado esclavizándolo? Por egoísmo y por incomprensión, se contesta. Los gobiernos condenaron a la ignorancia, a la esclavitud y a los vicios que de estos males se derivan, y el indio le ha devuelto a la administración pública el contagio de su indolencia, de su servilismo y se ha convertido en un enorme peso inerte, de resistencia pasiva que entorpece toda la vida nacional.

“Los caciques han explotado al indio gratuitamente en la labor agrícola, le han robado, han estropeado su dignidad, le han deshonrado y empobrecido; mas, el indio ha enervado las energías nacionales, ha condenado la agricultura a la rutina, ha matado la posibilidad de la exportación y condenado a la miseria al patrón y al gobierno, ha cobrado su salario despreciado en el concertaje, en la troje que saquea, en el animal que mutila, en los negocios que deja de hacer por la colaboración nula de un ser humillado, sin estímulos, sin ambiciones, que tiene para la vida su desprecio y para el amo su odio, ese odio que traduce en la peor de las represalias: no hacer; convertirse en resistencia, debiendo ser actividad”.

“Pero el patrón ha creído resarcirse de todo acaparando las tierras, formando haciendas, de las cuales solo cultiva una pequeña parte y deja lo demás abandonado, mientras que el indio perece de hambre en los huasipungos, los pequeños lotes de tierra inculta que ha construido una choza rústica sin higiene, sin calor, sin pan”.

Por todo ello concluye que es necesaria una reivindicación agraria, la división de los latifundios, pero en este punto salta un argumento burgués, el reparto de las tierras implica una política socialista y ésta es una importación exótica a los países americanos, escasos en población y abundantes tierras baldías. Este argumento es un grave error, continúa Pío, ya que las actividades sociales son resultantes de los hechos, ya que los ideales germinan cuando encuentran una repercusión en la realidad de la vida. Es cierto que existe mucha tierra inculta, pero ésta para que sea beneficiosa es necesario construir caminos, ferrocarriles, desecaciones y dragamientos.

Por último, Pío ubica las cualidades del indio serrano las cuales son: inteligente, laborioso, gran colaborador en las haciendas que pagan el salario justo, se interesa por la instrucción, tiene ambiciones y se incorpora voluntariamente por el mestizaje a la obra de la cultura nacional. El indio de la Costa, o sea el montubio a las cualidades señaladas se añade su coraje.

Con respecto al catolicismo, indica que sigue siendo una aspiración teórica. Termina con la siguiente frase: “Y este problema del indio ha de resolverse perentoriamente; la cultura humana así lo exige”. Quito, 1922

4. CONTEXTO HISTÓRICO

En el período 1925 ­ 1960 se destacan dos momentos bastantes definidos: el uno que va de 1925 a 1948 y el otro de 1948 a 1960.

El primer momento, que parte de la revolución "juliana" y culmina con el inicio del gobierno Galo Plaza, fue un período de la historia ecuatoriana que estuvo marcado, al menos en sus primeros lustros, por la preocupación colectiva respecto a los problemas sociales, por la persistencia de la recesión económica, por las reorientación productiva, la agitación social y la inestabilidad política. En el segundo, se viviría un relativo clima de tranquilidad social y estabilidad económica y política, resultado, en mucho, de las prósperas condiciones creadas por el auge bananero. De todas formas, en gran parte del período, los ecuatorianos vivieron turbulentas y traumáticas experiencias como la misma juliana, la guerra de los cuatro días (1932), la guerra con el Perú (1941) y "la gloriosa" (144) que marcaron en los más profundo la conciencia colectiva de los ecuatorianos.

1925 a 1948 fue una etapa que se inicio con una transformación del aparato estatal, intensa lucha y carencia de hegemonía política de algún sector de la sociedad que dieron como resultado la ingobernabilidad y una enorme inestabilidad política. Ciertamente en esta época, es decir, en veintitrés años, se sucedieron alrededor de veintisiete gobiernos, ente dictaduras militares y civiles, gobiernos provisionales y regímenes democráticos.

En cambio ente 1948 a 1960, bajaron las tensiones políticas, los gobiernos democráticos se sucedieron en el marco constitucional, la planificación estatal apareció y un nuevo impulso modernizador vivió el Estado.

En todo el período, la gente entre cuartelazos, matanzas, crisis de la economía mundial y persecuciones vivió nuevas experiencias como la radio, el cine hablado, la aviación, las novedades del fútbol nacional y la mayor presencia del automóvil en las estrechas calles de las urbes que vieron crecer sus espacios. Más adelante experimentó con mayor fuerza la moda estadounidense y el miedo al nacionalsocialismo. Siguió con atención las noticias sobre la Segunda Guerra Mundial, y posteriormente, fue testiga de los primeros efectos de la "Guerra Fría", y de la tímida presencia de la televisión . Fueron hombres mujeres que se enamoraron al calor del pasillo, de "Benítez y Valencia", del tango, del bolero y posteriormente de Elvis y del rock, y se divirtieron con las películas mexicanas, con Cantinflas, y con las estampas de "Evaristo".

Por otra parte, desde los años veinte de este siglo se potenciaron las capacidades organizativas y de movilización de viejos grupos humanos (artesanos y militares) pero también hicieron su ingreso a la escena nacional nuevos actores sociales (obreros y clases medias) que exigieron su reconocimiento social y político. Las calles, el espacio público, fue el territorio donde, en forma generalizada, se expresaron las demandas. La tranquilidad pueblerina de antaño, alterada de cuando en cuando por los chismes, por cualquier escándalo social y por las luchas políticas y armadas de los caudillos y sus huestes vio, con asombro y no menos susto, la presencia de la organización y movilización popular, de la huelga obrera y de otras formas de reclamo y de presencia de los de "abajo". El Estado, las elites sociales, la opinión pública, el Ejército, la Iglesia y los intelectuales, desde sus particulares visiones, corrieron a explicarse y dar cuenta de este fenómeno. Prestos dieron nueva forma a los partidos políticos, reestructuraron la legislación, fundaron organismos estatales y reflexionaron, escribieron o pintaron retratos novedosos del ambiente social que les abrumó. En este marco surgió el realismo social y el indigenismo.

Semejantes percepciones de lo social y las subsecuentes acciones en este campo y, y sobre todo, los cambios que se dieron en el marco de representaciones de la gente, en su cosmovisión y en su cultura tuvieron directa y mayor relación con las transformaciones políticas y jurídicas que impulsó al Estado y, en menos medida, con las alteraciones surgidas de las estructuras social y económica del país.

De cualquier manera existieron algunas modificaciones en los aspectos económicos y social que incidieron en la estructuración de clases sociales, en sus relaciones y en la producción de las ideas.

La Juliana y la Medicina de la Moneda: El Mayor, Ildefonso Mendoza, en Guayaquil, y el General Francisco Gómez De la Torre, en Quito, dirigieron el movimiento de la joven oficialidad que dio al traste con el último gobierno de la Plutocracia. Se formó una Junta de Gobierno integrada por uno de los más firmes opositores de los regímenes costeños, Don Luis Napoleón Dillon, liberal de avanzada, cercano al socialismo y fundador de la fábrica textil más moderna de entonces, La Internacional. El fue el representante del sector social dirigente de la sierra que mayores intereses tuvo en una transformación económica y social. Luchas intestinas, desacuerdos y contradicciones llevaron a la Junta a su disolución y la proclamación por parte del ejército, en 1927, del doctor Isidro Ayora como encargado del poder. Este puso en práctica algunos ideales julianos de democratización de las relaciones sociales y de modernización del Estado.

Creó el Ministerio de Previsión Social, la Caja de Pensiones y acogió algunas demandas de los sectores subalternos. Sin embargo, la realización más firme estuvo en el campo de la economía y la modernización del Estado. Dictó medidas tendientes a la estabilización monetaria y al control inflacionario evitando las permanentes devaluaciones mediante las cuales los agroexportadores habían venido superando la crisis del cacao. Para esto, en un hecho sin precedentes en el país donde todos los bancos tenían capacidad de emisión, creó el Banco Central, institución encargada de emitir billetes y de promover la política monetaria del país. Con esto descargó un duro golpe contra los agroexportadores que, hasta ese momento, por su calidad de propietarios de las divisas y de los mayores bancos, habían impuesto su voluntad al Ecuador entero.

Además, siguiendo con el plan de reformas, creó al Banco Hipotecario para generar créditos a favor de la agricultura, fundó la Contraloría General del Estado, la Dirección General de Obras Públicas e instituyó la Superintendencia de Bancos. Más también, en el campo fiscal impulsó una Reforma Tributaria y una mejor estructuración del presupuesto.

Ayora, confirmado presidente por el Congreso de 1929, hizo un gobierno que favoreció los intereses de los industriales al promover una política proteccionista y dio al mismo tiempo gusto a los importadores al impulsar un esquema monetario, el patrón oro, que mantenía una "moneda sana".

La salud monetaria, en el marco de la crisis mundial de 1930, derivó en deflación, perjudicando a los negocios y particularmente a los agroexportadores que, sintiéndose afectados, decidieron, con el apoyo de otros sectores, desplazar en 1931 a Ayora del poder. Con este episodio se inauguró un momento de enorme inestabilidad política en el país.

Sin Cacao: A Producir Café, Arroz y Azúcar: A pesar de la caída del cacao, el país en este nuevo período tuvo una economía que, en su conjunto, siguió ligada a los ciclos de producción agrícola para el mercado internacional. La crisis del cacao obligó a los terratenientes costeños a diversificar sus cultivos y a reorientar la producción hacia el café, arroz y azúcar, aunque este último, en mucho, estuvo destinado al consumo nacional.

La industria no se estancó, al contrario tuvo un desarrollo incipiente, siendo la producción textil a que adquirió un papel importante en este período. En efecto, medio de la crisis mundial de los treinta, esta actividad fabril, en participar la de la sierra centro norte, creció en forma significativa. De igual manera, la exportación de sombreros de paja toquilla, cuyo centro de producción estaba en la sierra sur, tuvo un rol importante en el ingreso de divisas.

El sector hegemónico de la economía, el agroexportador, dependiente de los vaivenes del mercado mundial, en especial el de los Estados Unidos, nuestro principal abastecedor y comprador desde inicios del siglo, con la depresión de los países centrales a comienzos de los treinta, experimentó la reducción de la demanda para sus productos; sin embargo, en los albores de los cuarenta, la Segunda Guerra Mundial estimuló nuevamente la producción y exportación de materia prima, como caucho y balsa, utilizadas para sustentar el esfuerzo bélico, pero también de café, arroz e incluso cacao.

Terminaba la conflagración mundial (1944) decayó la demanda externa y aumentó la oferta de bienes de los países centrales, llevando la economía nativa a una nueva situación de crisis.

En este mismo período se avanzó hacia una mayor conformación de las clases sociales. Los empresarios fundaron o reconstituyeron sus organismos de representación, las Cámaras de la Producción; aunque para esto recibieron una gran presión por parte del Estado, a través del Ministerio de Previsión Social, Trabajo, Agricultura e Industrias. El crecimiento del aparato estatal, de la burocracia, del magisterio, del ejército y de la policía incrementaron la cada vez más creciente clase media. El aumento del número de industrias, ante todo en la sierra centro norte, fortaleció a la clase obrera que, sin embargo tuvo, a nivel social, un peso específico menor al del voluminoso sector artesanal.

La crisis económica y la diversificación de los cultivos de la costa propiciaron dinámicas en el campo que forzaron a buena cantidad de campesinos a trasladarse a las ciudades de la región. En ellas, algunos tendrían acceso a las pocas fábricas; los más, encontrarían cabida en los más bajos empleos, constituyendo esa gran masa marginal que crecerá violentamente en décadas venideras.

En esta coyuntura, así como los empresarios lograron construir sus espacios de identidad, los trabajadores pasaron de la organización de ayuda mutua a conformar sindicatos, los que sirvieron para canalizar más eficazmente sus demandas clasistas, sociales y políticas. Consiguieron con el apoyo de sectores políticos civiles y militares de tinte socialista la promulgación de un viejo ideal, el Código del Trabajo, (1938), y fundaron, luego de intensas luchas, su organización nacional como la CTE ­ Conferencia de Trabajadores del Ecuador, 1944 -. Empero antes, en 1938, la Iglesia católica y los grupos conservadores, luego de un largo camino habían promovido la creación de otra central obrera nacional, compuesta mayoritariamente por artesanos, la CEDOC - Conferencia Ecuatoriana de Obreros Católicos -, como repuesta al avance del "sindicalismo rojo".

Un presidente después de otro (1930 ­ 48): Derrocado Isidro Ayora se inicio un período de tremenda inestabilidad política que condujo al país, solo en la década de los treinta, a tener 14 distintos gobiernos. Esta situación, reflejo del momento de reorientación productiva, de la incidencia de la crisis mundial y del lento proceso, de constitución de las clases, dio lugar a la inexistencia de un sector hegemónico, dentro de las familias, grupos o clase dirigentes regionales, que tenga la capacidad y fuerza política, para articular un proyecto nacional estable y coherente que arrastre tras de sí a los demás componentes del bloque de poder. Este ha sido el principal drama del país desde su fundación: la carencia de un proyecto nacional de largo aliento.

Esta suerte de empate político entre las fracciones derivó en una intensa lucha que alternativamente llevó, por períodos cortos, a uno y otro sector, al control del aparato gubernamental.

El coronel Luis Larrea Alba, fundador de Vanguardia Socialista, y ministro del Gobierno de Ayora, le sucedió en el mando el24 de agosto de 1931; más pudo mantenerse en el poder hasta el 15 de octubre del mismo año. Asumió el cargo el presidente de la Cámara del Senado, Alfredo Baquerizo Moreno, expresidente de la época plutocrática. Baquerizo Moreno actuó en favor de los intereses de los agroexportadores y financistas costeños que requerían de reformas monetarias, como la supresión del patrón oro y la devaluación para compensar las pérdidas que, a raíz de la crisis mundial, estaban obteniendo. En octubre de 1931 convocó a elecciones que las ganó Neptalí Bonifaz, liberal moderado, terrateniente serrano, propietario de la famosa hacienda Guachalá y primer presidente del Banco Central del Ecuador, en cuya función ganó prestigio nacional.

La Misión Kemmerer: En resumen, la mayoría de los ecuatorianos esperaba con interés la llegada de Kemmerer, según un periódico, "como los israelitas esperaban con impaciencia los principios claros de su Moisés".

Demostraban, sin embargo, motivos encontrados al acoger a su Misión. Los defensores de la Revolución Juliana ­ especialmente Dillon y el ejército ­ contaban con Kemmerer para remediar los males económicos de la nación, particularmente las deficiencias en el sistema monetario y bancario.

Los partidarios quiteños, esperaban que la consolidación por Kemmerer del gobierno central y de su control de los asuntos financieros nacionales, fortalecerían su posición contra sus rivales de Guayaquil.

El endeble gobierno de Ayora, concebía la visita de Kemmerer como un mecanismo de legitimidad, tanto interna como externamente. Pedía justificar la prolongación del autoritarismo hasta que sus reformas se implantaran plenamente, ayudaría a convencer al Departamento de Estado de los Estados Unidos a que dejara de negar su reconocimiento a un régimen inconstitucional, y atraería préstamos extranjeros. Los adversarios del gobierno, especialmente los banqueros, compartían la esperanza de que la aprobación de Kemmerer traería inversiones extrajeras. Pero querían que promoviera la austeridad gubernamental en vez de la expansión. Puesto que los militares insistieron en la conclusión de las reformas financieras, antes de cualquier restauración de un régimen constitucional y civil, los dirigentes de los partidos y la Embajada de los Estados Unidos contaban con Kemmerer para acelerar ese proceso. Los conservadores, banqueros y costeños, por lo menos prefirieron cualquier cosa que recomendara Kemmerer a los rayos y centellas de las juntas. Los empresarios exhortaron a los trabajadores a que tuvieran fe en Kemmerer, en vez del socialismo, para resolver sus problemas económicos. Estas elites advirtieron a los obreros que suspendieran su agitación, a fin de no perturbar sus reformas ni a los inversionistas extranjeros. Finalmente, el Gobierno de los Estados Unidos y los representantes del sector comercial norteamericano pensaban que la Misión mejoraría la estabilidad política y el crecimiento económico del Ecuador, haciendo más propicio al país para el comercio y las inversiones norteamericanas. (TOMADO DE PAUL DRAKE, "LA MISION KEMMERER ENE L ECUADOR", EN REVISTA CULTURA, VOL. VII, NRO. 19)

La Guerra de los "Cuatro Días": Bonifaz subió con el apoyo de vastos sectores económicos y sociales de todas las regiones del país, más la imagen de rico latifundista y debido a su tendencia despótica y autoritaria, se granjeó rápidamente la oposición de sectores medios y populares que, con el paso del tiempo, organizaron y formaron una ola incontenible que arrastró a todas las clases sociales en su contra y que dieron al traste con su gobierno.

Por disposición constitucional Bonifaz debía asumir la presidencia en septiembre de 1932, casi un año después de su elección. Este período tan largo, que creó un vacío de poder, fue fatal para él. En este tiempo se enfrentaron el presidente electo en una lucha que terminaría con la blandengue democracia ecuatoriana. Si el Bonifaz de octubre del 31 era representante del consenso nacional, el de agosto de 32, por la deserción de los líderes de la costa, fue un abierto portavoz de los grandes intereses regionales, particularmente, de la sierra centro ­ norte. Este hecho, más la fuerte oposición popular de todas las regiones, que estuvo azuzada por un discurso patriotero que acusó a Bonifaz de poseer la nacionalidad peruana, llevó al Congreso, bajo el argumento de la supuesta nacionalidad peruana del presidente elegido, a descalificarlo como presidente de la República. Producto de tales discordias, que habían encendido los ánimos a favor o contra Bonifaz a niveles inauditos, se produjo en Quito, a fines de agosto e inicio de septiembre del 21, el enfrentamiento armado interno más traumático del siglo XX, la llamada guerra de los Cuatro Días.

Del Primer Velasquismo al Arroyismo: Derrotados los "compactados" ­ partidarios de Bonifaz organizados en la Compactación Obrera Nacional (CON), de composición mayoritariamente artesanal ­ asumió provisionalmente el poder Alberto Guerrero Martínez, presidente del Senado. Este convocó a elecciones, ganando uno de sus favorecidos, Juan de Dios Martínez Mera, miembro del Partido Liberal y ex gerente de la Compañía Agrícola del Litoral, legendaria por la explotación a miles de pequeños productores de tabaco y caña de azúcar.

José María Velasco Ibarra, joven y fogoso diputado, comandó la oposición de Martínez Mera. Desde el Parlamento se dedicaría a tumbar ministros hasta desgastar completamente al régimen.

Depuesto Martínez Mera el 19 de octubre de 1933, se encargó el poder a Abelardo Montalvo, quien convocó a elecciones de las que saldría ganando el presidente de la Cámara de Diputados y candidato del conservadorismo, José María Velasco Ibarra.

Velasco se posesionó de la presidencia el 1 de septiembre de 1934 y fue derribado el 20 de agosto de 1935. De igual manera que en los casos anteriores, la oposición, ahora dirigida por un connotado liberal, Alberto Arroyo del Río, hizo ingobernable el país. La falta de paciencia del turbulento mandatario dio lugar a que se "precipite sobre las bayonetas" e intente, en forma fallida, declararse dictador.

Asumió el poder Antonio Pons, último ministro de gobierno, quien, lejos de someterse a las presiones de liberales y conservadores, declinó ante un consejo de oficiales que, a su vez, nombró encargado del mando supremo de la República a un desconocido ingeniero que se había ocupado de la cartera de Obras Públicas: este fue Federico Páez.

Páez, inicialmente, hizo un gobierno acorde con el socialismo, la tercera fuerza política que desde la Juliana había crecido en el país. Al calor de tal revolución, el socialismo organizó en Quito su partido en 1926. En 1931, a raíz de la posición ecuatoriana respecto a la III Internacional, se dividió en dos sectores, el denominado Partido Comunista y el Partido Socialista.

Mientras tanto, la joven oficialidad del ejército, exjulianos, y sectores radicales del liberalismo, decepcionados de su partido, habían estructurado también una organización que la denominaron Vanguardia Revolucionaria Socialista. Todos estos partidos, sobre todo los dos primeros, a pesar de su mecánica comprensión del marxismo y de la realidad nacional, o de su filiación dogmática de los dictámenes de Moscú, caso del Partido Comunista, dieron cabida física e intelectual a importantes sectores medios, intelectuales, artistas, literatos, profesores, oficiales jóvenes, profesionales, empleados públicos, estudiantes y, en forma escasa, a trabajadores. Siendo expresión de tales sectores no pudieron sino impulsar, a nombre de los obreros, medidas de corte reformista que, en todo caso, ayudaron a empujar la dificultosa modernización del Ecuador y dotaron a las clases populares de instrumentos políticos y jurídicos para desplegar sus futuras luchas.

Efectivamente, Páez que se rodeó de elementos socialistas, expidió la Ley de Control de Cambios, Importaciones, e impidió la devaluación monetaria; creó el Instituto Nacional de Previsión, dictó reformas a las Leyes de Contrato y Desahucio de Trabajo, la Ley de Salario Mínimos para algunos sectores fabriles y el reglamento de asistencia médica. Sin embargo, después de un corto tiempo de ejercicio dio un viraje de 180 grados, colocándose contra el socialismo y desatando una feroz represión contra todo viso de progresismo. Estableció un Estado policíaco, del cual el ejército pronto se cansó y dejó de apoyarlo. A nombre de la Fuerza Armada, el 23 de octubre de 1937, el general Alberto Enríquez Galo lo destituyó y se proclamó jefe supremo.

El general Enríquez, influido por las ideas socialistas, en menos de un año hizo un corto gobierno de connotaciones democráticas y modernas, siendo sus fundamentales obras la promulgación del Código del Trabajo, la Ley de Comunas y la nueva ley de educación. En este campo hizo esfuerzos grandes a favor de la institucionalización de la educación técnica y del fortalecimiento de la formación en los maestros. Así, aumentó el presupuesto para educación; creó la Facultad de Pedagogía de la Universidad Central, el Instituto de Investigaciones Científicas, el Archivo Histórico Nacional y la Escuela de Ciencias Económicas de la Universidad de Guayaquil. En el plano de la seguridad interna profesionalizó a la Policía. Su compromiso con la democracia le obligó a abandonar el poder en agosto de 1938, dejando, sin que medie consenso político alguno, la primera magistratura en manos de Manuel María Borrero.

Este hecho y el evidente vacío de poder que es presentó, desató una crisis de sucesión avivado por las ambiciones personales y de partido. Con el fantasma del golpe de Estado, el socialismo ayudó a subir al poder a Aurelio Mosquera Narváez, jefe del Liberalismo. Este, muy ligado a los intereses más poderosos de Guayaquil, preparó el terreno para la elección de Arroyo del Río. Murió Mosquera Narváez en noviembre de 1937, encargándose de la presencia Arroyo del Río, a la sazón presidente del Congreso. Como este preparaba su campaña electoral encargó la presidencia a Andrés F. Córdova, presidente de la Cámara de Diputados y compañero del partido, quien convocó a elecciones.

Carlos Alberto Arroyo del Río, después de un claro fraude electoral contra José María Velasco Ibarra, subió al poder el 1 de septiembre de 1940. Este jefe liberal, abogado de empresas extranjeras y elemento relacionado con los bancos y con los agroexportadores costeños, hizo un gobierno favorable a estos sectores mediante la desarticulación de las medidas proteccionistas que durante regímenes anteriores se habían dictado.

El fraude electoral fue el estigma del nuevo gobernante, quien sufrió de ilegitimidad y aislamiento. Su soledad en el poder le obligó a extremar los mecanismos represivos y autoritarios para sostenerse frente a una oposición cada vez más fuerte. Para el efecto fortaleció y utilizó al cuerpo de carabineros (actual Policía Nacional), que llegó a constituirse en una suerte de guardia pretoriana del presidente.

Las políticas de seguridad externa e interna no fueron manejadas adecuadamente, cuestión que llevó al país a negociar en condiciones poco ventajosas la firma de un protocolo de límites con el Perú, situación que fue percibida por la población como derrota política y diplomática y como traición de parte del presidente y de su canciller. Como era de esperarse, esta situación profundizó la impopularidad del gobierno y su necesidad de sostenerse restringiendo las libertades públicas.

Es así que, a los pocos meses de asumir la presidencia, se precipitaron las acciones armadas en la frontera, ante lo cual Arroyo, por medio del sumiso Congreso, obtuvo facultades especiales que, antes que utilizarlas para repeler la agresión y organizar la defensa, las utilizó para someter a la oposición. De esta forma las Fuerzas Armadas mal equipadas, desguarnecidas e indefensas, sucumbieron ante la superioridad peruana. A renglón seguid el gobierno, acosado por la ocupación y por las presiones regionales y continentales, firmó el Protocolo del Río de Janeiro, el 29 de enero de 1942.

"La Gloriosa": La firma del Protocolo en las condiciones mencionadas y la derrota militar desarrolló en el conjunto de ecuatorianos un sentimiento de pérdida territorial y humillación histórica cuyo responsable fue identificado como el jefe de Estado. Adicionalmente, la incontrolada represión ejercida por el Cuerpo de Carabineros, los esquemas fraudulentos del ejercicio electoral, los negociados, el corte despótico del régimen y el desmejoramiento notable del nivel de vida en el período generaron un amplio movimiento social y político en su contra. Ciertamente, desde conservadores hasta comunistas llegaron a un acuerdo político para echar del poder al presidente. El movimiento cobró cuerpo y adoptó el nombre de Alianza Democrática Ecuatoriana (ADE) que, con la fuerza de os empleados públicos y privados, de la joven oficialidad, de la tropa, de los estudiantes, de los intelectuales, de los artistas, de los artesanos y obreros derrocaron al régimen el 28 de mayo de 1944. Esta insurrección popular de corte democrático y nacionalista, denominada "La Gloriosa", que tuvo el apoyo y movilización de amplios sectores de la ciudad, del campo y de las provincias, a la larga fue aprovechada y capitalizada por los experimentados políticos de la derecha al colocar a José María Velasco Ibarra como cabeza del movimiento y posteriormente como sucesor de Arroyo en la presidencia de la república.

Velasco, luego de ser nombrado, en Agosto de 1944 presidente de la república, por la Convención Nacional mayoritariamente izquierdista, comenzó su administración con intereses iniciativas democráticas, la mayoría de ellas restringidas al campo educacional, cultural y laboral. Bajo estos lineamientos se creó la Casa de la Cultura Ecuatoriana, ideada por el escritor socialista Benjamín Carrión, y se aprobó el funcionamiento de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador FEUE y de la Confederación de Trabajadores del Ecuador CTE, organizaciones sociales ampliamente dirigidas por los partidos socialista y comunista.

La mentada Convención Nacional entregó al país una Carta constitucional de características democráticas, que se convirtió en camisa de fuerza para el volátil y temperamental presidente de los ecuatorianos, cuya matriz ideológica se encontraba más cerca del conservadorismo. Esta situación y la acción del Congreso tendiente a una mayor democratización del país, cansó al mandatario que, en marzo de 1945, decidió proclamarse dictador.

Después de un año de sobresaltos en la política, de arrebatos y carencia de planificación en las obras políticas, Velasco convocó a una Asamblea Constituyente, mayoritariamente conservadora, que lo nombro presidente constitucional y dictó una nueva Carta Política.

En agosto de 1947 su ministro de Defensa, coronel Carlos Mancheno, lo destituyó a la fuerza, a través de un golpe que se lo denominó el "manchenazo". Durante pocos días este militar asumió el mando y posteriormente lo entregó al presidente del Congreso, al conservador Mariano Suárez Veintimilla. Después de trece días en el poder, por disposición del Congreso entregó la presidencia a Carlos Julio Arosemena Tola, designado hasta la conclusión del período legal, 31 de agosto de 1948.

A Producir Banano: Después de un largo reacomodo de la producción costeña, desde 1948 hasta los primeros tiempos de los setenta, el Ecuador continuó la vieja tradición del modelo de agroexportación. Ahora le tocó a un fruto, al banano, cuyas producción y exportación se constituyeron en eje de la economía durante la mitad de este siglo.

En la presidencia de Galo Plaza Lasso (1948 ­ 52), y aprovechando una caída profunda de la producción bananera centroamericana causada por las plagas, la costa ecuatoriana comenzó a producir la fruta. Estimuladas por el mercado, dichas producción y exportación alcanzaron niveles espectaculares, sobrepasando los cien millones de dólares de exportación de 1955. Este hecho visiblemente contrasta con el promedio de 7.4 millones de dólares obtenidos por el país por las exportaciones durante la década de los treinta.

Lamentablemente esta situación se modificó desde fines de los cincuenta, cuando comenzaron a recuperarse las plantaciones centroamericanas, lo que devino en mayor competencia y contracción de los mercados para nuestra fruta. Entonces, los niveles de exportación crecieron lentamente, en tanto que la producción alcanzaba cifras nunca antes vistas. Sobrevinieron crisis de sobreproducción que afectaron particularmente a los pequeños y medianos finqueros, que fueron la base de la primera expansión del banano. Además de esto, la difusión de plagas y el agotamiento del suelo tropical afectaron a los productores menos capitalizados, que no pudieron reaccionar ante la crisis. Resultado de tal proceso fue el surgimiento de la gran plantación como eje de la producción bananera y la quiebra de los pequeños productores.

Al finalizar los sesenta, la exportación bananera conservó aún la hegemonía dentro de la economía ecuatoriana, no obstante había bajado significativamente su importancia . Empero, a inicios de los setenta, bajo el mismo modelo primario exportador, el petróleo ocuparía el lugar del "oro verde".

Vamos a industrializar el País: Los importantes ingresos fiscales provenientes de la tributación por exportación bananera fueron canalizados para apuntalar proyectos viales de gran envergadura y para afianzar un nuevo modelo de desarrollo cuyo eje debía ser la industrialización.

Hasta estos años la economía ecuatoriana había funcionado con un modelo de producción y exportación de materias primas y de importación de manufacturas, maquinaria y tecnología. Salvo contados y fugaces casos en nuestra historia económica, las exportaciones habían superado a las importaciones; la regla más bien había sido el permanente déficit comercial y la fuga indiscriminada de nuestros limitados recursos naturales y monetarios. En fin, el modelo aplicado desde la fundación de la República reducía al país a una fuerte y peligrosa dependencia del mercado mundial, de los vaivenes del comercio internacional, cuestión que había retrasado su desarrollo y agudizado su situación de pobreza.

Desde los cincuenta, por incidencia de la CEPAL ­ Comisión Económica para América Latina -, organismo de las Naciones Unidas, se empezó a pensar en posibilidades de desarrollo y crecimiento independiente para la región. La CEPAL planteó que el camino para nuestro país, como para el resto de países de América Latina, llamados de la "periferia", era, en una primera etapa, impulsar un proceso industrial "sustitutivo de importaciones", para lo cual había que obligadamente desarrollar un mercado interno.

Par la aplicación de este nuevo modelo, el Estado debía tener un rol protagónico. De esta manera, ya desde 1948, el gobierno ecuatoriano decidió aplicar el esquema de desarrollo vía industrialización. Así las autoridades del Estado encontraron el mejor respaldo técnico en el Banco Central, institución que aportó con varios de sus técnicos, como José Corsino Cárdenas y Germánico Salgado, para que integraran las misiones de la CEPAL. El Banco Central, en primer instancia, se dedicó a investigar la realidad económica y social del Ecuador . Gracias a esto, el Ecuador contó por vez primera con estudios serios sobre su economía y con series estadísticas confiables, basadas en varios censos nacionales.

5. CONTEXTO FILOSÓFICO

5.1. Construcción del sujeto histórico – Carlos Paladines

"A lo largo de un complejo proceso, se reconoce a un nuevo Sujeto Histórico como realidad insoslayable para la construcción futura del país en su totalidad. El nuevo Sujeto histórico ha forzado a abrir las puertas y los canales de "reconocimiento" y "participación" sin parangón con expe­riencias pasadas, al menos en el Ecuador.

Hoy el indígena, en la gran batalla por su reconocimiento despliega su presencia y actividad en mil frentes. Sólo el programa nacional ‘500 años de resistencia india’ dio pie a un sinnúmero de debates en radio, prensa y televisión; ha impulsado pro­yectos de promoción, capacitación y difusión de la problemática indígena; ha desarrollado programas de estudio e investigación científica, y ha coadyuvado en definitiva al "rescate" de la memoria indígena a través de publicaciones, seminarios y encuentros de carácter local, regional, nacio­nal e incluso internacional.

Aspecto también importante en la constitución del nuevo Sujeto Históri­co fue el desarrollo de su auto-conciencia y autovaloración.

La riqueza de la descripción hegeliana de la conciencia, particularmente de la figura del Amo y el Esclavo, al igual que el mito de Calibán que reformulara el cubano Roberto Fernández Retamar, ilumi­nan la faceta tanto individual como histórica y social de unos de los ni­veles más profundos del desarrollo de la persona humana, aquel por el cual el hombre, en este caso el indígena, se va constituyendo en Sujeto, transforma al en sí en para sí, a pesar de los obstáculos que se levantan para impedir la autoafirmación de sí mismo como valioso y como actor de su propio hacerse y gestarse. "

5.2. El Indígena como valioso – Carlos Paladines

El reconocimiento del mundo indígena como valioso de parte de la ‘comunidad nacional’ se orientó, en un primer momento, a desarticular o desmontar la visión de inferioridad y de desprecio del indígena formulada por los ‘señores de la tierra y la intelectualidad’, que los miraban como un grupo social minusválido dadas las múltiples carencias de que daban muestras y el bajo nivel de ‘educación’ y ‘cultura’ que a su criterio les caracterizaba, marcas estas con que al mismo tiempo que se los desvalorizaba se facilitaba su exclusión y dominación.

Con este primer enfrentamiento JA y con él la elite intelectual liberal radical y amplios sectores de clase media ligados al mundo de la cultura iniciaron la tarea de des-construcción y crítica de la cosmovisión conservadora, de ancestrales formas de concebir el mundo indígena, algunas de ellas cargadas de prejuicios y hasta de racismo, paso necesario de desmontar para acceder al reconocimiento y la revaloración de su mundo.

No se va a dibujar un panorama general sobre los detalles de este rescate historiográfico que por su riqueza excedería los propósitos de estas páginas, simplemente se señalará algunas de las medidas que con sorprendente valentía e imaginación desplegó JA para cimentar el reconocimiento y valoración de lo indígena al interior de la narración histórica.

Primera: la visión tradicional de la historia había “olvidado” que la conquista produjo un genocidio demográfico, cultural, político, religioso y económico que sumió a los indígenas en una situación de desventaja, sin parangón en la historia de Occidente y de la cual no han llegado a reponerse aún estos pueblos.

Segunda: la visión tradicional de la historia también había ‘olvidado’ los valores que encerraba la Historia del Reino de Quito de Juan de Velasco, "uno de los libros, a decir de Arturo Roig, más actuales que hayan sido producidos por la inteligencia latinoamericana".

Tercera: También se había ‘olvidado’ que Juan de Velasco no solo produjo materiales importan­tes para el proceso de autoreconocimiento y valoración de la Audien­cia de Quito; rol importante jugó en la construcción de un discurso reivin­dicatorio de América y de los americanos, a través de la crítica a las versiones denigrativas de América. Juan de Velasco consideró a tales ‘doctrinas’ expresamente como ‘calumnias’, parte de la ‘leyenda negra de América’ y frente a ellas se sintió impulsado a desvirtuarlas.

Cuarta: En esta amplia perspectiva de defensa de nuestra realidad multinacional y pluricultural, también cabe destacar la posición o compromiso político de nuestro autor en contra de los principales beneficiarios de la esclavitud de los indígenas.

Este nuevo punto de arranque condujo a la revaloración de las diferencias culturales, históricas y étnicas, mas no raciales, y a la búsqueda de su asimilación pero a través de una ‘Unidad’ construida en base a las ‘Diferencias’, de una unidad levantada en el marco del respeto y valoración de lo multinacional y pluricultural. En la visión tradicional, contra la que reaccionó JA, la unidad era de naturaleza ‘indiferenciada’, homogenizadora y se ejercía por ende a través de la imposición o hegemonía étnica y cultural, como también política y económica, de un solo grupo sobre otros, a quienes además se enseñaba y educaba en una cosmovisión e interpretación que les excluía al mismo tiempo que les llamaba a la integración. Para entrar al círculo de los escogidos había que abandonar el idioma, las costumbres, la educación, la religión y más aspectos de su específica cultura indígena (unidad excluyente).


5.3. Aspectos de la Filosofía del Indio – Leonidas Proaño

"Debo agradecer por el privilegio que se me ha concedido al otorgarme el título de Doctor Honoris Causa de esta distinguida Universidad de Saarland. Quiero hacerlo, no en cumplimiento de un mero formalismo, sino de corazón. Quiero hacerlo, no porque yo me considere merecedor de un título semejante, sino porque en este acto, descubro la bondad, la generosidad, el espíritu de estímulo de los conductores y estudiantes, y, creo yo, de los hermanos alemanes. Quiero hacerlo, reconociendo con sencillez, que cuanto he vivido, y aprendido no ha sido extraído de las aulas universitarias de mi país o de algún otro país del mundo, sino de la cantera del pueblo, porque mi universidad ha sido el pueblo y mis mejores maestros han sido los pobres en general, y particularmente los indígenas del Ecuador y de América Latina, considerados en Puebla como “los más pobres entre los pobres”…

La situación de los indígenas, desde todo punto de vista era deplorable. Los indígenas estaban hundidos en la miseria total: económicamente desposeídos de sus tierras y explotados; socialmente marginados y despreciados; culturalmente reducidos a la ignorancia y al analfabetismo; políticamente considerados como cero a la izquierda, puesto que, por analfabetos, no tenían derecho a dar su voto para elegir mandatarios o legisladores. Desde el punto de vista psicológico, eran víctimas de múltiples y destructivos complejos, tales como la ignorancia, el miedo, la desconfianza, la fatalidad, el fatalismo…

Nos aproximamos al año de 1992, en el que se cumplirá el quinto centenario del llamado descubrimiento de América, y de la primera evangelización de sus habitantes, los indios. A estas altura de la historia, los indios de la provincia de Chimborazo (Diócesis de Riobamba), los indios del Ecuador (más de tres millones), han comenzado a abrir los ojos, han comenzado a ver, han comenzado a desatar su lengua, han comenzado a recuperar su palabra, han comenzado a decirla con valentía; han comenzado a ponerse de pie, han comenzado a caminar, han comenzado a organizarse y a realizar acciones que pueden convertirse en acciones de trascendental importancia para ellos, para los países de América, para muchos países del mundo….

En definitiva, el hombre se alimenta de las tierra, de las sustancias que componen la tierra, de la misma manera como el niño se alimenta de la leche de su madre. Existiendo un relación vital tan estrecha, ¿cómo ha podido el hombre olvidar que es tierra? El hombre indio no lo ha olvidado. Recogiendo su pensamiento el Documento de Bogotá antes citado dice: “.. no son ellos los que poseen la tierra sino que es la tierra la que posee a ellos, más aún, los indígenas son la tierra”.

Es cierto que de esta manera de pensar está en abierta contradicción con el pensamiento de la cultura occidental economicista y dominante. Es cierto que muchísima gente puede opinar que de esta manera de pensar acerca de la tierra es primitiva, anticuada y contraria al ímpetu irresistible del progreso, que anima al hombre moderno. Sin embargo, creo que estamos en la última hora que nos permite todavía detenernos a reflexionar para examinar si lo que llamamos progreso no es una carrera loca hacia la destrucción y la muerte, y si no estamos obligados también en este caso, a volver a las fuentes para redimir la vida.

La visión armónica que tiene la creación del pueblo indígena, su respeto a la naturaleza y su cuidado de las reservas, pueden educar la conciencia ecologista de los hombres de Europa y de otras partes del mundo, y contribuir a que se haga un alto a la explotación destructora de los recursos naturales.

… Tanto el genocidio como el etnocidio son crímenes abominables. ¿Es justo comprar el progreso económico conduciendo a la muerte, a costa de la destrucción de la vida de seres humanos y de pueblos que tienen “un especial derecho adquirido a lo largo de generaciones” a un “espacio vital” que sea base, no sólo para su supervivencia, sino también para la preservación de su identidad como grupo humano, como verdadero pueblo y nación? (Juan Pablo II, Discurso a los indígenas de la Amazonía, en Manaos, Brasil, el 10 de julio de 1981)."

6. EL INDIANISMO

6.1. Discurso indianista

En el siglo XIX el pensamiento europeo lle­ga con Marx a su más alta expresión. El marxismo llegó al mundo como la esperanza cierta para, la liberación del hombre. Cien años de marxismo ¿y qué?. Un fracaso. La ex-URSS gra­cias a sus Bombas Atómicas se han convertido en un aliado del imperio. Ahora la humanidad gime de miedo bajo el terror capitalista. La tiranía del mercado se yergue hoy con mayor brutalidad, su racismo y su egoísmo, muestran el fondo perverso de su naturaleza humana, y hacen de la devota "fiera blanca que habla ingles", al gamonal mundial que quiere vigilar a sus esclavos enajenados bailando al compás de sus caprichos.

En medio del resplandor tétrico de estas sociedades mercantilistas neoliberales y globalizadoras, colonizadoras y depredadoras innatas, florece el INDIANISMO como la providencia natural. El INDIANISMO, religión y filosofía cósmica, toma al hombre como "parte indesligable del cosmos", al mismo tiempo que la lucha contra la segregación centenaria nos dota de una lúcida conciencia de libertad. El hombre, materia y espíritu actuando llega a su plenitud dentro la armonía cósmica. Su sentimiento de solidaridad va más allá de su ser; porque cree y se siente "hermano de la estrella de la más lejana galaxia''.

El INDIANISMO, anuncia a la humanidad esta nueva: "tu prójimo eres tu mismo” Es como si vieras tu misma imagen ante un espejo... El INDIANISMO es la más alta expresión del pensamiento humano de todos los tiempos.

El "ama llulla, ama súa, ama khella" es la ley más sabia que ha salido de la conciencia del hombre. Ninguna civilización ha llegado a tamaña cumbre en la práctica de "su" moral social. Muy posible que ha debido pensarse y hasta sentirse en otras épocas y en otros lugares cosa semejante; pero lo insólito y sui géneris, es que aquí no sólo que se piensa y se siente sino que SE VIVIÓ Y SE VIVE. ¡He ahí la estupenda diferencia y el heroísmo sublime del hombre del Ande!

La fuerza ideológica del INDIANISMO es incontrastable, Todas las corrientes ideológicas están en su ocaso, es “El fin de las ideologias” diría Fukuyama; en tanto que él INDIANISMO es el clamor del alba. Y la juventud que deambula en busca de trabajo, que colma las escuelas, las normales, los cuarteles de las FF.AA., es la sangre y el espíritu placentario del INDIANISMO. Frente a esta realidad, por ley de mayoría el indianismo se propone convertir la conciencia extranjerizada de Bolivia en vigor bolivianizado originario. Es pues necesario, adecuar a los empresarios, profesores, jueces, generales, administradores; a la par que despertar e iluminar el cerebro y la conciencia de las juventudes, con la VERDAD y la LIBERTAD, para edificar la Comunidad Amaútica que velará por la vida, evocando lo que somos: “Conciencia del Cosmos”.

Los pobladores abstraídos, al fin, producto de la contradicción de sus clases sociales de origen, llevan en su cerebro ideologías diversas y las rodillas encallecidas.

El terno “armandi”, el sable y el evangelio en Bolivia son los grandes partidos políticos, que apoderándose de las doctrinas más avanzadas de nuestro tiempo, remachan las cadenas de la neocolonización y no hacen mas que cuidar con celo de avaro, la parte de Poder que detentan. Astutos estadistas, castrenses y clérigos, aferrados al cuoteo, a las juntas y al negocio del diezmo, enfática y públicamente se reúnen en congresos políticos; discuten ideologías, tácticas y estrategias para no soltar el Poder. Todo su esfuerzo lo vuel­can en mantener las disposiciones engalanadas para asimilar al ser autóctono a una sociedad insípida, diseñada para aprovecharse de nuestro trabajo y apoderarse de nuestras tierras.

6.2 CISA - Consejo Indio de Sud América

Declaración de Chukuyto: Las organizaciones de los Pueblos del Tawantinsuyo reunidas en la VII Asamblea Ordinaria del CONSEJO INDIO DE SUDAMERICA, realizada en la ciudad de Chukuito, capital milenaria de los LUPAJAKIS, del 19 al 21 de junio del año 2001 del calendario gregoriano, declaramos:

En el mundo habían dos campos políticos, el socialista y el capitalista. Con la desintegración de la URSS se ha cambiado el eje de lucha, ahora se confrontan el hemisferio norte contra el sur. La mundialización del neoliberalismo ha provocado que las transnacionales finacieras y religiosas monoteistas tengan más poder que los estados, expandiendo el hambre, la miseria, la destrucción de la naturaleza y borrando la identidad de los pueblos Indigenas al pretender uniformizarlos.

Durante estos cinco siglos los pueblos indios hemos estado en permanente proceso de reconstitución y en las últimas décadas vamos saliendo de la clandestinidad y hacemos noticia, aunque todavía no siempre con una orientación propia.

Son 20 años que el CISA existe, resiste y persiste con la filosofía indianista. En este periodo el CISA ha ido consolídando la presencia ideológica del pensamiento indio en diferentes lugares del continente "americano" y también en las Naciones Unidas y se ha ido convirtiendo en la expresión política genuina de los pueblos indígenas.

Frente a la acción destructiva de la mundialización neoliberal la juventud y los pueblos del mundo reaccionan buscando nuevos caminos de solución. Ante este panorama desolador, el CISA propone a la humanidad aquello que nos ha permitido a los pueblos del Tawantinsuyo resistir 500 años de genocidio, esclavitud y colonialismo.

Nuestra alternativa de vida diferente a la occidental, está basada en la JUSTICIA, base del AYLLU, y en la convivencia armónica entre el humano y la naturaleza. No es un proyecto a probarse, es la realidad experimentada en miles de años. CHUKUYTO, PERU 19 de junio de 2001.

El CISA existe y resiste: En la Isla Taquile, del lago Titikaka, donde se siente el espíritu del Mallku Qhapaq y Mama Ajlla, convertido en la brisa lacustre a 3.800 m. sobre el nivel del mar, en cuyo espejo lacustre se retratan los Achachilas tutelares de la Nación Aymara. Al cabo de 18 años del I Congreso de Movimientos Indios de Sud América, efectuado en Ollantaytambo (Qhusqu, marzo de 1980), donde se creo el Consejo Indio de Sud América (CISA). En el tiempo transcurrido, el CISA, existe y resiste en defensa de los derechos y libertades fundamentales de los Pueblos Indios y en el seno de las Naciones Unidas (Ginebra-Suiza, Nueva York-USA y Viena-Austria).

Nosotros, en este paraje ancestral nos hemos concentrado en una ASAMBLEA ESTATUTARIA, entre los días 30, 31 de enero y 1o de febrero 1998, y conforme a las necesidades institucionales de nuestro tiempo, hemos examinado el primer ESTATUTO ORGANICO. La mencionada Asamblea, en cumplimiento de los PRINCIPIOS IDEOLOGICOS dados en Ollantaytambo, ha revisado este cuerpo legal que consta de once capítulos y cuarenta artículos, que sustentan el mismo espíritu indianista de Ollantaytambo y que a partir de la fecha regirán los destinos del CISA. Tales principios, para considerar su valor permanente transcribimos líneas abajo. Isla Taquile (Perú), 1o de febrero de 1998.

Ideología y Filosofía indianista, dada en Ollantaytambo, l980. Considerando: Que el pensamiento cósmico de la vida y del mundo que nos rodea, es la base sustantiva para comprender la IDEOLOGIA INDIANISTA, la cual significa: orden en constante movimiento y la armónica sucesión de opuestos que se complementan;

Que, la IDEOLOGIA INDIANISTA como el pensamiento del mismo Indio, de la naturaleza y del universo, es la búsqueda, el reencuentro y la identificación con nuestro glorioso pasado, como base para tomar en nuestras manos la decisión del destino de los pueblos indios;

Que, el INDIANISMO se nutre en la concepción colectivista y comunitarista de nuestra civilización tawantinsuyana, basada en la filosofía del bienestar social igualitario;

Que la concepción científica india, define al hombre como parte integrante del cosmos y como factor de equilibrio entre la naturaleza y el universo, ya que de ello depende el desarrollo de su vida creadora en la tierra;

Por tanto, nos definimos:

1.- Los PUEBLOS INDIOS de este continente nos llamamos INDIOS, porque con este nombre nos han sojuzgado por 5 siglos y con este nombre definitivamente hemos de liberarnos. SER INDIO ES NUESTRO ORGULLO. EL INDIANISMO propugna al indio como el autor y protagonista de su propio destino, por eso es nuestra bandera de lucha y una consigna de liberación humana.

2.- Los PUEBLOS INDIOS somos descendientes de los primeros pobladores de este continente; tenemos una historia común, una personalidad étnica propia, una concepción cósmica de la vida y como herederos de una cultura milenaria, al cabo de más de 500 años de separación, estamos nuevamente unidos para vanguardizar nuestra propia liberación del colonialismo occidental.

3.- Reafirmamos el INDIANISMO como la categoría central de nuestra Ideología, porque su filosofía vitalista propugna la autodeterminación, la autonomía y la autogestión socio - económico - político -cultural de nuestros pueblos y porque es la única alternativa de vida para el mundo actual.

4.- Rechazamos el INDIGENISMO porque corresponde a la ideología de la opresión y el parternalismo, ya que desde su mismo origen ha servido a los intereses racistas de los Estados (gobernantes), de las Misiones (sectas religiosas) y de la Antropología (Ciencias Sociales).

5.- Reivindicamos el COLECTIVISMO Y COMUNITARISMO, pauta de conducta diaria de nuestros antepasados, traducida en el ayni, la mink'a, el camayaji, el yanapacu y otras formas colectivistas que se practicaron en todo el continente, avaladas por la alta moral justiciera del "ama suwa, ama llulla y ama qhilla"; la cual es completamente diferente y anterior al Capitalismo y al Socialismo del Occidente.

6.- Rechazamos las CORRIENTES POLITICAS ajenas a nuestros intereses, porque no propugna nuestra liberación.

LA DERECHA en sus diversos matices, es opresora del Indio y la IZQUIERDA en sus variadas facciones, divide a nuestros pueblos en clases sociales antagónicas. Ambas son criaturas de la misma casta dominante que odia al INDIO.

7.- Repudiamos el RACISMO por sustentar una teoría no demostrada de la superioridad biológica permanente de una raza humana sobre otras, pretexto que han utilizado y utilizan los euroespañoles invasores y sus descendientes para exterminar físicamente a nuestros pueblos, y NO SOMOS RACISTAS porque nunca hemos pretendido ser SUPERIOR ni hemos aceptado ser INFERIOR a ningún otro pueblo de la tierra.

Y puestos de pie, por la memoria de nuestros mártires indios, PROMETEMOS restaurar nuestras ciudades de piedra (Tiwanaku,Tunupa,Samaypata) y retomar nuestro destino político, reinvidicar nuestra personalidad histórica, revalorar nuestra cultura milenaria, proclamando nuestro orgullo de ser PUEBLO INDIO.

6.3 El Etnodesarrollo

En vez de un indigenismo que pretende "salvar al indio de sí mismo", Bonfil (1982) propuso el proceso de etnodesarrollo como alternativa a la integración y al desarrollismo.

Las organizaciones indígenas han ido asumiendo decididamente reivindicaciones de autonomía y autodeterminación y la diversidad cultural ha empezado a ser reconocida como riqueza por los estados y sociedades, de manera que el indigenismo etnocentrista ha cedido campo al pluricentrismo y el reconocimiento de la diversidad, aunque es una lucha viva del siglo XXI.

7. RECONOCIMIENTOS DE LAS NACIONES UNIDAS

Histórico reconocimiento de las Naciones Unidas a los aborígenes (Septiembre del 2007): La Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas fue apoyada por 143 países y rechazada por cuatro, entre ellos Estados Unidos. Establece derechos a la tierra y a su identidad cultural.

Luego de veintidós años de negativa de los países desarrollados, la Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobó la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, equiparada a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero específica para poblaciones originarias. La medida, señalada como histórica, involucra a 370 millones de personas en todo el mundo. Hace hincapié en los derechos colectivos, la identidad, el territorio y la autonomía de los pueblos. El texto final tuvo el apoyo de 143 países, en tanto que cuatro votaron en contra (Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) y once se abstuvieron. El presidente de Bolivia, Evo Morales, festejó la sanción y, en Argentina –donde la población originaria ronda el millón y medio de personas–, las organizaciones aborígenes le dieron la bienvenida aunque advirtieron que la declaración sólo será aplicada “si existen comunidades organizadas que luchen por esos derechos”.

La Declaración, aprobada el miércoles a última hora, tiene 46 artículos, gran parte de ellos dedicados a los derechos de los pueblos indígenas sobre las tierras que ocupan, los bienes naturales que poseen, la preservación del medio ambiente, la autonomía y la promoción de la plena y efectiva participación indígena en todos los asuntos que les conciernen. Además, trata sobre los derechos individuales y colectivos, cultura, identidad, educación, salud, empleo e idioma, entre otros.

“Estas normas permitirán hacer respetar nuestros derechos y los de todos los pueblos”, festejó Evo Morales, el primer presidente indígena de América latina.

En Argentina, el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), integrado por 15.000 familias organizadas de siete provincias, fue más prudente: “Creemos que nos da un nuevo paraguas judicial para defendernos, pero la forma de validar nuestros derechos seguirá siendo la organización de las comunidades y la lucha diaria”.

Gustavo Macayo, abogado de comunidades originarias de Chubut, afirmó en el mismo sentido que “un tratado internacional siempre es un avance, ordena al Estado Nacional a adecuarse, pero también es cierto que muchas veces se cuenta con leyes y el Poder Judicial no las aplica y el poder político las viola”. Mauro Millán, de la organización mapuche-tehuelche 11 de Octubre, recordó que existen convenios internacionales (como el 169 de la OIT) de avanzada y que no son aplicados por la Justicia de Argentina. “Los tratados internacionales suelen ser instancias meramente declarativas que suelen ser omitidas por los jueces. Y en eso tiene mucho que ver la política de derechos humanos de los gobiernos, donde el tema indígena está ausente.”

Estados Unidos, Australia, Canadá y Nueva Zelanda –los cuatro países que votaron en contra– tienen una numerosa población indígena y fueron denunciadas reiteradamente ante la ONU por el trato indigno que dan a sus pueblos ancestrales. La férrea oposición a la Declaración estuvo motivada por la resistencia a varios artículos, sobre todo los que refieren a la libre determinación, los derechos a territorios y recursos, la obligación de contar con consentimiento y participación indígena en los asuntos que los involucren, y el reconocimiento del derecho a sus costumbres. En todas estas particularidades, la Declaración fue considerada un paso superador a la legislación nacional de esos cuatro países.

En Argentina, recién con la reforma de 1994, la Constitución reconoció los derechos indígenas: en su Artículo 75 inciso 17 se reconoce la preexistencia étnica y cultural de estos pueblos, se garantiza el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural, se reconoce la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan y se asegura la participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los intereses que los afecten, entre otros derechos. La Constitución de 1853, en su Artículo 67, inciso 15, discriminaba específica y explícitamente a los pobladores ancestrales: “Corresponde al Congreso proveer a la seguridad de las fronteras, conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo”.

8. CONCLUSIONES

Según PJA, “El indio ecuatoriano” despertó juntamente con el “realismo social” una sensibilidad para la acción desde las leyes, tales como la creación de una ley de indios o ley agraria.

Podemos afirmar también que PJA fue un investigador que visualizó la realidad desde afuera, es decir: “un blanco o mestizo para lectores blancos o mestizos”, sin inmiscuirse en el pensamiento mismo del indio.

En efecto, lo que impulsó a hacerlo fue su sensibilidad social como se puede apreciar del siguiente texto del Indio Ecuatoriano: “ … y el mantenimiento del concertaje de indios en América solo indica un feudalismo uranio, sin caballerosidad, sin nobleza”, concluyendo: “nobleza obliga”, es decir se sentía moralmente obligado. Esto nos pone a pensar que haciendo de lado sus “buenas intenciones”, jamás buscó el pensamiento objetivo del indio, pues de hecho no encontramos referencia a ello en su libro.

Para PJA el indio no actúa sino que reacciona motivado por su resentimiento de su historia de cientos años, generando una entropía negativa, incluso hacia el trabajo agrícola. Esto en efecto, propició la aparición de un socialismo práctico que devino en una ley agraria.

PJA no aportó en el “orgullo del indio por el indio”, sino que tomando las ideas de Carlos Paladines, observa un indio lleno de resentimiento, ahogado por sus penas. Por ello, qué ve una persona que se asume mestiza o blanca frente a este cuadro dibujado por PJA y posteriormente por escritores y pintores reconocidos?. Nos contestamos: sólo compasión y lástima.

Peor aún, como se observa el indio frente a este mismo cuadro?. Nos contestamos también que éste lo ignoraría y lo rechazaría; pues como se indicó anteriormente, no aportó al fortalecimiento de su conciencia del indio para el indio.

Si bien PJA aborda y toma ideas socialistas, alienta a lo largo de su trabajo prácticas de legalidad o movimientos no violentos, es decir, contrario a lo que en esos momentos vivía el mundo: la revolución comunista en la Unión Soviética.

Ubicamos también la postura de Leonidas Proaño en este trabajo, por cuanto a diferencia de PJA el primero participó y vivió con los indios, buscó su pensamiento, lo levantó y realzó.

Con respecto al discurso indianista en general, podemos decir que es muy emotivo y que pese a cualquier crítica que se le pueda hacer, se puede afirmar que es un levantar de la conciencia del indio. Es el mismo indio que se levanta con su propio pensamineto. No obstante, al mismo tiempo, evidencia la creación de un nuevo dogma, una nueva verdad, una nueva utopía, sobre la cual nos preguntamos si se sacrificarán las generaciones por venir en busca de este nuevo sueño (irónicamente es un volver). Vemos como punto negativo que el Indianismo es excluyente, es decir, es racista, ya que nadie puede participar de él sin ser un indio.

Por último, el gran aporte del pensamiento del indio, es su carácter ecológico a la humanidad, pues su pensamiento respecto a la conservación del ambiente, es vital en el devenir del hombre, es por ello también que podemos calificarlo como la conciencia del hombre en tomar solamente lo que necesita.

BIBLIOGRAFÍA
· http://www.willka.net/Documentos-filer/(XIX).htm
· (Partes del Discurso de Monseñor Leonidas Proaño con oportunidad de la entrega del Doctorado en Filosofía Honoris Causa, por parte de la Universidad de Saarland, Alemania Federal, en 1988)
· Jaramillo Alvarado, Pio, La Presidencia de Quito, El Comercio, 1938, Tomo I y Tomo II
· Jaramillo Alvarado, Pio, Historia de Loja y su Provincia, Honorable Consejo Provincial de Loja 1982, Segunda Edición
· Jaramillo Alvarado, Pio, Los Profetas de Gorivar, Casa de Cultura Ecuatoriana, 1950
· Grupo América, Homenaje al Dr. Pío Jaramillo Alvarado, Publicaciones del Grupo América, 1965
· Subsecretaría de Cultura, Dirección Provincial de Educación, Departamento de Cultura de Loja, Visión Actual de Pio Jaramillo Alvarado, Fundación Friederich Naumann, 1988
· Banco Central del Ecuador, Varios Autores, Pensamiento Indigenista del Ecuador, Corporación Editora Nacional, 1988
· Banco Central del Ecuador, Peralta José, Pensamiento Filosófico y Político, Corporación Editora Nacional, sin año.
· Ayala Mora, Enrique, Resumen de Historia del Ecuador
· Tomado de "Historia de Nuestra Cultura", David Andrade Aguirre,
· Luis Alberto Luna Tobar, Monseñor Leonidad Proaño, Pensamiento Fundamental, Corporación Editora Nacional, primera edición 2006.
· Kim Clark, La medida de la diferencia: las imágenes indigenista de los indios serranos en el Ecuador (1920 a 1940).
· Carlos Paladines, Pio Jaramillo Alvarado, La defensa de la condición humana de los indígenas en las primeras décadas del siglo XX, Agosto del 2006.
· Carlos Paladines, Discurso indígena y discurso de ruptura.
· http://www.dlh.lahora.como.ec/paginas/historia/historia10.htm
· http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-91399-2007-09-15.html

2 comentarios:

  1. De acuerdo a lo que concluyen, están diciendo que nuestros indigenistas ecuatorianos no han contribuido al desarrollo de los indios?

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  2. Si indigenistas como Guayasamin, Jorge Icaza, entre otros, si bien es cierto sensibilizaron al país mostrando rostros, pero estos rostros a nadie le gustaba identificarse, ni a los que cuya cultura es la indígena . Por lo que no generaron orgullo, todo lo contrario.

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