Por: Alfredo Calderón Serrano
acalderon@puce.edu.ec
Introducción
“Actualmente el ser humano independientemente de su modelo político en que vive o en que comulgue, está depredando la naturaleza, ya que los recursos que disponemos son limitados.”
La demostración de la valides del anterior párrafo, en el cual no soy el único que lo formula, se lo puede demostrar mediante el uso de “la teoría de juegos”. Específicamente por el problema de “la tragedia de los comunes”, el cual fue formulado por Garret Hardin en 1968, mas adelante lo explicaré ampliamente.
Mi hipótesis es que la única manera que tenemos para detener este desastre, es la creación de una nueva moral, acompañado de una normativa, en la que se prohíba el daño a la naturaleza.
Por ello empezaré por explicar que es teoría de juegos, luego entraremos al problema de la “tragedia de los comunes”, donde extraeré algunas ideas que servirán de base para el sustento de mi hipótesis, posteriormente presentaré algunas reacciones tanto favorables como desfavorables al escrito por Hardin. Y por último las conclusiones.
Pero, en relación con dicho debate, en ese mismo artículo el autor realizaba un alegato sobre el hecho de que la libertad de las decisiones individuales en un medio común arruina finalmente a todos.
La teoría de juegos es un área de la matemática aplicada que utiliza modelos para estudiar interacciones en estructuras formalizadas de incentivos (los llamados juegos) y llevar a cabo procesos de decisión. Sus investigadores estudian las estrategias óptimas así como el comportamiento previsto y observado de individuos en juegos. Tipos de interacción aparentemente distintos pueden, en realidad, presentar estructuras de incentivos similares y, por lo tanto, se puede representar mil veces conjuntamente un mismo juego.
Se formalizó por primera vez a partir de los trabajos de John Von Newman y Oskar Morgenstern, antes y durante la Guerra Fria. Pasó al conocimiento popular por el libro (1998) y la película (2001) “Una mente brillante”, el cual es la biografía del premio Novel de Economía John Forbes Nash. Se la ha usado en Biología, Economía, Negociación, Psicología, Filosofía, Informática (existen aplicaciones que la tratan conjuntamente con la Computación Evolutiva), entre otras ciencias. Además se la usado en programas de televisión como “Amigo o Enemigo (USA)”, “Seis a traición (España)”, Supervivientes (USA).
La teoría de juegos nació con el objetivo de analizar el comportamiento de las personas en situaciones con conflictos de intereses, es decir, nos ayuda a crear modelos sobre los cuales razonamos para elegir las estrategias que nos conduzcan a resultados óptimos, donde todos los participantes del proceso ganen de alguna medida.
La teoría de juegos proporciona solamente modelos de las situaciones reales, por lo que, frecuentemente, las conclusiones que dichos modelos aportan son sólo pautas generales de comportamiento, que nos proporcionarán normas de actuación más precisas en tanto el modelo refleje con más precisión la realidad.
Gracias a estos estudios contamos con conceptos como:
Concepto | Descripción |
Estrategias dominantes | Una estrategia dominante para un jugador es una estrategia que siempre le dará una retribución más alta sin importar las estrategias que los otros jugadores escojan. |
Equilibrio de Nash | Una combinación estratégica (Si*, S-i*) es un equilibrio de Nash si cualquier jugador que se desvíe de forma unilateral obtendrá menos retribución. |
Eficiencia de Pareto | Una combinación estratégica es una eficiencia de Pareto si no hay otra combinación estratégica que incremente la retribución de un jugador sin decrementar la retribución de otro jugador. |
Forma extensiva | Es la forma de representar un juego por medio de un grafo (un conjunto de aristas y nodos) también conocido como árbol del juego, en donde los nodos representan a los participantes del juego y las aristas las estrategias de dichos participantes. |
Forma normal | La forma normal de un juego es una lista de todas las estrategias para todos los jugadores, junto con las recompensas esperadas para cada posible elección de estrategias (una para cada participante). |
Juegos de suma cero | El beneficio total para todos los jugadores del juego, en cada combinación de estrategias siempre suma cero. Es decir el jugador se beneficia a expensas del otro, uno gana y el otro pierde, se gana exactamente la cantidad que pierde el oponente. |
Juego de suma no cero | Cuando los desenlaces tienen resultados netos mayores o menores que cero. |
Juego Simétrico | Es un juego en que las recompensas por jugar una estrategia en particular dependen sólo de las estrategias que empleen los otros jugadores y no de quien las juegue. Si las identidades de los jugadores pueden cambiarse sin que cambien las recompensas de las estrategias, es simétrico. |
Juego Asimétrico | Este juego depende de las estrategias tanto del jugador como de las que jueguen los otros jugadores. |
Juegos cooperativos | Se caracteriza por un contrato que puede hacerse cumplir. Por ejemplo, la solución de Nash para le negociación exige que la inversión sea justa y eficiente. |
Juegos simultáneos | Son juegos en que los jugadores se mueven simultáneamente o en los que éstos desconocen los movimientos anteriores de otros jugadores. |
Juegos secuenciales o dinámicos | Son juegos en los que los jugadores posteriores tienen algún conocimiento de las acciones previas. Este conocimiento puede ser incompleto, por ejemplo, no realizó tal acción, pero no se qué acción realizó. |
Juegos de Información perfecta | Es un subconjunto de los juegos secuenciales. Es de información perfecta si todos los jugadores conocen los movimientos que han efectuado previamente los otros jugadores. |
Juegos de Información completa | Requiere que cada jugador conozca las estrategias y recompensas del resto, pero no necesariamente las acciones. |
Juegos de longitud infinita (Super Juegos) | Los juegos estudiados por los economistas y la vida real finalizan tras un número finito de movimientos. Los juegos matemáticos puros y la teoría de conjuntos estudian juegos de infinitos movimientos. |
La tragedia de los comunes
La tragedia de los comunes es un tipo de trampa social, normalmente económica, que lleva a un conflicto social sobre los recursos al implicar intereses o beneficios individuales y bienes públicos. Es la sobreexplotación de un recurso cuando no existe el interés y la responsabilidad individual en su conservación, debido a que el recurso no es propiedad privada y carece de dueño particular: "si algo es de todos, nadie lo cuida y se termina acabando."
El término se deriva de una comparación hecha por William Foster Lloyd con las propiedades en las villas medievales en su libro sobre demografía de 1833. Más tarde, el término ha sido popularizado por Garrett Hardin en un ensayo La tragedia de los comunes (1968). Sin embargo, la teoría fue creada por Aristóteles y Tucídides. Hoy en día es un texto recurrente cuando se analiza ecología.
Garrett Hardin (1915-2003) fue un ecologista norteamericano, Catedrático de Ecología Humana y autor de numerosos libros y artículos sobre superpoblación, siendo el más famoso su ensayo antes mencionado.
A continuación presento extractos del texto original de Garret Hardin, publicado en 1968, traducido por Horacio Bonfil Sanchez.
“En nuestros días (aunque no en tiempos anteriores) las soluciones técnicas son siempre bienvenidas. A causa del fracaso de las profecías, se necesita valor para afirmar que una solución técnica deseada no es factible. Wiesner y York tuvieron esta valentía publicándolo en una revista científica, e insistieron en que la solución al problema no se iba a hallar en las ciencias naturales. Cautelosamente calificaron su afirmación con la frase "De acuerdo con nuestro ponderado juicio profesional...". Si estaban en lo correcto o no, no es de relevancia para el presente artículo. Más bien, la preocupación aquí se refiere al importante conjunto de problemas humanos que pueden ser denominados "problemas sin solución técnica", y de manera más específica, con la identificación y la discusión de uno de ellos.”
“El conjunto de los "problemas sin solución técnica" tiene miembros. Mi tesis es que el "problema poblacional", tal como se concibe tradicionalmente, es un miembro de esta clase. Y dicha concepción tradicional requiere cierta reflexión. Es válido decir que la mayor parte de la gente que se angustia con el problema demográfico busca una manera de evitar los demonios de la sobrepoblación sin abandonar ninguno de los privilegios de los que hoy goza. Piensan que las granjas marinas o el desarrollo de nuevas variedades de trigo resolverán el problema "tecnológicamente". Yo intento mostrar aquí que la solución que ellos buscan no puede ser encontrada. El problema poblacional no puede solucionarse de una manera técnica, de la misma forma que no puede ganarse el juego del gato.”
En estos dos párrafos plantea que el problema poblacional, no posee solución técnica. En este punto otros pensadores, que en mi opinión son demasiado optimistas, proponen que Hardin no toma en cuenta la “creatividad humana”.
“La población, como lo dijo Malthus, tiende de manera natural a crecer "geométricamente", o como decimos hoy, exponencialmente. En un mundo finito esto significa que la repartición per cápita de los bienes del mundo debe disminuir. ¿Es acaso el nuestro un mundo finito?”.
Thomas Robert Malthus (Dorking, 14 de febrero de 1766 - Bath, 23 de diciembre de 1834) fue un economista inglés, considerado el padre de la demografía. Es conocido principalmente por su Ensayo sobre el principio de la población (1798), en el que se expone el principio según el cual la población humana crece en progresión geométrica, mientras que los medios de subsistencia lo hacen en progresión aritmética. Así, llegará un punto en el que la población no encontrará recursos suficientes para su subsistencia (catástrofe maltusiana). Aunque él no lo dejó escrito y no hay constancia de que lo pensase así, comúnmente se le achaca el corolario a esta teoría de que los recursos son limitados y el ser humano está condenado a la extinción.
“Un mundo finito puede sostener solamente a una población finita; por lo tanto, el crecimiento poblacional debe eventualmente igualar a cero. (El caso de perpetuas y amplias fluctuaciones por encima y por debajo del cero es una variante trivial que no necesita ser actualizada). Cuando esta condición se alcance, ¿cuál será la situación de la humanidad? Específicamente ¿puede ser alcanzada la meta de Bentham de "el mayor bienestar para la mayor cantidad de individuos?" No, por dos razones, cada una suficiente por sí mismo. La primera es de orden teórico. No es matemáticamente posible maximizar dos variables (o más) al mismo tiempo. Esto fue claramente posible demostrado por Von Neumann y Morgenstern.”
Jeremy Bentham (1748-1832) fue un pensador inglés, padre del utilitarismo. Escribió el libro “Introducción a los principios de moral y legislación” (1789). En ella preconizaba que todo acto humano, norma o institución, deben ser juzgados según la utilidad que tienen, esto es, según el placer o el sufrimiento que producen en las personas. A partir de esa simplificación de un criterio tan antiguo como el mundo, proponía formalizar el análisis de las cuestiones políticas, sociales y económicas, sobre la base de medir la utilidad de cada acción o decisión. Así se fundamentaría una nueva ética, basada en el goce de la vida y no en el sacrificio ni el sufrimiento. El objetivo último de lograr la mayor felicidad para el mayor número.
Y justamente, los trabajos de Von Newmann y Morgestern, mentalizadores de la teoría de juegos probaron fehacientemente que no es posible maximizar más de dos variables a la vez.
“La siguiente razón surge directamente de los hechos biológicos. Para vivir, cualquier organismo debe disponer de una fuente de energía (comida, por ejemplo). Esta energía se utiliza para dos fines: conservación y trabajo. Un hombre requiere de aproximadamente 1600 kilocalorías por día ("calorías de manutención") para mantenerse vivo. Cualquier cosa que haga aparte de eso se definirá como trabajo, y se apoya en las "calorías trabajo" que ingiera. Estas son utilizadas no solamente para realizar trabajo en el sentido en que comúnmente entendemos la palabra; son requeridas también para todas las formas de diversión, desde la natación y las carreras de autos, hasta tocar música o escribir poesía. Si nuestra meta es maximizar la población, es obvio lo que debemos hacer: lograr que las "calorías trabajo" por persona se acerquen a cero tanto como sea posible. Nada de comidas de gourmet, nada de vacaciones, nada de deportes, nada de música, nada de arte... Creo que cualquiera coincidirá, sin argumento o prueba, que maximizar la población no maximiza los bienes. La meta de Bentham es imposible. Para alcanzar esta conclusión he asumido el supuesto común de que el problema es la obtención de energía. La aparición de la energía atómica ha iniciado el cuestionamiento de esta suposición. Sin embargo, dada una fuente infinita de energía, el crecimiento poblacional sigue siendo una cuestión ineludible. El problema de la adquisición de energía es reemplazado por el de su disipación, como agudamente lo ha demostrado J H. Fremlin. Los signos aritméticos del análisis están, como lo estuvieron, invertidos; pero la meta de Bentham sigue inalcanzable.”
En el año de 1990 contestó a la pregunta de una periodista que le cuestionaba que en la época del imperio romano ya se pensaba que la población no alcanzaba para el alimento que existía y se decía bienvenida la guerra para que baje la población. A lo que contestó que el cuestionamiento no es nuevo, en esa época no se pensaba que el ser humano encuentre otras fuentes de energía como la atómica, pero ahora tenemos otro problema, ¿qué hacemos con los residuos atómicos que son altamente tóxicos?, empezaremos a buscar basureros y ¿qué pasará cuando ya no lo encontremos?. Seguimos en el problema de la finitud.
“Deseamos los máximos bienes por persona; ¿pero qué es un bien? Para una persona puede ser la naturaleza preservada, para otros centros de ski por mayor. Para una pueden ser estuarios donde se alimenten patos para caza, mientras que para otra pueden ser terrenos para fábricas. Comparar un bien con otro es, solemos decir, imposible, porque estos bienes son inconmensurables, y los inconmensurables no pueden compararse.”
En este punto empieza su cuestionamiento a la idea que tenemos de un bien, el cual puede ser un deseo o un objeto.
“Poco progreso lograremos en la búsqueda de un tamaño óptimo de población mientras no exorcicemos de manera explícita al espíritu de Adam Smith en el campo de la demografía práctica. En asuntos económicos La riqueza de las naciones (1776) popularizó la "mano invisible", la idea de un individuo que "buscando solamente su propio beneficio", logra "dejarse llevar por una mano invisible a promover... el interés público". Adam Smith no afirmó que esto fuera invariablemente cierto, y quizás no lo hizo ninguno de sus seguidores. Pero contribuyó con una tendencia dominante de pensamiento que desde entonces interfiere con las acciones positivas basadas en análisis racionales, a saber la tendencia a asumir que las decisiones tomadas en lo individual serán, de hecho, las mejores decisiones para la sociedad en su conjunto. Si esta suposición es correcta justifica la continuidad de nuestra actual política de “laissez faire” en cuestiones reproductivas. Si es correcta podemos asumir que los hombre controlarán su fecundidad de tal manera que lograrán una población óptima. Si la suposición es incorrecta, necesitamos examinar las libertades individuales para ver cuáles son defendibles.”
La frase "laissez faire, laissez" es una expresión francesa que significa "dejad hacer, dejad", refiriéndose a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral, y mínima intervención de los gobiernos. Fue usada por primera vez por Jean-Claude Marie Vicent de Gournay, fisiócrata del siglo XVIII, contra el intervencionismo del gobierno en la economía.
Hardin en este punto anterior empieza a esbozar su cuestionamiento al crecimiento demográfico.
“La refutación de la mano invisible en el control poblacional se encuentra en un escenario descrito inicialmente en un panfleto poco conocido de 1833 por un matemático amateur llamado William Forster Lloyd (1794-1852). Podemos llamarlo "la tragedia de los recursos comunes", utilizando la palabra tragedia como la usó el filósofo Whitehead: "La esencia de la tragedia no es la tristeza. Reside en la solemnidad despiadada del desarrollo de las cosas"”.
A continuación la “tragedia de los recursos comunes en palabras de Hardin:
"La tragedia de los recursos comunes se desarrolla de la siguiente manera. Imagine un pastizal abierto para todos. Es de esperarse que cada pastor intentara mantener en los recursos comunes tantas cabezas de ganado como le sea posible. Este arreglo puede funcionar razonablemente bien por siglos gracias a que las guerras tribales, la caza furtiva y las enfermedades mantendrán los números tanto de hombres como de animales por debajo de la capacidad de carga de las tierras. Finalmente, sin embargo, llega el día de ajustar cuentas, es decir, el día en que se vuelve realidad la largamente soñada meta de estabilidad social. En este punto, la lógica inherente a los recursos comunes inmisericordemente genera una tragedia.”
Y continúa:
“Como un ser racional, cada pastor busca maximizar su ganancia. Explícita o implícitamente, consciente o inconscientemente, se pregunta, ¿cuál es el beneficio para mí de aumentar un animal más a mi rebaño? Esta utilidad tiene un componente negativo y otro positivo.
1. El componente positivo es una función del incremento de un animal. Como el pastor recibe todos los beneficios de la venta, la utilidad positiva es cercana a +1.
2. El componente negativo es una función del sobrepastoreo adicional generado por un animal más. Sin embargo, puesto que los efectos del sobrepastoreo son compartidos por todos los pastores, la utilidad negativa de cualquier decisión particular tomada por un pastor es solamente una fracción de -1.
Al sumar todas las utilidades parciales, el pastor racional concluye que la única decisión sensata para él es añadir otro animal a su rebaño, y otro más... Pero esta es la conclusión a la que llegan cada uno y todos los pastores sensatos que comparten recursos comunes. Y ahí está la tragedia. Cada hombre está encerrado en un sistema que lo impulsa a incrementar su ganado ilimitadamente, en un mundo limitado. La ruina es el destino hacia el cual corren todos los hombres, cada uno buscando su mejor provecho en un mundo que cree en la libertad de los recursos comunes. La libertad de los recursos comunes resulta la ruina para todos.”
Aquí claramente se observa la “teoría de juegos”, con el concepto del “equilibrio de Nash” en que cada jugador por su racionalidad buscará ganar, el resultado es que todos ganan “a un corto plazo”, pero a la final todos terminan perdiendo a un largo plazo.
“De manera similar la lógica de los recursos comunes ha sido entendida por largo tiempo, quizás desde la invención de la agricultura o de la propiedad privada en bienes raíces. Pero ha sido comprendida principalmente en casos específicos que no son suficientemente generalizables. Incluso en nuestros días, ganaderos que rentan tierras nacionales en el Oeste demuestran apenas una comprensión ambivalente al presionar constantemente a las autoridades federales para que incrementen el número de cabezas autorizadas por área hasta un punto en el cual la sobreexplotación produce erosión y dominio de malezas. De manera similar, los océanos del mundo continúan sufriendo por la supervivencia de la filosofía de los recursos comunes. Las naciones marítimas todavía responden automáticamente a la contraseña de "la libertad de los mares". Al profesar la creencia en los "inagotables recursos de los océanos", colocan cerca de la extinción, una tras otra, a especies de peces y ballenas.
Los parques nacionales son otra instancia donde se muestra la forma en que trabaja la tragedia de los recursos comunes. En el presente se encuentran abiertos para todos, sin ningún límite. Los parques en sí mismos tienen una extensión limitada —sólo existe un Valle de Yosemite— mientras que la población parece crecer sin ningún límite. Los valores que los visitantes buscan en los parques son continuamente erosionados. Es muy sencillo, debemos dejar de tratar a los parques como recursos comunes... o muy pronto no tendrán ningún valor para nadie.”
Al leer estos párrafos me vino a la cabeza nuestro parque de Quito llamado “La Carolina”, en este momento es muy difícil ir un domingo por la cantidad de gente que existe en él, ¿llegará un momento que empecemos a restringir su entrada?, me parece que sí, pero a un largo plazo.
“¿Qué debemos hacer? Tenemos varias opciones. Podemos venderlos como propiedad privada. Podemos mantenerlos como propiedad pública, pero asignando adecuadamente quien ha de entrar. Esto debe ser con base en la riqueza, a través del uso de un sistema de adjudicación. También podría hacerse con base en méritos, definidos por estándares acordados. O podría ser por sorteo. O bien ser con base en el sistema de que el primero que llega entra, administrado a partir de filas. Estos, creo, son todos procedimientos objetables. Pero entonces debemos escoger, o consentir la destrucción de nuestros recursos comunes llamados parques nacionales.”
Hardin empieza a presentar sus soluciones al dilema, la cuales hasta este momento son las que han creado la polémica. Es decir, su cuestionamientos son considerados válidos, mas no las soluciones presentadas por él.
“El análisis del problema de la contaminación como una función de la densidad de la población descubre un principio de moralidad no siempre reconocido; específicamente: que la moralidad de un acto es una función del estado del sistema en el momento en que se realiza. Usar los recursos comunes como un pozo sin fondo no daña a la población en general en zonas vírgenes o poco explotadas, simplemente porque no existe dicha población; el mismo comportamiento en una metrópolis es insostenible. Hace ciento cincuenta años un hombre de las praderas podía matar un bisonte americano, cortarle solamente la lengua para cenar y desechar el resto del animal. No se podría considerar en ningún sentido que fuera un desperdicio. Hoy en día, cuando quedan sólo algunos miles de bisontes, nos sentiríamos abrumados con este comportamiento.”
Aquí empieza la construcción de una moralidad nueva en base a la no depredación y es la que tomo de base para mi hipótesis planteada al inicio. Me apoyo adicionalmente en las ideas del filósofo inglés Derek Parfit cuando trata este mismo problema, el cual dice: “el propio interés prescribe que, para llegar a soluciones óptimas de Pareto estables, los individuos deben ser educados en teorías morales contrarias a la satisfacción del propio interés. Lo cual, en vedad, resulta paradógico.
Derek Parfit (nacido en 11 de diciembre, 1942) es un filósofo británico que se especializa en problemas de identidad personal, la racionalidad y la ética, y las relaciones entre ellos. His 1984 book, Su libro, “Razones y personas” ha sido muy influyente. He has worked at Oxford for the whole of his academic career, and is presently a Senior Research Fellow at . Ha trabajado en Oxford y. también es Profesor Visitante de Filosofía en la Universidad de Nueva York, la Universidad de Harvard y la Universidad de Rutgers.
Más adelante, Hardin, plantea que la “concientización”, por ejemplo, mediante una fotografía llevaría diez mil palabras validarlo, ya que la esencia del argumento hay que presentarlo en palabras. Por ello, el camino no es la concientización, la única forma es la “coerción” a los individuos, si exactamente, en otras palabras limitar la libertad. Para Hardin esta es hacia la reproducción. En este punto discrepo, en todo lo demás sustenta mi hipótesis, pero hacia el control ambiental, es decir a la protección de la naturaleza.
Hardin se sustenta esta coerción en varios razonamientos, extraigo cuatro que a mi parecer son contundentes:
El primero:
“…¿Ha evitado algún presidente durante las últimas generaciones caer en llamados a los sindicatos para que voluntariamente moderen sus demandas por mejores salarios, o a las compañías acereras para que bajen voluntariamente sus precios? No puedo recordar ninguno. La retórica utilizada en dichas ocasiones está diseñada para producir sentimientos de culpa en los no cooperadores.
Por siglos se asumió sin prueba que la culpa era un valioso, incluso casi indispensable, ingrediente de la vida civilizada. Ahora, en este mundo postfreudiano, lo dudamos.
Paul Goodman habla desde un punto de vista moderno cuando dice: "Nada bueno ha salido del sentimiento de culpa, ni inteligencia, ni política, ni compasión. Los que sienten culpa no prestan atención al objeto, sino solamente a sí mismos, y ni siquiera a sus propios intereses, lo que podría tener sentido, sino a sus ansiedades"”.
El segundo:
“…Considérese el robo de un banco. El hombre que se lleva el dinero del banco actúa como si el banco fuera parte de los recursos comunes. ¿Cómo prevenir tal acción? Ciertamente no intentando controlar su comportamiento exclusivamente con base en llamados verbales a su sentido de responsabilidad. En vez de basarnos en propaganda seguimos el consejo de Fraenkel e insistimos en que el banco no forma parte de los bienes comunes; buscamos arreglos sociales definidos que mantendrán al banco fuera de ese ámbito. El que al hacer esto infringimos la libertad de los ladrones potenciales, no lo negamos ni lo lamentamos. La moralidad de un asalto a un banco es particularmente fácil de entender porque aceptamos la prohibición total de esta actividad. Estamos de acuerdo en decir "No robarás un banco", sin excepciones. Pero la moderación también puede ser generada por medio de la coerción. El cobro de impuestos es un buen medio coercitivo. Para mantener a los compradores moderados en el uso de espacios de estacionamiento en el centro de la ciudad, colocamos parquímetros para periodos cortos y multas de tráfico para periodos largos. Realmente no necesitamos prohibirle al ciudadano estacionarse tanto tiempo como desee simplemente necesitamos que sea cada vez más caro hacerlo. No es la prohibición, sino opciones cuidadosamente orientadas las que le ofrecemos. Un hombre de la Avenida Madison puede llamarlo persuasión; yo prefiero el mayor candor de la palabra coerción.
Coerción es una palabra sucia para la mayoría de los liberales de hoy, pero no necesita serlo por siempre. Como en el caso de otras palabras, su suciedad puede limpiarse por medio de la exposición a la luz, es decir, diciéndola una y otra vez sin apología o vergüenza. Para muchos, la palabra coerción implica decisiones arbitrarias de burócratas distantes e irresponsables; pero esto no es necesariamente parte de su significado. La única clase de coerción que yo recomiendo es la coerción mutua, mutuamente acordada por la mayoría de las personas afectadas.”
El tercero:
“Decir que acordamos la mutua coerción no es decir que requerimos disfrutarla o incluso, pretender disfrutarla. ¿Quién disfruta los impuestos? Todos nos quejamos de ellos. Pero aceptamos los impuestos obligatorios porque reconocemos que los impuestos voluntarios favorecerían la inconsciencia. Instituimos y (gruñendo) apoyamos los impuestos y otros medios coercitivos para escapar de los horrores de los recursos comunes.”
El cuarto y el más polémico:
“Cada nueva restricción en el uso de los recursos comunes, implica restringir la libertad personal de alguien. Las restricciones impuestas en un pasado distante son aceptadas porque ningún contemporáneo se queja por su pérdida. Es a las recientemente propuestas a las que nos oponemos vigorosamente; los gritos de "derechos" y de "libertad" llenan el aire. ¿Pero qué significa libertad? Cuando los hombres mutuamente acordaron instaurar leyes contra los robos, la humanidad se volvió más libre, no menos. Los individuos encerrados en la lógica de los recursos comunes son libres únicamente para traer la ruina universal; una vez que ven la necesidad de la coerción mutua, quedan libres para perseguir nuevas metas. Creo que fue Hegel quien dijo: "La libertad es el reconocimiento de la necesidad".
Pensamientos liberales
Extraigo opiniones de liberales (tomado de www.liberalismo.org) que se dieron a la muerte de Garret Hardin, específicamente del artículo llamado: “Garret Hardin, un nuevo Malthus”, escrito por el periodista José Carlos Rodríguez:
“Basado en esa poderosa idea, el microbiólogo luchó toda su vida contra el laissez faire en asuntos familiares y de la población. Dado que llegado el caso agotaríamos nuestros recursos, lo que necesitamos para evitar ese despropósito es llegar a un acuerdo mutuo para una coerción mutua, a través del gobierno. En particular lo que consideraba intolerable es la libertad de concepción, contra la que luchó toda su vida. Por ello favoreció la esterilización involuntaria de la población o el aborto como medida de control de población, sin hacer mención a los derechos de la mujer.
Después de negar su derecho a concebir un hijo es lógico que no recurriera a ese ardid. Hardin observó que la población no crece globalmente, sino “localmente” allá donde haya una mujer fértil. No sin cierta fruición, destacó que en China no se hablaba de los derechos a la reproducción de las mujeres o del derecho a la privacidad de los matrimonios. Allí, es cierto, no se detienen en preocupaciones liberales como los derechos de los individuos. Su propuesta de esterilización involuntaria estaba encaminada a los países en desarrollo y hay que recordar que en los 60’ y 70’ estas medidas se llevaron a cabo en varios países pobres, protegidas bajo el manto de una filosofía pretendidamente humanitaria. Esta es una forma de racismo y eugenesia que la izquierda se puede permitir y que es sólo un punto más sutil que otras. También en este sentido se puede decir que la vida de Hardin está ligada a la tragedia.”
“Hardin es como el científico del chiste. Éste llama a una araña y ella acude; y repite la llamada después de quitarle una pata tras otra y tras no acudir al quitarle la última pata concluye que sin las ocho extremidades la araña se vuelve sorda: el análisis es correcto pero la conclusión resulta descabellada. Garrett no se dio cuenta de que lo característico del capitalismo no es que cada uno persiga sus propios intereses, eso es propio de la naturaleza humana, sino el entramado institucional que lo sostiene; particularmente la propiedad privada, que soluciona, entre otros problemas, el suscitado brillantemente por el referido artículo de la revista Science. En efecto, cuando el acceso a los recursos no está abierto a todos, como literalmente plantea Hardin, sino que se restringe a quienes son propietarios de ellos, en lugar de los antisociales efectos que se producen con los bienes comunales, emerge un buen uso de los recursos, beneficioso para el conjunto de la sociedad y compatible con la búsqueda individual del beneficio. En definitiva, no es válido afirmar que “en un mundo competitivo con recursos limitados la total libertad de acción individual es intolerable”, ya que es precisamente la total libertad de acción la que es capaz de escapar de la coyuntural escasez por medio de la creatividad del hombre.”
Es verdad que Hardin no tomaba en cuenta la “creatividad del hombre”, pero ¿podría ser este la mano invisible?
“El temor suscitado por el autor se resolvería, por tanto no con menos sino con más economía de mercado. Nuestro miedo ha de ser en todo caso que no sepamos extender la economía de mercado y su institución más característica, la propiedad, a todos los recursos que devengan escasos, pero la iniciativa, la empresarialidad, es capaz de descubrir la escasez de los recursos y en la medida en que el sistema legal lo permita, apropiarse de ellos para incorporarlos a la corriente de bienes del mercado. Sólo así podremos liberarnos de la polución, podremos producir suficientes recursos para una población creciente y podremos en definitiva obviar todos los miedos vertidos por los Neo-Malthusianos. Es más, todas las predicciones pesimistas, desesperadas y porqué no decirlo, irresponsables y abiertamente mentirosas de instituciones como el Club de Roma, World Watch Institute e intelectuales como Paul Elrich o el propio Hardin han acabado siendo desmentidas. Todas sin excepción, sin posibilidad de interpretaciones o de reformulaciones. La población no ha dejado de crecer y con ella ha mejorado la educación, la alimentación o la esperanza de vida y la pobreza ha remitido de forma importante, especialmente en las últimas tres décadas.”
De acuerdo a este periodista la solución está en una mayor libertad de mercado en propiedad privada, pensamiento que resulta paradójico. En este punto podríamos estar cayendo en la tragedia de los anticomunes que dice:
“El concepto de “tragedia de los anticomunes”, se debe a Heller (1998), quien lo creó para hacer referencia a una situación en la cual varios agentes económicos tienen derechos de exclusión sobre un determinado recurso, pero ninguno de ellos tiene el derecho exclusivo de uso. Dicho autor se inspiró en ciertos problemas de implementación observados durante los procesos de privatización de activos públicos que tuvieron lugar en varios países de Europa del este, durante su transición desde el socialismo al capitalismo. El primer intento de modelizar formalmente la tragedia de los anticomunes es un artículo de Buchanan y Yoon (2000), quienes señalaron la existencia de cierta simetría formal entre la tragedia de los comunes y la tragedia de los anticomunes. Estos autores elaboraron un ejemplo estilizado que admite ambos problemas, y luego lo resolvieron utilizando una forma funcional particular.” (tomado de Germán Coloma, CEMA, Argentina).
“Resulta contradictorio que dedicara una vida a la investigación y a publicar numerosas obras alguien que piensa que “toda persuasión tiene lugar por medio de la coacción”. Quizá se equivocó de profesión. Pero es una contradictoria dualidad muy característica de muchos intelectuales. No se puede decir lo mismo de su último acto. El matrimonio Hardin era miembro de la Sociedad Hemlock, ahora llamada End-Of-Life Society, dedicada a trabajar en favor de la eutanasia. No podemos acercarnos a las profundas razones de estas dos personas de acabar con sus vidas; pero sí podemos decir que en cierto modo le da sentido a lo que ha sido la existencia de Garrtett Hardin.”
Aquí se nota la animadversión de un liberal a la propuesta de Hardin, que incluso se va a lo personal.
Conclusiones
En el ensayo de “La tragedia de los comunes” se observa claramente el problema de la “contraproductividad”, es decir, por ejemplo, si lo que deseas es evitar la comunicación, aumenta la comunicación, por ejemplo: una persona podrá trabajar sola en su casa y no tendrá que salir de ella hasta su muerte. En el ejemplo de la tragedia aquí analizado, se ve este efecto, al ubicar mayor riqueza, lo que has logrado a largo plazo es pobreza, ya que los comuneros terminan por depredar los pastizales.
Hardin en su vida fue atacado tanto por la izquierda, como por la derecha. Esto en mi parecer es lógico por cuanto derrumba la idea de la propiedad compartida (defendida por la izquierda) y por otro lado la idea de la libertad, no coercitiva (defendida por la derecha). Más aún por el lado de los conservadores por cuanto propone un control a la natalidad como única salida, en este punto clave para él, dejo abierto el debate.
La teoría de juegos demuestra que es puramente racional y nos sirve para de cierta manera poder predecir comportamientos de acuerdo a decisiones simuladas, que finalmente son solo pautas generales. Es decir la Teoría de Juegos es solo una herramienta matemática.
De acuerdo a Nash si todos los jugadores son racionales, buscarán el equilibrio, y éste es “hacer que todos ganen”. En la tragedia de los comunes lo racional es que todos depredemos, es decir la racionalidad es depredadora.
Existe una filósofa española llamada Paula Casal (proyecto Gran Simio), que sostiene que en comunidades indígenas se ha evitado la tragedia descrita en este trabajo, por cuanto la educación, las costumbres, los consejos de ancianos y otras instituciones sociales han sido la barrera que ha impedido esta tragedia.
Con respecto a la hipótesis planteada al inicio del presente trabajo, personalmente pienso que es la única manera de detener la depredación o la tragedia planteada por Hardin, ya que necesitamos de una nueva moral basada en la realidad actual, donde se ha probado que por primera vez el ser humano está aniquilando a la naturaleza (el calentamiento global). Esta realidad se ha convertido en una necesidad de sobrevivencia. Tomando la idea de Derek Parfit, debemos ser educados en “teorías morales” contrarias a la satisfacción del propio interés, y están deben ser llevadas a la categoría de normas, por ende necesitamos una normatividad que regule esta moral.
Por último, después de este análisis, si se lo puede decir, me vino a la cabeza, el “slogan” del gobierno actual: “La Patria ya es de todos”. Tomando las ideas de “La tragedia de los comunes”, si eso fuera una realidad, no podríamos evitar la catástrofe o la tragedia, porque al ser de todos, no es de nadie, no existiría “el cuidador”, y no habría límite en nuestras apetencias.
Bibliografía
Hardin, Garret, La Tragedia de los Comunes, 1968.
Varios Autores, Avances en Teoría de Juegos con Aplicaciones Económicas y Sociales, Bilbao, J.M., Fernández, F.R, Universidad de Sevilla, 2004.
Oswaldo Velez-Langs, Henry Gómez Rocha, John Acosta, Computación Evolutiva y Teoría de Juegos: Un híbrido para la automatización en sistemas de soporte a la negociación, 2006, España.
Capel, Horacio, EL DRAMA DE LOS BIENES COMUNES. LA NECESIDAD DE UN PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN, Universidad de Barcelona, 2003.
Rodríguez, José Carlos, Garret Hardin, un nuevo Malthus, www.liberalismo.org, 2003.
Wikipedia
Apuntes cuaderno de Filosofía Política, profesor Stepano Vinolo.
Que es lo mas importante de esto
ResponderEliminarCon respecto al último párrafo de su conclusión:
ResponderEliminarSi bien el slogan impulsa a pensar que la patria estaría ahí, para que todos participen de ella y obtengan su beneficio, se debe analizar el contexto en el cual está hecha, esto incluso en concordancia con lo expresa por Hardin "está dañando a otros hasta que se conoce el sistema total dentro del cual se incluye este ciclo".
De esta forma, se debe analizar que quien pregona el slogan es un Estado que ha impuesto el ordenamiento social por medio de la imposición normativa legal.
En ese sentido, es de todos según la conducción del Estado que da para que se genere un comportamiento de todos los individuos que lo usufructúan.
Es importante, entonces, no dirigir las conclusiones sin un análisis global.
¿Y dónde están las normas de uso del espacio público puestas por el estado? ¿Y la creación de leyes por el pueblo en su mayoría? Es decir que los que llegan al poder saben a ciencia cierta lo que quiere el pueblo? "La patria ya es de todos" solo es un slogan.
ResponderEliminarEl slogan del gobierno hace alusión a su ideologia de izquierda, sobre la propiedad compartida. Sin embargo, de acuerdo a la "tragedia de los comunes", últimamente se está imponiéndo medidas coercitivas como las salvaguardias (para frenar las importaciones), impuestos a la plusvalia (para frenar el enriquecimiento espontáneo de tierras y propiedades) y el impuesto a las herencias (para la distribución de la riqueza), y ni que hablar de los impuestos que había cuando Barrera era alcalde, a quien a la final la gente lo señalaba como alguien de poco intelecto.... Siempre señalo que los recursos limitados deben ser administrados para que de forma creativa se de una justa distribución, pero eso si, el conocimiento, que es ilimitado, debe ser de todos.
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