domingo, 24 de julio de 2016

FILOSOFÍA DEL SOFTWARE LIBRE DESDE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO






Jorge Alfredo Calderón Serrano [1]
Publicado Revista Puce Diciembre 2010




RESUMEN

El presente trabajo busca una relación directa entre dos conceptos de hoy en día, estos son: “Sociedad del conocimiento” y “Software libre”, intentando demostrar que ambos términos se relacionan directamente.  El aparecimiento de pensadores como Richard Stallman configura nuevas sociedades con nuevos valores éticos y estéticos, creando una nueva forma de actuar y de sentir.  Adicionalmente a esto, se debe reflexionar de los peligros que conlleva esta filosofía.
1.                  INTRODUCCIÓN.

Actualmente veo a mi alrededor una nueva generación que está permanentemente conectada a las redes sociales, sea éste un celular, un computador, un “blackberry” o un “ipod”.  Esto me ha hecho pensar que se está incubando una forma de entender, de sentir e incluso de expresarte por lo menos en este lado del mundo (no todos estamos conectados).  ¿Se está acabando la era industrial?.  ¿Existen nuevos paradigmas que se están incubando en las construcciones individuales de las personas y de la sociedad en su conjunto? ¿Estamos ya en una era postindustrial?.
Por otro lado, desde mi profesión (ingeniero de sistemas), hablamos constantemente de la palabra “conocimiento”, sea indirecta o directamente, consciente o inconscientemente, tomando la forma de “propiedad intelectual” versus “software libre”, y se observa que existe una “guerra” (no violenta físicamente),  justamente, en si el “conocimiento” desarrollado en un “software” debe ser compartido o no.  ¿Es que acaso en esta nueva era postindustrial, el cimiento será el “conocimiento”? y si esta noción es correcta, ¿ya entramos a un debate que configure los cimientos de esta nueva sociedad, teniendo como “chivo expiatorio” los programas y algoritmos computacionales?. Con esta idea me introduzco en la presente investigación, esperando que la misma me dé respuestas a estas inquietudes.


2.                  ¿QUÉ ES LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO?

Para responder esta pregunta, tomaré un fragmento de  Sally Burch[2],   en su libro “Se cayó el Sistema”:
“¿Vivimos en una época de cambios o un cambio de época? ¿Cómo caracterizar a las profundas transformaciones que vienen con la acelerada introducción en la sociedad de la inteligencia artificial y de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC)? ¿Se trata de una nueva etapa de la sociedad industrial o estamos entrando en una nueva era? “Aldea global”, “era tecnocéntrica”, “sociedad postindustrial”, “era -o sociedad- de la información” y “sociedad del conocimiento” son algunos de los términos que se han acuñado en el intento por identificar y entender el alcance de estos cambios. Pero mientras el debate prosigue en el ámbito teórico, la realidad corre por delante y los medios de comunicación eligen los nombres que hemos de usar.
Cualquier término que usemos, en el fondo, es un atajo que nos permite hacer referencia a un fenómeno -actual o futuro-, sin tener que describirlo cada vez; pero el término escogido no define, de por sí, un contenido. El contenido emerge de los usos en un contexto social dado, que a su vez influyen en las percepciones y expectativas ya que cada término lleva consigo un pasado y un sentido (o sentidos), con su respectiva ideología. Era de esperarse, entonces, que cualquier término que se quiera emplear para designar la sociedad en la que vivimos, o a la cual aspiramos, sea objeto de una disputa de sentidos, tras la que se enfrentan diferentes proyectos de sociedad.
En el marco de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información -CMSI-, hay dos términos que han ocupado el escenario: sociedad de la información y sociedad del conocimiento, con sus respectivas variantes. Pero, si bien el marco impuso el uso del primero, desde un inicio provocó disconformidad y ningún término ha logrado un consenso.”
En la última década, la expresión “sociedad de la información” se ha consagrado sin lugar a dudas como el término hegemónico, no necesariamente porque exprese una claridad teórica, sino por el bautizo que recibió en las políticas oficiales de los países más desarrollados (los países del G8), además de la coronación que significó honrarlo en varias Cumbres Mundiales, tanto por la Unión Internacional de Telecomunicaciones como por la ONU (2003 y 2005).
El término “Sociedad del Conocimiento” tomó vigencia en la década de los noventa y ha sido adoptado por la UNESCO, quien ha desarrollado una reflexión profunda en torno al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no en relación únicamente con la dimensión económica.
Con esto indico que los términos “sociedad del conocimiento” o “sociedad de la información” en el presente trabajo son sinónimos, ya que no pretendo realizar una epistemología de los términos, más si debo indicar que tengo una inclinación mayor a la primera,  que más adelante expondré los motivos.
Han existido varios pensadores que han identificado esta sociedad post industrial, expondré de acuerdo a mi criterio tres pensadores:

2.1 Peter Drucker (19 de noviembre de 1909 – 11 de noviembre de 2005)

Era un Administrador de Empresas se interesó por la creciente importancia de los empleados que trabajaban con sus mentes más que con sus manos. Le intrigaba el hecho de que determinados trabajadores llegasen a saber más de ciertas materias que sus propios superiores y colegas. Drucker analizó y explicó cómo dicho fenómeno desafiaba la corriente de pensamiento tradicional sobre el modo en que deberían gestionarse las organizaciones (la cual era funcional, es decir todos los obreros debían realizar su función y nada más, esta  corriente de pensamiento se conoce como mecanicismo). 

Realizo un paréntesis para exponer en qué consiste este pensamiento:
El personal no se consideraba como aspecto clave para la supervivencia de la organización. Lester Thurow hace una crítica severa a este pensamiento, expresándolo así: “la adquisición de conocimientos prácticos es una responsabilidad individual y las empresas existen para mantener bajos los salarios. Los trabajadores son simplemente un factor más de la producción, para ser contratados o rentados al costo más bajo posible, tal y como se compran materias primas o maquinaria. Los trabajadores no son miembros del equipo. Las relaciones de adversario entre los obreros y los patrones son parte del sistema”.
Este estilo de gerencia está sustentado esencialmente en concepciones del Siglo XIX. Russell Ackoff[4] denomina “La Era de las Máquinas”. En esta concepción, el mundo y las organizaciones son como mecanismos de reloj, exactamente predecibles, y su método básico de búsqueda de conocimiento es el análisis, el estudio de las partes por separado (reduccionismo). Así, de la Revolución Industrial surgió lo que ha sido llamado La Empresa como una Máquina: “las empresas... como todas las máquinas, no contaban con atribuciones para tener un propósito propio, sino que se creía que su función era servir a los propósitos de sus dueños. Su propósito principal era obtener un retorno adecuado sobre la inversión de tiempo, dinero y esfuerzo. La obtención de utilidades llegó a ser concebida como la única función legítima de la empresa”. Esta creencia aún sigue vigente en muchas empresas.  Como es lógico en esta concepción de pensamiento se generaron dos concepciones políticas, los que defendieron (o defienden) el capital y los que se ponen del lado del obrero.  Siendo el trabajo el que los relaciona. Nótese que en esta corriente de pensamiento no se tomaba en cuenta jamás el conocimiento de la persona como generador de valor.
Una vez aclarado esta corriente de pensamiento continuemos con Drucker:
En su libro “La era de la discontinuidad” (1969), dedicó una sección a la “Sociedad del conocimiento”, basándose en una serie de datos y proyecciones económicas de Fritz Machlup (uno de los primeros autores en acuñar la expresión "Sociedad de la Información"). Drucker explicó en dicha obra que, a finales de los 70, el sector del conocimiento generaría la mitad del PIB.
Identificó que  los recursos naturales, la mano de obra y el capital se han convertido en secundarios y pueden obtenerse, con cierta facilidad, siempre y cuando haya saber.
Para Drucker, pues, las nuevas tecnologías, que acompañan a la sociedad de la información, están transformando radicalmente las economías, los mercados y la estructura de la industria, los productos y servicios, los puestos de trabajo y los mercados laborales. El impacto es mayor, según él, en la sociedad y la política, y (en conjunto) en la manera en que vemos el mundo y a nosotros mismos.  Los estados, sus fronteras, serán rotas por las redes de la información, interconectándolos en un mercado único que se autorregula.

2.2  Manuel Castells (España, 1942)

Sociólogo, uno de los más reconocidos investigadores de la evolución económica y las transformaciones políticas, sociales y culturales en el marco de una teoría integral (sistémica) de la información.  Los resultados de su trabajo se recogen en su trilogía “La era de la Información”.
Castells prefiere el término “sociedad informacional” antes que “Sociedad de la Información” (haciendo la comparación con la diferencia entre industria e industrial). Señala que si bien el conocimiento y la información son elementos decisivos en todos los modos de desarrollo, “el término informacional indica el atributo de una forma específica de organización social en la que la generación, el procesamiento y la transmisión de información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder, debido a las nuevas condiciones tecnológicas que surgen en este período histórico.”
Más adelante precisa: “Lo que caracteriza a la revolución tecnológica actual no es el carácter central del conocimiento y la información, sino la aplicación de ese conocimiento e información a aparatos de generación de conocimiento y procesamiento de la información/comunicación, en un círculo de retroalimentación acumulativo entre la innovación y sus usos”. Y acota: “La difusión de la tecnología amplifica infinitamente su poder cuando sus usuarios se la apropian y la redefinen. Las nuevas tecnologías de la información no son sólo herramientas que aplicar, sino procesos que desarrollar. (...) Por primera vez en la historia, la mente humana es una fuerza productiva directa, no sólo un elemento decisivo del sistema de producción”.
Es decir que por primera vez se pone de manifiesto, que el “conocimiento” es un factor productivo directo, podríamos estar hablando de una cuarto factor, ya que anteriormente Marx y Weber habían hablado de tres: capital, tierra y trabajo. (Sin olvidar el quinto el cual es la tecnología o simplemente técnica).
Actualmente Castells predice la muerte del “modelo de capitalismo global desregularizado”.
A diferencia de Peter Drucker, quien era un liberal en este aspecto, predecía un mercado global sin fronteras y sin regulaciones (regulándose por sí solo), Castells  predice (y ya es un hecho) la regulación y control de la economía por parte de Gobiernos hegemónicos (por ejemplo de Estados Unidos actualmente).
Por otro lado, de acuerdo a una propia interpretación de la lectura de Castells, es que ya hemos creado a “Matrix”, trilogía de películas de ciencia ficción escritas y dirigidas por los Hermanos Wachowski, en donde la “Matriz” son nuestras redes de comunicación (Internet por ejemplo), creada por el hombre y esta no se la puede apagar, nosotros somos las “baterías” que dan vida a este “ser”. 
2.3 Taichi Sakaiya (Japón, 1935)
Personalmente el que responde a mis preguntas de manera más cercana, sobre todo a lo que refiere al pensamiento que se encuentra alrededor del Software Libre.
Economista, uno de los más reconocidos pensadores en Japón.  En su libro, “Historia del Futuro: La Sociedad del Conocimiento”  parte de varios supuestos filosóficos desde el ser humano que nos aproximan a entender que está ocurriendo actualmente, el principal es el “Impulso Empático”, de acuerdo a sus palabras este consiste:
“… los seres humanos, sin importar su entorno cultural o histórico, desarrollan una ética y estética que favorece la plena explotación de los recursos abundantes y la economización de los bienes escasos”.
En otras palabras, consumir lo que abunda, y rechazar lo que escasea.
“El instinto que mueve a los hombres a considerar viril y apropiado afrontar la escasez de un bien necesario eliminando los obstáculos en la línea de aprovisionamiento, creando substitutos o buscando nuevas fuentes, también los lleva a desarrollar un impulso empático hacia el medio ambiente, el cual los convence de abstenerse de usar los bienes escasos y de aprovechar los abundantes.  En la práctica este impulso empático origina un pensamiento y una conducta que trasciende el mero principio económico de que lo abundante debe ser barato y lo escaso debe ser caro.  En otras palabras, llega un punto en que la estética y la ética trascienden la lógica del mercado.”
Las preguntas que salen de este párrafo son tres:
Si es verdad lo del “Impulso Empático” del hombre, ¿qué es lo que abunda actualmente?, ¿Cómo nos afecta a nuestra ética?, y ¿Cómo nos afecta a nuestra percepción de la estética?.
Las respuestas de acuerdo a Sakaiya son:
¿Qué es lo que abunda?: El bien que existe en abundancia es el saber, en un sentido amplio que incluye las acepciones “conocimiento” e “información”, como nunca antes.
¿Cómo nos afecta a nuestra ética? En un cambio de valores, para citar a Nietzsche[5], en una “Trasmutación de valores” como sociedad. Para probar esta afirmación se vale de ejemplos como las crisis energéticas, en donde antes de estas crisis se creaba casa o autos grandes, sin escatimar el uso de energía, en el momento de las crisis se cambió por ejemplo, a autos pequeños.  Personalmente podría citar más ejemplos, como el “pensamiento ecologista” causado por “el calentamiento global” y otros fenómenos que crean “una nueva conciencia”.
Hoy en día el ciudadano común se ha dado cuenta que los recursos son finitos, el “impulso empático” nos lleva a pensar de que se requiere “contención”, es decir, existe un cambio en la concepción de la eticidad, ahora es mal visto el “desperdicio”, antes era signo de opulencia.
Más adelante expondré esta nueva ética que lleva consigo el “Software Libre”.
¿Cómo nos afecta a nuestra percepción de la Estética? En el sentir de cada uno de nosotros.  Al existir abundancia de conocimiento y de información, cambiamos de un mundo objetivo a otro subjetivo, eso se prueba en nuestros gustos, tomando el ejemplo del auto, ya no queremos un auto estándar, sino uno “tuneado”.  Estamos en una sociedad en donde la diversificación de productos no tiene límite, quien manda es el consumidor final ya no las corporaciones (¿que está pasando actualmente con General Motors, otrora una gran trasnacional?), Peter Druker lo tomaba como ejemplo positivo. Actualmente las necesidades son exponenciales.  Este mismo ejemplo aplica al software.
Con respecto a la subjetividad, tomo por ejemplo una corbata la cual tiene mucho más valor una de “marca” que una “china”, esto es lo que Sakaiya llama (valor conocimiento).
Actualmente utilizamos conceptos como “innovación”, la cual es parte de nuestra vida diaria, ¿quién de nosotros compraría actualmente un VHS? , creo que nadie a menos que sea por una necesidad muy específica o una nostalgia.  Es decir, la innovación en términos de Sakaiya es “una estrella fugaz”.  La abundancia de información y conocimiento nos hace que nuestro “sentir” cambie rápidamente y con ello nuestra percepción individual del mundo que nos rodea y valores a nivel de sociedad.


3.                  ¿CÓMO ENCAJA EL SOFTWARE LIBRE EN ESTA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO?


Richard Stallman[6],  nos propone en forma breve:
“Un nuevo marco de referencia moral y ético, político y legal”.
En el presente trabajo no voy a explicar la filosofía del software libre, mas voy a demostrar, que este pensamiento es consecuencia directa de la “sociedad del conocimiento”, y para ello voy a valerme de las ideas vertidas por los anteriores pensadores y en especial por Sakaiya:
Stallman propone las cuatro libertades:
Libertad 0: La libertad de usar el programa, con cualquier propósito.
Libertad 1: La libertad de estudiar cómo funciona el programa y modificarlo, adaptándolo a tus necesidades.
Libertad 2: La libertad de distribuir copias del programa, con lo cual puedes ayudar a tu prójimo.
Libertad 3: La libertad de distribuir copias del programa, con lo cual puedes ayudar a tu prójimo.
En conclusión, propone el “compartir el conocimiento” vertido en un programa computacional, no se hace referencia a la parte económica que esto implica.  Tomemos ahora las palabras de otro filósofo (considero que Stallman lo es),   Hiroshi Tasaka[7] , quien dice:

“…Estamos entrando en una nueva era, la de la sociedad del conocimiento. Pero aquí encontramos una paradoja: en la sociedad del conocimiento, el conocimiento perderá valor. Hace 10 años era muy valorada una persona con un gran conocimiento, pero hoy en día con un simple clic accedemos a todo el conocimiento del mundo. Esto es una realidad.”
Tácitamente este filósofo asevera que el “conocimiento no tiene valor”, si tomamos a Sakaiya con su supuesto del impulso empático y lo que abunda es conocimiento, posee coherencia, el conocimiento es vital en el aspecto productivo más ya no posee valor, es una paradoja.  Entonces, ¿qué es lo que posee valor?, continuemos con la respuesta que nos da Tasaka:
“Lo importante no es el conocimiento, sino la sabiduría, algo que no puede definirse en un papel”.
Es decir, es un “generador de valor“, se debe administrar el conocimiento, para que éste genere valor, eso es lo que Tasaka nos quiere decir, es a lo que él llama “sabiduría”.
Hace varios años buscábamos a un “experto” en algo, hoy en día gracias a la “Inteligencia colectiva”, mediante  un “Blog”, cientos de personas de manera voluntaria nos ayudan o ayudamos, cada uno de ellos no serán expertos, pero sumado tal vez nos den una solución mejor que la de un experto. 
Para que se genere conocimiento es necesario que exista la “doble vía”, es decir, que la información que se da en una vía, ejemplo un profesor dictando una clase, exista respuesta, es decir de los alumnos, pero esta respuesta debe ser analítica y también crítica.  A nivel tecnológico ya existen los medios o herramientas para que se de este tipo de interacción, este es la revolución 2.0, como por ejemplo un Blog o un Wiki.
Regresando a Stallman, entonces, ¿el “compartir” es un nuevo comportamiento ético?.  No, en primera instancia, por cuanto siempre a estado presente en la historia humana,  pero hoy en día producto de la era mecanicista (ya analizada anteriormente en este trabajo), produjo el copyright (derechos de copia, propiedad intelectual, etc).  Palabras como “pirata” hacen referencia a una persona que “copia” un contenido más no a su sentido original. Pero esto se originó cuando la información estaba firmemente vinculada al soporte físico (medio) que lo sustentaba. Hoy se separara totalmente el contenido del medio. La información digitalizada es incontable y ubicua, y su costo marginal de reproducción y distribución es nulo. Una vez creada y digitalizada, una obra intelectual puede ser copiada, distribuida, accedida y disfrutada por millones de personas al mismo tiempo sin que se note diferencia entre el original y las copias, sin existir un costo marginal derivado de este disfrute. Hoy abunda, y por lo tanto produce un cambio en nuestros valores. 
Tomo lo dicho por Emile Durkheim[8], quien decía que el delito es un hecho natural, y que muchos “delincuentes” se adelantaron a su época, como por ejemplo, Sócrates quien bebió cicuta como castigo a la Ley de la época, sin embargo fue necesaria su presencia para que Grecia floreciera.
Entonces, ¿Stallman es delincuente?, no de forma directa, pero está en contra de un hecho regulado por la Ley actual, el cual es “la propiedad intelectual y patentes” en lo que se refiere al software.  Él propone que el “compartir” es una “decisión individual”, no de un grupo.  El grupo(s) que aparece es la suma de varios individuos que tomaron la misma decisión, de esta forma no se viola ninguna norma ni Ley.
Nuevamente tomando a Sakaiya, esta “nueva forma de ver el mundo” tenía que darse, primero ha sido el software como “chivo expiatorio”, más adelante se discutirá y mucho con respecto a todo contenido.  La aparición de Stallman no es producto del azar, es producto de la aparición de la “sociedad del conocimiento” creada por nosotros mismos.
Ahora si yo poseo un software con licencia GPL o “software libre” y lo modifico, estas modificaciones también deben ser compartidas. Es decir, tengo un “deber hacer”, asumo un compromiso, esta formulación me conduce a la moral Kantiana mediante su “imperativo categórico”, el cual dice: “Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal."  Con esta frase Kant inagura la “moral moderna”, ya que la misma tiene un cumplimiento inmediato e individualizador, es una orden y el destinatario es una sola persona (el mismo).  En este sentido encuentro que la Filosofía del Software libre tiene un cumplimiento inmediato, una exigencia individual que la “debo cumplir”, es decir un “imperativo categórico”, que lo hace moral.
 
4.                  POSIBLES PELIGROS DE LA FILOSOFÍA DEL SOFTWARE LIBRE.

Indudablemente es una revolución en el pensamiento actual, pero como toda línea de pensamiento, corre el riesgo de volverse dogmática, es decir una “nueva verdad revelada”, no hay como discutirla y por ello se vuelve divisionista, “estás con ella o contra ella”.  Hay que tener cuidado con estas posturas por cuanto impiden un diálogo entre personas. Como dice Joaquín Sabina[9]: “…Eso de no poder hablar de determinada gente porque no son de nuestro bando, o llegar a la televisión o los periódicos echar a los de antes porque no son de nuestro bando –sin considerar que algunos del otro bando tienen algunas cosas interesantes y que los dos bandos no son tales, sino que son grises y no rojos ni azules-, me parece terrible…”

El trabajo en equipo, o mejor dicho la “inteligencia colectiva” que propone el desarrollo del software libre, por un lado nos hace igual o más inteligentes que un experto, eso es bueno, pero, al ser fuerte el equipo, se desvanece el “yo”.  Como por ejemplo la Wikipedia (Richard Stallman propuso crear la GNU Enciclopedia, la cual muchos lo catalogan como el padre de la Wikipedia), por un lado la persona quien aporta sabe que está su espíritu presente, más nadie lo ve, es una forma de “estar y no estar”, existe una “desvanecencia del yo”.  Este nuevo “sentir” hará o está haciendo que las personas, tomando palabras de Castells, “se refugien en aquello que conocen: su casa, su familia, su lugar, su religión, su lengua, o sea, todos los que los sociólogos llamamos identidades primarias históricamente construidas”.

Por último el tercer peligro que encuentro, al ser el software libre una “herramienta tecnológica” es el caer un “Tecnocentrismo”, es decir pensar que el centro de todo es la “tecnología” (por ejemplo el manifiesto de Hipatia[10]). La tecnología no resuelve nuestros problemas, no responde las preguntas, son las personas la que lo hacen. El mundo es posible sin tecnología, pero no lo es sin personas.



5.                  CONCLUSIONES.
 
En el presente trabajo he desarrollado la idea de “Sociedad del Conocimiento”, es decir, hemos ido en una sola vía o en una sola relación (de la sociedad al conocimiento), pero como se muestra en el gráfico existe la otra relación: “El conocimiento de la sociedad”.  En donde cualquier referencia a “sociedades” debe realizarse en plural, reconociendo nuestra diversidad y heterogeneidad, y esto implica de que las sociedades deben “apropiarse” de las tecnologías para sus prioridades particulares de desarrollo y no que debamos a adaptarnos a ellas para ser parte de algo ya definido. 

Cualquier definición que utilice el término de “sociedad” no puede definir a una realidad centrada en “Internet” o las TIC.  Estos son solo escenarios de interacción social integrados al mundo físico, los cuales se transforman mutuamente.

Ahora conectando a lo que buscaba al inicio en este trabajo, y tomando la idea de Sakaiya, de que el conocimiento es lo que abunda, el debate está abierto si este es mercancía o no.  Pensadores como Richard Stallman, desde el software, plantea que no lo es, y empresas trasnacionales como Microsoft  dicen que si lo es, bajo la figura de “propiedad intelectual”. 

El conocimiento y la información no son mercancías, la información se transmite a través de las redes, el conocimiento a través de la educación, ¿la educación es mercancía?, la respuesta es un no rotundo, por cuanto esta es una decisión de vida, no es lo mismo “comprar” una computadora que una profesión, la segunda no se lo puede comprar, no es un bien privado.  En esta línea se debería trabajar con el software libre.

Por último, tomando las palabras de Sally Burch, deberíamos apostar por un proyecto de sociedad donde la información sea un bien público, no una mercancía, la comunicación un proceso participativo e interactivo, el conocimiento una construcción social compartida, no una propiedad privada, y las tecnologías un soporte para todo ello, sin que se conviertan en un fin en sí.

LITERATURA CITADA

·         Burch, S. 2003. “Se cayó el sistema”: Enredos de la Sociedad de la Información. ALAI, Quito-Ecuador.
·         Sakaiya, T. 1995. Historia del Futuro: La Sociedad del Conocimiento. Andrés Bello, Santiago de Chile – Chile.
·         Castells, M. 1997. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Volumen I, La sociedad red. Alianza Editorial, Madrid-España.
·         Castells, M. 1997. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Volumen III, Fin del milenio. Alianza Editorial, Madrid-España.
·         Stallman, R. 2004. Software libre para una sociedad libre. Traficantes de sueños (no es editorial sino un proyecto de distribución libre de textos).
·         Inda Cunningham, A.2000.  El Mapa. Una guía para el mejoramiento de la calidad en la pequeña y mediana empresa, basada en el método de W. Edward Deming. Organización de los Estados Americanos OEA, México DF- México.
·         Durkheim, E. 2001. Las reglas del método sociológico. Fondo de Cultura Económica, México DF-México.
·         Sabina, Joaquín, Menéndez Javier. Sabina en carne viva, 4ta edición, Debolsillo, Buenos Aires, 2010.
·         Nietzche, Friedrich. La Genealogía de la Moral, Edimat libros S.A., Madrid, 2007
·         Marx, Karl. Capital, Trabajo, Plusvalía, Longseller, Buenos Aires, 2005
·         Hesselbein F, Goldsmith M, Beckhard R. El líder del future, Deusto, Bogotá, 2006



[1]Docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito, (acalderon@puce.edu.ec).
[2] Directora Ejecutiva de la Agencia Latinoamericana de la Información (ALAI)
[3] Economista y filósofo estadounidense, especialista en economía global, inestabilidad económica, distribución del ingreso y liderazgo.
[4]  Filósofo estadounidense,  teórico de la organización (1919-2009).
[5]  Friedrich Wilhelm Nietzsche (Röcken, cerca de Lützen, 15 de octubre de 1844 – Weimar, 25 de agosto de 1900) fue un filósofo, poeta, músico  y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo XIX.
[6] Programador estadounidense, creador del movimiento de Software Libre.
[7] Filósofo, ingeniero y profesor de la Universidad de Tama.
[8] Sociólogo y antropólogo francés (1858-1917)
[9] Joaquín Ramón Martínez Sabina (Úbeda, Jaén, 12 de febrero de 1949), conocido artísticamente como Joaquín Sabina, es un cantautor y poeta español  de éxito en países de habla hispana.
[10] www.hipatia.net/index_es.php?id=manifesto_es
> Consultado el 20 enero 2010.

lunes, 24 de octubre de 2011

Medios y Fines en la Filosofía del Software Libre

Por Alfredo Calderón Correo: acalderon@puce.edu.ec

Si no es la tecnología el origen de los problemas que han aparecido vinculados al desarrollo tecnológico, ¿qué los ha generado? Habría que buscar un cambio básico de actitudes y de ideas sobre el papel y lugar de la tecnología en la vida de los seres humanos. ¿Qué originó este cambio? Está claro que no ha sido generado sólo por el desarrollo tecnológico. En China se inventó la imprenta varios siglos antes que Gutenberg, y ello no influyó de modo importante en su cultura, a diferencia de lo que ocurrió en Europa. Además del desarrollo tecnológico se debe señalar una cierta mentalidad que llevaría a una modificación en la manera de entender la tecnología. Las primeras expresiones de esta mentalidad en Occidente, se descubren hacia el siglo XVII, se podría mencionar de manera especial a Francis Bacon, con su utopía tecnológica. A partir de entonces irá creciendo esta tendencia que desembocará finalmente en una aproximación muy difundida hoy en día, y que puede llamarse "mentalidad tecnocéntrica".

Esta mentalidad lleva a que todo sea juzgado y valorado de acuerdo a la manera como funciona la tecnología. Con ello las preguntas por la verdad, por el bien y por la belleza aparecen como irrelevantes. Se produce entonces una absolutización de la actividad productiva que conduce a que se pierda el sentido de los fines, a partir de la perversión de los medios. Lo que sucede entonces es que se da a un mismo tiempo la apariencia de una máxima perfección de los medios y una máxima confusión de los fines. En realidad, los fines desaparecen y los medios -ahora tecnológicos- se convierten en los nuevos objetivos (razón instrumental). Para quienes asumen esta perspectiva, la gran meta residiría en rehacer el mundo a la medida de la racionalidad tecnológica. La utopía tecnológica se presenta entonces como el gran horizonte a partir del cual todo se reordena.

La mentalidad tecnologista ha encontrado el caldo de cultivo ideal en el debilitamiento de una perspectiva ética, que se viene dando en el mundo actual. En los países del llamado Occidente se suma al proceso de descomposición y se convierte en uno de los factores que generan el clima relativista y funcional que ha venido ganando terreno en estos tiempos. Se descubre tanto detrás de la ideología neo-liberal como de los neo-marxistas y se embarca en las aguas del “New Age”. Se ha expandido mucho en las sociedades desarrolladas de Occidente y está siendo exportada al resto del planeta.

Desde la mentalidad tecnologista, la pregunta por la naturaleza de la persona y de ahí por sus fines últimos, es marginada en favor de una aproximación acorde con la actividad tecnológica. El ser humano se convierte en algo sustituible (es un recurso), como son sustituibles todos los medios tecnológicos, que también son recursos. Es claro que la persona puede ser útil de muchas maneras que no ofenden su dignidad. Pero también debe ser claro que no puede ser reducida a un mero "ser-útil". Cuando esto ocurre -y está ocurriendo hoy en día- su "valor" sólo existiría en tanto tiene alguna utilidad con relación a algún proceso, programa u objetivo. Como señala Georges Cottier[1], este hombre "se concibe a sí mismo y a la sociedad como objetos técnicos. Pierde de vista los fines, porque se anula en la potencia de los medios que se vuelven fines en sí mismos, manifestaciones del propio poderío".

Podría darse entonces la “cosificación de la persona”, donde el hombre deja de ser él mismo, humano, persona; para ser un simple medio o instrumento, al mismo nivel o categoría de las cosas, esto se da en dos planos:

1. Relaciones de trabajo: El trabajador es un instrumento que sirve en la manera en que produce, por lo tanto hay que medir a las personas su producción en función de su honorario. Su condición de vida está sometido a la plusvalía. Se generan condiciones de trabajo que convierten al hombre en un medio, que terminan esclavizándolo a estas condiciones.

2. Relaciones humanas: Los intereses sociales y económicos se mezclan con los sentimientos y los afectos, esto lleva a crear una compleja red de apariencias en donde predomina la ostentación y el poder. La relación está mediatizada por el interés y la utilidad (se pierden los principios), ya que el “otro”, el cual puede ser un “amigo”, es un medio para el negocio y la influencia. Se valora a los “otros” en función de su dinero y poderío social, lo que lleva a implantar un sentido de antivalores, tales como actitudes maquiavélicas (el fin justifica los medios), la hipocresía (la apariencia importa) y la mediocridad (vivir únicamente de la conveniencia).

Es claro que con todo esto se va perdiendo la dignidad de la persona, al tiempo que se reduce su vida a un simple valor instrumental o funcional para la sociedad o los diferentes intereses en juego -cada cual, el Estado o el mercado, o la tecnología misma, lo definen en función de sus metas y programas-. Se comprende así que se pretenda implementar determinadas soluciones técnicas para resolver diversos problemas que aparecen, pero perdiendo al ser humano en el camino.

Es claro que esta perspectiva se ha introducido el desarrollo del software, como todo que hacer humano, y teniendo presente que el “software” es “tecnología” hubiere sido extraño que no se hubiere imbuido de esta polémica. Ya que existen dos corrientes muy marcadas, la primera, materia de la presente tesis, el “software libre”, creada por el ya presentado Richard Stallman y el cual tiene por fin “la libertad del hombre”, y el medio, su conocimiento o contribución mediante un código que lo comparte de manera voluntaria, esta es la forma en que se libera al hombre, para que este pueda crecer a su propia velocidad. Esta racionalidad es conocida como “razón emancipadora”. Por ello la “Filosofía del Software Libre” posee cuatro reglas y nada más, ya que tiene tanto una carga ética como moral.

Varios años después de la aparición del software libre, y visto como una confusión con el nombre (software libre), por el propio Richard Stallman, aparecería el “Open Source” o “Código Abierto”, pero responde a una “realidad” actual analizada en este punto, y es que todo debe ser “productivo” y “pragmático”, de lo contario no vale, tiene que responder a un léxico que llame a los empresarios, y el léxico de ellos es productividad y por que no decirlo, dinero. Los autores del Open Source se dieron cuenta que para generar software de mejor calidad era necesario compartir el código (Catedrales y Bazares), por lo que dijeron que no era importante la libertad en sí, lo importante es “compartir”, es decir, el fin es la productividad, es hacer negocios, no es el hombre en sí mismo, el medio es la compartición del “código fuente”, en otras palabras el medio son las personas, su conocimiento, ya que si no comparten no son productivas y no producen dinero (para que sea productivo debe tener reglas rígidas y claras, por ello tiene diez). Se volvió a confundir los medios y fines.

Como ejemplo, un defensor del software libre frente a un programa de Windows diría: “este software es inmoral, ya que tengo derecho a ver lo que hace en mi computador y no me están dando esta libertad”, un defensor del código abierto diría: “este software es de mala calidad ya que pocas personas han participado de su desarrollo y depende de una sola empresa (Microsoft por ejemplo) para evolucionar”.

Irónicamente la forma de introducir el código abierto en las empresas sea este “software libre” o “código abierto” sin querer caer en redundancias, fue producido por este nuevo vocabulario, ya que no se habla de “ideales” a los empresarios, se los conversa en su propias construcciones, se les habla de productividad, pragmatismo y de negocios, he ahí su éxito.

Tal es el caso de hoy día que para muchos informáticos las palabras “software libre” y “código abierto” son sinónimos, sin saber de estas diferencias. Los dos tienen en común que el código fuente de los programas permanezca abierto. Pero para los que conocen estas diferencias las polémicas son encendidas, por ello se ha tratado de llegar a términos que converjan en las dos tendencias y baje el nivel de discusión, tal es el caso de FLOSS, siglas de “free/libre” y “open source software”, en inglés.



[1]Nacido el 25 de abril de 1922 en Carouge (Suiza) es un suizo cardenal de la Iglesia Católica Romana, República Dominicana, teólogo emérito de la Casa Pontificia. Georges Cottier se unió a la Orden de los Dominicos en 1945 y fue ordenado sacerdote en 1951. Fue profesor en las Universidades de Ginebra y Friburgo. Se convirtió en secretario de la Comisión Teológica Internacional en 1989. Fue nominado al Pro-Teólogo de la Casa Pontificia en 1990. Fue nombrado Arzobispo titular de Tullia en 2003 y consagrado el 20 de octubre de 2003.